¿Qué pensarían ay los americanos?
¿Qué combatir era un baile de karki?
y con su cara llena de vergüenza se regresaron todos a su país
Corrido de la revolución.
En 1904, el insigne nicaragüense Rubén Darío escribió una de sus más célebres poesías: "A Roosevelt"; en ella describe el comportamiento del coloso de Norteamérica como un potente conquistador, cruel, ambicioso y sin límites en su pasión por dominar al mundo.
Hace unas horas juró como presidente de los Estados Unidos una persona que compite en demencia política con Hitler y con Stalin: Donald Trump, un cazador como Nemrod, digno émulo de Búfalo Bill que destruye la naturaleza y se prepara a invadir a la América ingenua que tiene sangre indígena, que aún reza a Jesucristo y aún habla en español; según profetiza la poesía mencionada.
Rubén Darío conocía las hazañas de los hombres de ojos sajones y alma bárbara, quienes se creen dioses y aseguran poseer un "Destino Manifiesto" que les permitirá conquistar las estrellas, como Víctor Hugo dijo a Grant. Y uniendo el culto de Hércules al culto de Mammón; han destrozado América Latina y han asolado al mundo entero con su "Big Stick".
México ha sufrido infinidad de agresiones políticas, económicas y militares de Parte de Los Estados Unidos. Apenas surgida la independencia, enviaron a Joel R. Poinsett como ministro plenipotenciario con la oferta de asegurar su trono a Agustín de Iturbide si este le cedía los territorios del norte del país, el resultado, conocido, Iturbide, por orgullo, por interés en su imperio o como quieran verlo, se negó y los gringos, a través de sus logias masónicas que les eran servirles le destronaron. Ya con gobiernos afines, en 1836 Texas se separa de México y diez años después, en una guerra cruenta, injusta y desigual, nos despojaron de la mitad del territorio con el que habíamos nacido. Para esa guerra, además de los miles de soldados profesionales que traían en sus filas, contaron con los "Polkos" traidores de origen mexicano que bloquearon las defensas facilitando la invasión. Poco después, en 1859, otro traidor que fungía como presidente de la república; firmó el tratado Mc. Lane-Ocampo; este permitía la ocupación gringa de varios puntos del país, entre ellos el Istmo de Tehuantepec y el libre paso de tropas americanas.
Durante el Porfiriato buscaron varias veces ocupar el territorio mexicano, pero el General Porfirio Díaz defendió la patria y derrotó toda maniobra gringa; epopeya que el priismo obregonista ha borrado de la historia nacional. En 1914 atacaron y ocuparon Veracruz, defendido débilmente por los cadetes de la escuela naval. En 1916 invadieron Chihuahua con el pretexto de perseguir a Francisco Villa. En 1923 constriñeron a Álvaro Obregón a firmar el tratado de Bucareli que comprendía, en su parte oculta, compromisos leoninos como que México ya no crecería en líneas ferroviarias, (hoy poseemos las mismas rutas que construyó don Porfirio) para obligarlo a utilizar camiones americanos como únicos medios de transporte terrestre, además de otras prohibiciones y exclusividades industriales; Obregón firmó y su régimen, a diferencia del de Iturbide, subsistió.
Hoy los mexicanos volvemos a sufrir las amenazas de una nación potente y grande; cierto, como dice Rubén Darío, cuando ella se estremece hay un hondo temblor que pasa por las vértebras enormes de las sierras madres y si clama se oye como el rugir del león. Su xenofóbico, racista y esclavista presidente vocifera que México ha dañado a su país y que por ello debe pagar y mucho: un muro y la pérdida de Industrias automotrices, farmacéuticas y las que se le ocurran luego, incluso, no sólo las americanas, sino la europeas y asiáticas; si desobedecen serán afectadas por impuestos especiales. A este fascista se le olvida que los tributos y aranceles son generales, no pueden ser exclusivos o dirigidos a ciertos sectores, pero como se cree Dios mismo, busca destruir la soberanía de nuestra patria, para empequeñecerla, empobrecerla más de lo que ya está, desesperarla y luego, que ella mismo pida que la rescaten, sumándola al territorio gringo.
Lo que no previó Rubén Darío es que hubiera abyectos y serviles políticos que se humillarían ante los dictadores gringos; que los promovieran en sus campañas con tratamientos de estadistas, cuando era simple candidatos y así, asegurando su triunfo electoral. En este momento lo más terrible es que no tenemos quien nos defienda; hasta el chapulín colorado se murió. peña nieto no va a aceptar abiertamente el pago del muro, pero en lo oscurito, igual que Juárez, buscará un inodoro donde esconderse para firmar las condiciones de Trumpito; eso está claro desde que volvió a colocar en el gabinete a videgaray.
Ahora es Goliat insultando a David; porque lo ve pequeño, pero le va a salir respondón, porque los mexicanos no somos los afganos; nos parecemos más a los vietnamitas; además Trumpito no es absoluto, tiene un congreso que lo puede frenar y ya enfrenta problemas de corrupción en su gabinete, en especial con su secretario del tesoro. Las cachetadas, las fanfarronerías y las caricias o señas que nos envía con intenciones lascivas de carácter hitlerianas, lo hace sabiendo que de parte del gobierno peñista no habrá respuesta porque está asustado y subyugado.
Yo sí me sumo a la propuesta de muchos mexicanos conscientes, estamos de acuerdo en que nosotros paguemos el muro, si, con nuestro dinero e incluso, nuestro esfuerzo, yo personalmente voy a construirlo; si, siempre y cuando se levante en las fronteras de 1835, antes del saqueo de Texas, California, Nuevo México y demás territorios.
Quedan dos caminos, el histórico: sacar de la tumba al Batallón de San Patricio, a José Azueta y a Francisco Villa con sus dorados; y el segundo, el único viable: la inmejorable solución a toda la problemática nacional, la ciudadanía, la organización social, viva la ciudadanía. Y finalmente, concuerdo con la amenaza de Rubén Darío: "Tened cuidado. ¡Vive la América española! Hay mil cachorros sueltos del León Español; y pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!".
