Aunque los enterados procuran incentivar el paso de Hirving Lozano a Europa, los que gustamos del futbol vertical, queremos seguir admirando el paso vertiginoso de la joya mexicana del Pachuca, quien apenas arrancando la liga marcó tres goles al León en el mismo terreno de la fiera, cuya defensa, sobre todo Novaretti, vivieron todo el partido con las alarmas en rojo, con la velocidad, habilidad y valentía del joven capitalino que no se esconde ante las agresiones.
El asunto no es saber cuánto tardará en ser exportado, sino cuánto durará lo suficientemente sano, sabiendo todos que es el blanco favorito de los impotentes, que llevan su dureza al cinismo, ante la pasividad, omisión y complicidad arbitral que no trabaja nunca, al menos en este caso, con la dureza necesaria para proteger a un valor de tan destacados niveles de efectividad y espectáculo.
Ese asunto incalculable que es la fe de Jesús Martínez, dueño del Pachuca, en crear una cantera fructífera y rodear a sus valores con extranjeros valiosos (esos sí) con entrenadores capaces, formadores y resolutivos, es factor que debe ser reconocido. El sábado apenas, regresaba otro crack, Gutiérrez, que apenas se asomó a la cancha y con ese perfume de talento que alivia y motiva, metió dos balones largos al famoso Chuky para otros tantos goles, mientras Navarro y Novaretti quedaban muy atrás, con la sola obligación de mirarle el número y aplaudir la definición.
Sometidos sin remedio en el perímetro de su área, totalmente fuera del radar del rival, los verdes se cansaron de pegar, sin que el novel árbitro Funk, acertara a manejar la situación. Lo peor vino cuando el central argentino, en el límite de la impotencia escupió a Lozano y éste, sorprendido, respondió con un tibio codazo. El juez no vio o no quiso ver, como igual la gente de Fox que trasmitía el partido por tv, aunque todos lo observamos. ¿Cómo se puede explicar todo eso?
Luego la Comisión Disciplinaria anuncia una "investigación de oficio" en el caso. ¿Qué es lo que van a investigar ante tales evidencias? Es claro que la credibilidad administrativa, el arbitraje y algunos medios, poco a poco van fundiendo sus pilas, porque el fracaso ignora el poder de la suerte y por desgracia nos dejan con la impresión, a los pobres aficionados, que muchas veces el mundo del futbol, tan comercializado, comprometido, saturado de intereses, nos confunde con ignorantes que no podemos ni sabemos pensar, que vivimos en un mundo oscuro, que somos ciegos y tontos.
