Reacción. Los especialistas advierten que es evidente la mano del Gobierno en los actos de violencia.
Consultados sobre las protestas en contra del alza al precio de las gasolinas, cuatro científicos sociales señalan la necesidad de distinguir entre los ciudadanos que toman las calles y quienes han incurrido en saqueos y actos vandálicos.
Desde sus campos de estudio, el historiador Lorenzo Meyer, el psicólogo social Pablo Fernández Christlieb y los sociólogos Héctor Castillo Berthier, especialista en bandas juveniles, y Daniel Hernández Rosete, estudioso de la pobreza, advierten intentos de manipular el origen de la protesta por el gasolinazo.
"Da la impresión que, antes que querer perder control de contextos geopolíticamente muy importantes para las elecciones de 2018, buscan inducir un estado de choque para legitimar la militarización del lugar", expone Hernández Rosete.
A decir suyo, es evidente la mano del Gobierno en los actos de violencia porque han ocurrido en entidades relevantes para el priismo, como el Estado de México e Hidalgo, y por el historial de criminalización de la protesta en la gestión de Peña Nieto.
Para Castillo Berthier, la reacción de rechazo ciudadano a los actos vandálicos alienta la esperanza.
"Es la primera vez que estamos viendo que en las redes sociales --en la Ciudad de México, en Nuevo León y en otros estados como Veracruz-- aparecen estos saqueadores y los manifestantes dicen: 'Estos no son pueblo'", describe el sociólogo.
SIEMBRA DEL MIEDO
Otro estado de ánimo que ha marcado las jornadas de protesta es la psicosis generada por noticias falsas, imágenes truqueadas y audios engañosos que han circulado por redes sociales e, incluso, han llegado a aparecer en grandes medios de comunicación.
"La viralización del rumor es sorprendente", plantea Fernández Christlieb. Como psicólogo social, sin embargo, percibe que la rapidez de las redes hace más superficiales, menos consistentes, los fenómenos sociales.
"Para efectos de saqueos, disturbios, manifestaciones y miedo, antes de las redes sociales, todos tardaban en gestarse un tiempo y eso hacía que fueran más profundos; ahora, de un instante a otro, gracias a Twitter y lo demás, se pueden organizar en un instante", apunta.
Como sus colegas, Fernández Christlieb percibe que hay algo más que podría estar tras los hechos de la primera semana de este año.
"Es una rabia, una rabia que uno tiene y no se puede decir, que es probable que ahí esté: la rabia del descreimiento ante el cinismo", concluye.
Lorenzo Meyer señala el hartazgo ciudadano ante una clase política corrupta y abusiva.
"Deshonestos que han robado directamente, como (Javier) Duarte, o que se han dado unos privilegios, como los bonos, que el grueso de los mexicanos no tienen", plantea.
En esto concuerdan Fernández Christlieb, Castillo Berthier y Hernández Rosete.
Miles de ciudadanos en casi todo el país han salido a las calles a manifestar su repudio al gasolinazo al iniciar el año.
Muchas de sus consignas, no obstante, van contra el Presidente Enrique Peña Nieto y los legisladores.
"El gasolinazo es una excusa para sacar una problemática anterior, que es un rechazo al Estado y un rechazo, sobre todo, a la corrupción que se ha generado específicamente con este gobierno de una manera abierta, arbitraria", opina Castillo Berthier.
