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Irving Cano

Artista mexicano que brilla en el mundo con su grafiti

Foto: Benedicte Panariello

Foto: Benedicte Panariello

REDACCIÓN S. N.

A través del grafiti, el artista mexicano Irving Cano, ha alcanzado el sueño de mostrar al mundo la riqueza de su tierra y demostrado que esa manera de expresión se puede convertir en un arte cuando se realiza con respeto, disciplina, dedicación y sobre todo con el corazón.

Prueba de esto es que el talento de este artista originario de Santa María Xadani, Oaxaca, ha llegado a lugares que nunca imaginó llegar, como su reciente viaje a los Emiratos Árabes, donde fue invitado a participar en un proyecto de rescate de espacios planos en la ciudad de Dubái.

En dicha urbe dejó testimonio, a través de su pintura, de lo que es el Istmo de Tehuantepec, su iconografía y todo el colorido de la cultura zapoteca.

El joven oaxaqueño tiene su taller a diez minutos de Cuernavaca, Morelos, y en medio de pinceles, bocetos, cuadros y pinturas, compartió durante una entrevista su experiencia como grafitero y ahora como maestro muralista.

EL PODER DEL GRAFITI

Sobre sus inicios, el oaxaqueño recuerda que “Todo comenzó con la curiosidad de aprender a hacer un grafiti al ver, un día, una exhibición de grafiti en el municipio de donde yo soy, hace como diez años. Me llamó mucho la atención ver cómo a través de ese arte se podían hacer figuras estéticas con aerosol, porque yo sólo había visto grafitis ilegales que nunca me llamaron la atención”.

Cano confesó que le fascinó descubrir que podía hacer formas estéticas, con detalles, y de ahí nació su curiosidad de adentrarse en ese mundo.

“Busqué ayuda para aprender más, pero allá en Xadani era complicado, así que comencé comprando revistas especializadas en grafiti, viendo estilos, conociendo otras técnicas, hasta que encontré un grupo de chavos que practicaban el grafiti a un nivel muy alto y me uní a ellos y aprendí viendo, pues nunca me enseñaron, todo fue fluyendo de mi parte”.

El artista urbano hizo referencia a que gracias a ese grupo de grafiteros que encontró en Juchitán, Oaxaca, poco a poco logró perfeccionar su trabajo hasta crear su propio estilo y, con base en ese estilo, ha podido plasmar todo el color y la grandeza de su tierra zapoteca.

“Yo no sé sí nací con el don de dibujar, sólo recuerdo que en mi infancia me gustaba ir a la casa de mis abuelos en Xadani porque tenía mucha libertad, jugaba en el campo, disfrutaba del paisaje, las flores, los olores, me sentía libre y además esculpía cosas en barro, hacía construcciones enormes con barro”, rememoró.

“Más grande quise aprender a dibujar, pero lo dejé hasta que encontré el grafiti, que fue la chispa que faltaba para que yo detonara esa parte que había en mí”.

SENTIDO ARTÍSTICO

Su primer grafiti lo hizo a los 17 años; no fue a manera ilegal o por rebeldía, sino que fue un trabajo que durante mucho tiempo le rondó en la cabeza.

“Desde que conocí el grafiti mi intención no fue hacerlo de manera ilegal ni por rebelde, sino que me imaginaba muros o paredes con diseños que nacieran del fondo de mi ser”, explicó el joven artista.

El primero que hizo fue muy planeado, un trabajo al que le dedicó mucho tiempo. No llegó a una barda, pintó y se fue, sino que fue ‘ilegalmente’ bien planeado”, contó sonriendo.

Al terminar su preparatoria en Oaxaca, se fue al estado de Morelos para estudiar en la universidad la carrera de Sistemas; por falta de tiempo se tuvo que alejar del grafiti.

“Se me complicó en esa época, pero cuando se me daba la oportunidad de dibujar, le daba el mil por ciento y nunca claudiqué, porque he visto a muchos compañeros que iniciaron conmigo y de cierta forma se han alejado. En mi caso no, yo concluí mi carrera, pero lo mío es el dibujar y cuando lo hago me siento como en casa de mis abuelos, libre y con muchas ganas de volar muy alto”.

Las cosas no han sido nada fáciles, pues ha batallado para que su arte sea visto y luego reconocido. “Soy de las personas que piensa que si sé hacer algo, hay que compartirlo, y si yo puedo darle un movimiento a los espacios, pues hay que hacerlo. Me encanta darle vida a los espacios y que estos sean del pueblo y para el pueblo”.

