Sin miedo. La mexicana Guadalupe Arreola (izq.) y su hija la activista Erika Andiola, pelean por los derechos de los migrantes.
Barack Obama está bajo presiones en sus últimas semanas en la presidencia para hacer algo -lo que sea- para proteger el futuro de centenares de miles de inmigrantes traídos a EU de niños y que pudieran ser deportados bajo el gobierno de Donald Trump. Sus opciones parecen ser pocas.
Al menos 50 congresistas demócratas están presionando a Obama para que dé el paso excepcional, aunque no sin precedentes, de otorgar perdones a los jóvenes inmigrantes que se han identificado como dreamers a cambio de la promesa de que no serán deportados. La Casa Banca, no obstante, ha descartado reiteradamente esa medida.
Varios legisladores republicanos están preparando propuestas para solidificar la posición de los dreamers antes de que Trump asuma la presidencia el 20 de enero. Gestiones similares han fracasado anteriormente, incluso con mayorías demócratas en ambas cámaras, así que las probabilidades de éxito de una legislación no son grandes.