La Habitación de los Libros Prohibidos (2014). Foto: Annet Gelink Gallery
Alicia Framis es una artista contemporánea que mediante su obra reflexiona acerca de los problemas de la sociedad moderna; entre sus trabajos destacan performances sobre la urbanidad, la soledad y la memoria del horror, que han llamado la atención de todo el mundo.
Alicia Framis nació en 1967 en la cosmopolita ciudad de Barcelona. Sus inicios como artista se remontan al estudio de las bellas artes en la Universidad de Barcelona y École de Beaux Arts de París. Después, fortaleció su formación artística al cursar un posgrado en el Institut d’Hautes Arts de París y otro más en el Rijksakademie Ban Beelde Kunstende de Ámsterdam. Desde entonces, su andar por el mundo no ha tenido pausa y se ha establecido por largas temporadas en ciudades europeas y asiáticas, donde ha intervenido con su interesante trabajo.
La dimensión artística de la catalana se puede ver en su multidisciplina que abarca bastas áreas, como la urbanidad, el diseño, la moda y el performance.
En cuanto al aspecto ideológico, en su obra se puede encontrar con regularidad el tratamiento de las problemáticas de la existencia humana en la sociedad contemporánea, desde distintos encuadres. El hábitat de la obra de Framis se es la cotidianidad de las urbes; se trata de una artista que acapara la atención del espectador ofreciéndoles novedosas formas de interacción y convivencia.
Para algunos, es la revolución femenina del arte, un ojo contemporáneo que es capaz de analizar el diseño arquitectónico de las ciudades y evaluar los fenómenos sociales que pueden generarse en estos espacios; que de igual forma puede abordar la equidad de género a través de sus performances que analizar los puntos de comunicación que existen en la vestimenta de un determinado grupo mediante la moda.
Su trabajo incita a la reflexión del mundo donde vivimos, a sus problemas y sus errores. Una crítica al modus vivendi que busca exaltar la conciencia del espectador. Entre los temas que se pueden encontrar en sus obras están el rechazo a la guerra, la memoria del horror, la violencia de género, la cotidianidad social en las urbes, la crítica al capitalismo, etcétera.
LA SOCIEDAD COMO EJE ARTÍSTICO
El artista visual chileno Flavio Fernández Muñoz, indica en su ensayo Arte y sociedad, publicado por el portal web critica.cl, que el arte se relaciona con la sociedad cuando la observa, la analiza y construye para ella unos lenguajes que la muestran en sus aspectos constitutivos relevantes, incorporando en este quehacer necesidades funcionales: arquitectura, objetualidad de uso, relaciones con el espacio hábitat amalgables y relacionadas con quienes lo habitan.
La semilla de la relación arte y sociedad viene programada desde el génesis de la vida. Tanto el medio ambiente, el entorno y los contendedores de la existencia, proveen al arte de significados, y de igual forma generan herramientas, estructuras y eventos que se asientan con relevancia para los grupos humanos.
Lo anterior es se refleja en el trabajo de Framis. Cabe volver a recalcar que su estilo engloba una cantidad sobresaliente de aspectos sociales. No es un arte egoísta, sino que toma en cuenta el entorno en el cual se desenvuelve la obra. Esta visión de Framis se debe a que considera que el arte es para la gente, tal como lo compartió en una entrevista para el portal laboratoriodearte.org en 2014.
Vengo de una generación de personas que creíamos (y aún creemos) que el arte no es sólo un objeto de valor, sino una herramienta para la que la gente se junte, hable, se informe, intercambie ideas, etcétera. También sirve para resistir a lo que pasa hoy en día y, sobre todo, para crear nuevas posibilidades de vivir juntos. Además, la experiencia del arte no tiene por qué ser sólo visual y en ella se pueden incluir todos nuestros sentidos, como sucede en la vida misma. En nuestro día a día no sólo vemos, sino que vivimos. Vivir como el arte es una experiencia total.
En dicha entrevista también recalcó que concibe al arte como un pensamiento avanzado de la sociedad (como el hablar de lo invisible y de la libertad) y que posee la capacidad de cambiar la forma en que se desenvuelve y la manera de relacionarse.
Framis siempre lo ha tenido claro; si el artista busca desenvolverse y crecer en cuanto a su creatividad, tiene que salir de su zona de confort y aprender de lo que se está trabajando y cómo se vive en otras partes del mundo. Es bueno buscar lo inconfortable, salir y aprender del mundo. Además les aconsejaría también que se reten cada día y que se unan más que nunca a otros artistas y a profesionales para crear colectivos de pensamientos y acción.