DEL ISTMO PARA EL MUNDO

Reconoció que su trabajo comenzó a llamar la atención cuando “comencé a crear diseños auténticos y originales. Sacar diseños propios me sirvió para que la gente que se dedica a esto volteara a ver mi trabajo y pues esto me fue motivando; cuando veía la respuesta de la gente hacia lo que hacía, pues me entusiasmaba más”.

Comenzó con pequeñas bardas o muros, hasta llegar a los grandes murales, de lo que hay en varias partes de la Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala, Morelos y en su estado natal.

“Los grandes murales yo hubiera querido haberlos iniciado, hacerlos en la región del Istmo, pero por los recursos o los espacios no se pudo y tuve que hacerlos fuera. En mis primeros diseños tuve que estar encerrado en el Istmo, en casa de mi mamá, para llenarme de inspiración con los colores, las flores, la fauna. Allá está mi zona creativa”.

Al hablar de su técnica, Irving comentó que la manera en que ejecuta sus murales no fue del agrado de algunos expertos grafiteros.

“Siempre me ha gustado ir mejorando la calidad y el acabado de mis obras y lo que hice fue combinar el aerosol con el acrílico, con los pinceles, para poder tener presentar un mejor trabajo y aunque a algunas personas no les agrada, afortunadamente ya hemos hecho unos cuarenta muros que llevan la firma de Irving Cano”.

Es por eso que su técnica y el colorido de sus murales llamó la atención de otros grandes maestros de la pintura y fue así como su arte llegó hasta Dubái.

Explicó que “todo surgió el año pasado, cuando asistí a un festival de arte urbano en la Ciudad de México y ahí vienen invitados de varios países. En esta ocasión me tocó la oportunidad de convivir y colaborar con artistas de Perú y de República Dominicana. Yo conocí su trabajo y ellos estuvieron viendo el mío, mis habilidades y sobre todo la temática que utilizo en mi trabajo”.

“Creo que eso les agradó y fue como me invitaron a ser parte del grupo que iría a pintar a los Emiratos Árabes”, agregó el grafitero.

Luego de ese festival, los artistas latinoamericanos le dijeron que lo llamarían, “pasaron nueve meses para que me llamaran y me dieron la noticia de que el proyecto al que me habían invitado sería en Dubái”.

“Me explicaron que la idea era que en una parte del muro yo creara flores istmeñas, uno de los principales símbolos que yo plasmo en mis obras, y pues luego luego acepté y partí para allá el pasado mes de junio”.

El artista mexicano comentó que desde que llegó a Dubai todo fue trabajar y trabajar, bajo un intenso calor y otras inclemencias del tiempo; “estuve más de un mes por allá, casi cuarenta días pintando, creo que sólo tuvimos dos días de descanso y los demás fue de puro trabajo”.

“El muro está en Abu Dabi y mide nueve mil metros cuadrados aproximadamente; fue algo pesado porque estuvimos pintando a 46 o 50 grados, esto a veces se ponía horroroso y además las tormentas de arena se ponían muy rudas”, relató.

El traslado de las pinturas y el hecho de que no había nada de sombra “fue algo pesado, pero fue una muy buena experiencia, me agradó mucho cómo quedó el trabajo”.

LA MARCA IRVING CANO

Además, del colorido de las flores istmeñas y la fauna de su tierra, en sus obras Irving Cano utiliza mucho los corazones.

“El diseñar corazones me ha gustado mucho y es uno de mis favoritos, porque en un corazón que es como mi estandarte, viene de adentro, la flor de mi tierra. Pinto los tejidos de los vestidos que usan las mujeres de mi tierra, la fauna de la cultura zapoteca y es en ese corazón donde nace toda mi inspiración”, precisó.

Ahora, además de sus reconocidos murales, Irving Cano se ha vuelto empresario y a través de su página en internet vende playeras con diseños multicolores, siempre con la temática de su tierra; ahora prepara una línea de lentes de madera que también llevarán su arte y su marca.

“Mi intención es rescatar la cultura zapoteca a través de este arte, que es muy libre y expresivo, de una manera fácil de entender. Existe mucho talento en México en el arte del grafiti, lamentablemente hay muchos que sólo lo usan para vandalizar, pero afortunadamente ya son menos y ya el grafiti se ve como un arte que se respeta”.

Foto: Irving Cano
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