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No acaba la globalización

Opinión - Jaque mate

No acaba la globalización

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SERGIO SARMIENTO

La globalización no va a terminar simplemente porque un proteccionista sea inquilino de la Casa Blanca. Nadie puede subestimar los daños que Donald Trump puede hacer a la economía de México y a la del mundo si desecha medio siglo de esfuerzos para construir un sistema de libre comercio en el mundo, pero no será fácil destruir una fuerza que surge de las libertades más fundamentales del ser humano.

Trump utilizó la insatisfacción de algunos grupos con el libre comercio y la migración para conquistar la presidencia de Estados Unidos. Ha aprovechado también una insatisfacción generalizada con todos los gobiernos y que se ha traducido en resultados sorprendentes en elecciones y referendos en países muy diversos. Su victoria fue producto también del éxito de una serie de campañas de propaganda contra el libre comercio que han montado grupos proteccionistas de izquierda, pero que han abierto el camino para el triunfo de Trump.

Sin embargo, es claro que el libre comercio ha sido una fuerza positiva para la economía y que ha logrado el mayor descenso de la pobreza extrema en la historia de la humanidad. En 1950, cuando empezó a forjarse el sistema de libre comercio que tenemos en la actualidad, el 55 por ciento de la población del mundo vivía en pobreza extrema. En 2015 esta cifra se había reducido a 9.6 por ciento.

El comercio internacional ha sido el gran motor en esta caída histórica. La enorme mayoría de quienes han escapado de la miseria viven en países como China y la India que, después de vivir agobiados en la peor de las pobrezas, han logrado una extraordinaria transformación tras abrir sus economías.

Todo cambio económico produce ganadores y perdedores, es cierto. Algunas industrias en países desarrollados han perdido dinamismo o incluso han tenido que cerrar sus puertas debido al impulso de otras naciones productoras. Pero esto no necesariamente debilita a los países, sino que puede fortalecerlos. La industria automotriz de Estados Unidos, por ejemplo, no solo no ha desaparecido, sino que se ha expandido gracias a los acuerdos con empresas de otras naciones y al establecimiento de plantas de producción en México.

Muchos de los empleos que se han perdido en los últimos años habrían desaparecido de cualquier manera. La mudanza de centros de producción ha tenido un impacto pequeño en la pérdida de puestos de trabajo, mientras que los cambios tecnológicos han sido mucho más importantes. A pesar de todo, los países desarrollados, y especialmente Estados Unidos, tienen en este momento tasas de desempleo muy bajas.

Algunos activistas, tanto de izquierda como de derecha, quisieran que desapareciera el libre comercio. Esto es producto, en ciertos casos, de la ignorancia, pero en otros de la mala fe. Algunos grupos políticos están convencidos de que las cosas deben empeorar para producir una revolución que cambie de raíz el modelo económico e introduzca un sistema económico que puedan controlar sin contrapesos.

Pero de nada servirá que algunos quieran acabar con el libre comercio. La globalización es una consecuencia natural de la tecnología que une a todo el planeta y de la libertad individual para buscar la prosperidad propia y la de nuestras familias. La globalización es una consecuencia natural de la libertad humana.

Twitter: @SergioSarmiento

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