Para los equipos que luchan abajo, se tiene la impresión de que sus defectos han sido amplificados y sus dificultades, agrandadas, pues los dirigentes acuñan cual moneda romana, una idea que les dicta más su esperanza que rehúye el encuentro con la realidad, donde al menos en la escala santista, las dudas cuentan tanto como la incertidumbre económica del nuevo año.
Treinta puntos para Chepo y su manada son una linda aspiración, que compite con todas las que el prójimo y uno mismo se hace cada enero y es un número que agrada pero chocan cuando se puede ver que el arco y la defensiva son solventes pero en el resto del campo abundan las dudas, porque una cosa sería el medio terreno habilitado por la potencia de Molina y el aporte de Martínez, que uno solo con el otro estacionado en Monterrey. Se tapó un hueco y se hizo otro.
Ahora, todo es una especulación y una aventura que habremos de correr todos, con el resucitado Chatón que por algo fue desechado de León y refugiado en Tepic, con la obligación de que Gael y Ulises se estacionen de una buena vez en primera y dejen de alternar opciones al igual que De Buen, que ya no es ningún novato y no ha terminado por configurarse como rentable.
De la Torre tiene una doble guerra. Primero está la que libra contra sus propios demonios, porque después de ser echado de la selección dejó un largo tiempo procurando olvido y al regreso se encontró con que su capacidad ha crecido y su deseo de reconocimiento pero sin poseer la materia prima que le garantice el éxito. Ahora solo se resigna a lo que se tiene, a lo que hay.
Lejos de las capacidades económicas de sus vecinos norteños, Santos asoma la cabeza en la balacera de año nuevo con lo que puede, nada más, así que el técnico, viejo enemigo de lo obvio, antepone su trabajo y se garantiza el esfuerzo, junto con la preocupación que ofrecen los fantasmas resucitados, cubiertos con una negra capa de inseguridad y desconfianza colectivas.
Cuanto más felices son los tiempos, más pronto pasan, solían decir Neruda y Juan Gabriel y vimos pasar el aniversario veinte del primer título para salir ahora a luchar por sobrevivir, tratando de convocar de nuevo al éxito, luchando hasta quedarse vacío, sin retirar el dedo del gatillo y se va dando una construcción artificiosa y determinante de una historia programada en la que los seres humanos no serían protagonistas, sino solamente títeres del destino.
Hoy en día la gente confunde el mundo generado por las sensaciones, con el mundo creado por el pensamiento y cree que ver es lo mismo que entender. Y lo hace porque el futbol y su equipo, son para el pueblo verdiblanco un aporte de amor ciego, movido por el arte de la seducción. Y entonces, ¿30 puntos?. Ojalá fueran muchos más con una revolución de juego y de alegrías.
