Postura. Pablo Iglesias (Der.) está contra el ‘ensimismamiento y la división’, que a su juicio sólo benefician a sus rivales.
Los militantes de la formación de izquierdas española Podemos dirimen con su voto si quieren mantener como instrumento la presión que supone la movilización en las calles o si optan por dar más peso a la labor del partido en las instituciones.
El líder del partido, Pablo Iglesias y su lugarteniente, Íñigo Errejón, representan respectivamente ambas posiciones sobre las que podían pronunciarse los 450 mil inscritos en ese partido de izquierdas que cuando fue creado, en 2014, quiso hacer suyas las reivindicaciones de los "indignados" españoles que pedían la regeneración de la vida pública.
En la actualidad Podemos es el tercer partido en el Congreso de los Diputados, tras el gobernante PP (centroderecha) y los socialistas (PSOE), pero las encuestas ya le sitúan en segundo lugar tras los conservadores.
A pesar de esa situación, notable para un partido tan joven, Podemos ha llegado a su segundo Congreso, este fin de semana, con una profunda división por las dos líneas que defienden Iglesias y Errejón.
Los gritos de "unidad, unidad" con los que ambos fueron ayer recibidos por los asistentes al congreso denotan la preocupación por el riesgo de un cisma, porque las semanas previas han estado marcadas por duros ataques entre ambos bandos.
A primera hora de ayer había votado el 31 % de los inscritos, con la particularidad de que se votan los cuatro documentos que marcarán la línea política de Podemos, a los 62 integrantes del órgano directivo (Consejo Ciudadano) y al secretario general.
Confrontan
Aunque estuvieron más suaves:
⇒ Iglesias y Errejón llevan días con un fuerte intercambio de críticas.
⇒ Al punto de que Iglesias lamentó haber dejado que su lugarteniente acumulara tanto poder.