OBRAS SOBRESALIENTES
El trabajo de intervención de Alicia Framis puede encontrarse en la pieza Walking Monument Amsterdam (1997), la catalana le compartió al canal de televisión español TVE que la idea de la pieza surgió cuando se encontraba en Ámsterdam restaurando un monumento dedicado a la Segunda Guerra Mundial. El monumento era el National Monument, el más controversial de la capital holandesa.
Framis expresó que su postura, como artista que interviene en el espacio público, era que lo que consideraba importante no era tanto el monumento en sí, sino gente que habitaba la plaza donde se encontraba. Para la pieza, intentó replicar el monumento (que se había extraído de la plaza debido a su proceso de restauración) a través de 112 personas que se unieron para formar un círculo, seguidas de 25 hombres que treparon en sus hombros constituyendo los cimientos de una torre humana; finalmente, en la cúspide del centinela viviente, una niña termina la torre y alza su mano en dirección al cielo. Esta obra tuvo una dimensión de 11 metros de altura y se necesitaron 150 ciudadanos holandeses para lograrla.
Por otra parte, en el año 2000 presentó un proyecto itinerante en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) que trataba sobre la soledad en la ciudad. Dicha propuesta consistía en una carpa donde se ofrecían diversas actividades que se trasladaban desde talleres, clases de cocina, bailes y hasta un concurso de skateboarding.
La reflexión que tuvo Framis fue que lo problemas de las sociedades urbanas son consecuencias de los cambios en la vida moderna, al mismo tiempo afectados por una planeación arquitectónica que desfavorece la comunicación. Para la artista, el espacio público se encuentra cada vez más regulado, lo que obstruye un uso libre por parte de los ciudadanos.
En mayo de 2000, Alicia Framis habló sobre este proyecto para el periódico español El País. Al principio del siglo XXI la artista ya hablaba de problemas sociales surgidos a través de la interacción por el ciberespacio: soy una artista del performance y en este sentido entiendo el arte como una herramienta de intercambio, de contacto entre la gente. No tengo ningún interés estético en el sentido clásico. La performance siempre se ha interesado por este intercambio entre la gente y el artista, y esto es un poco de lo que intentamos hacer en este proyecto... Para mí la soledad es consecuencia del tipo de ciudad que se está proyectando ahora. Y es curioso que al mismo tiempo se esté potencializando la individualidad, también parece que queremos estar más conectados que nunca con los móviles o con el internet.
Otra de sus obras sobresalientes es Guantanamo Museum (2008), una alegoría de museo en el sitio donde se encuentra la presidiaria base estadounidense y que recuerda el horror que tiene lugar ahí.
La historia de esta obra surge cuando Elmgreen & Dragset concesionó a varios artistas para laborar sobre la idea de Guantánamo. Framis propuso dicha pieza por su creencia de que siempre hay que crear espacios para recordar el horror. La artista justifica esta acción con la idea de que si la sociedad extermina todas las memorias del horror corre el riesgo de repetir su historia.
Respecto a esta obra, Framis recalcó en una entrevista para la revista El Cultural, en 2008, que se trataba de una alternativa sobre algo que tiene que acabarse.
Con el tiempo he aprendido que ir en contra de algo es impedir que desaparezca, así que prefiero la estrategia de transformación de las cosas. Había incluso pensado en convertir la prisión de Guantánamo en una mezquita, un lugar que los familiares pudieran utilizar como lugar de peregrinación. Tenemos que hacer espacio para el luto, para el horror, para el perdón, para la memoria.
La más reciente intervención artística de Alicia Framis es La habitación de los libros prohibidos, que se encontrará hasta mayo de 2017 en la Blueproject Fundation de Barcelona. Se trata de una habitación de madera que contiene algunos de los libros que han sido censurados a lo largo de la historia.
La catalana propone evaluar los daños de la censura que alguna vez atacó de frente a libros ahora considerados como verdaderas obras maestras, algunos incluso pertenecientes al patrimonio cultural mundial. Entre los libros que se encuentran en esta exposición están Cándido de Voltaire, los escritos de Nabokov (considerados inmorales) y hasta 200 libros que además de plantear los problemas de censura en distintos momentos históricos, coloca el dedo en la llaga sobre otros dispositivos de alienación dentro de las arterias sociales.
Twitter: @BeatsoulRdz
