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Al Larguero

LA SEDUCCIÓN

ALEJANDRO TOVAR

El dramatismo dominical que capturó la atención mundial, debe tomarse como una maravillosa enseñanza de vida, sobre todo para las nuevas generaciones de cualquier actividad, de cualquier color, de cualquier país, de cualquier religión. Si los jóvenes han titubeado en razón natural de su inexperiencia, solamente tuvieron que asomarse a la pantalla televisiva para enterarse de que hay hombres que crean un mundo distinto para todos con un solo movimiento de su cuerpo, con el cerebro en galope y el corazón como bomba por estallar. Hombres como Brady con su ejemplar ejército de gladiadores.

Uno de los nietos lloraba frente a la tv porque "sus" Pats eran arrollados por la máquina de Atlanta y él mismo presagiaba una paliza. Dos horas después se tomaba fotos con sus gorras y chamarras de NE, porque Brady había realizado el milagro al que solamente le faltaban las notas bélicas de la Caballería Ligera para adornarlo. No cabía de gusto, pero más lo apreciaron sus viejos porque esa enseñanza maravillosa le señalará el camino de la vida, que solamente está hecho de una gran fe, de trabajo, de estudio y de enorme perseverancia.

Uno debiera preguntarse por qué va quedando esa duda en el piso, ¿es traición disfrutar o admirar el arte del rival? y todo viene porque a veces no parecemos dueños de nuestros deseos por eso nos perturban. Somos como soldados de plomo que van siendo movidos por la magia publicitaria, que si bien nos mete en el laberinto del deseo, va dejando de lado el hermoso, anhelado, acariciado y hasta añorado espacio donde habitan los sueños.

Los fans quisieran conseguir su sitio adecuado en el mar de gritos y opiniones para invocar la vieja sabiduría de los mitos, sin renunciar del todo a la razón, pero es imposible, la juventud impone sus creencias y aplasta todo intento de los veteranos que buscamos los ojos de alguien que nos secunde en ese hermoso y desusado arte de extrañar a nuestros héroes.

Total que la tv domina el domingo y a la familia toda. Los chicos llenan la sala de vítores y cifras, aquello es como una locura colectiva que sólo se atenúa cuando aparecen las costillas asadas. las salsas picosas, las birrias heladas. En un rincón el abuelo entiende su rol que es retomar la bandera del idealismo que hoy ha quedado a la idea de supervivencia y que el futbol americano tiene algo de poesía porque todos los atletas viven asomando al abismo.

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