Triunfo. El mexicano no pudo asistir a la ceremonia de premiación pero agradeció el galardón a Mejor Dirección de Arte.
La tercera fue la vencida para Eugenio Caballero y ayer por la tarde el mexicano se elevó con el premio Goya a lo mejor del cine español en la categoría de Dirección Artística, por su trabajo en Un monstruo viene a verme.
Antes había estado nominado por la fantasiosa El laberinto del fauno, que le valió un Oscar y Lo imposible, dirigida por Juan Antonio Bayona.
Bayona fue quien lo llamó de nuevo para Un monstruo viene a verme, cinta basada en una novela de Patrick Ness, que narra la historia de "Conor", un niño de 12 años que trata de hacer frente a la enfermedad de su madre con la ayuda de un monstruo que viene a visitarle por la noche.
"¡Sí, por fin!", dice Eugenio del otro lado de la línea telefónica, poco antes de abordar un avión.
"Pero al final para mí los reconocimientos cobran importancia en función de la película, a mi lo que me interesa es que conecte con la gente y sigo pensándolo", abunda.
La Dirección Artística (Diseño de producción o de Arte en otros países, como México), es la responsable de diseñar sets y los ambientes físicos que permitan contar la historia.
Para Un monstruo viene a verme, además de construir físicamente algunas partes del cuerpo de un árbol gigante, también fue responsable de otras cosas como dos casas, todo en foro.
Caballero no asistió a la ceremonia del Goya, en España, por estar trabajando en Roma, el nuevo proyecto del también ganador del Oscar, el mexicano Alfonso Cuarón.
El Goya fue su segundo premio en tierras ibéricas esta semana, pues el domingo pasado logró el Gaudí, galardón que otorga la Academia de Cine Catalán.
"Ya iré por los dos, ahora ando en otra película que para mí, también, es muy importante y de mucha satisfacción", destacó.
El trabajo de Caballero también ha podido ser visto en películas como Resident evil: extinction, Zurdo y Me estás matando Susana.
"Si no te sigues divirtiendo como un niño cada vez que lo haces (tu trabajo), con toda la presión económica que tienes o de tiempo no puedes, al final (lo que te mueva) tiene que ser la ilusión de seguir jugando a contar historias", dijo el mexicano.
Desde siempre se ha conmovido por la parte narrativa de las películas de las que ha formado parte. "Crear historias dentro del lado visual. Yo no hago sets para que nada más se vean padres sino para que de alguna manera den un contexto y cuenten una historia".
Aunque por años se había alejado de los filmes fantásticos, pero no le importó volver al género que lo llevó a la fama, ya que el tema a tratar lo valía.
Un niño (Lewis MacDougall) vive con su madre (Felicity Jones) en el norte de Inglaterra aislado en un suburbio alrededor de Manchester, a pesar de su buena relación todo cambia; ella está enferma y va perdiendo la batalla, que repercute en su abuela (Sigourney Weaver) y su padre (Toby Kebbell).
"Empieza a afrontar esos miedos que tiene y para entender lo que está pasando establece una relación con un personaje que es un árbol que ve desde su ventana, en la parte de arriba de una colina. Ese árbol se transforma en un monstruo que viene y le cuenta tres historias que al principio parecen inconexas, después ves las claves para hacer las paces con lo que le toca".
Este monstruo es personificado por Liam Neeson, quien utilizó un traje de motion capture en la película que el creador considera como ambiciosa.
