Siglo Nuevo

Rodrigo Morlesin

Entrevista

Foto: Alicia Kobayashi

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YOHAN URIBE JIMÉNEZ

El diseñador mexicano Rodrigo Morlesin descubrió a Edgar Allan Poe en la secundaria y desde entonces miles de libros han pasado por sus manos, ya sea para leerlos, diseñarlos o hablar de ellos en la radio y la prensa. Roald Dahl, Astrid Lindgren, J.K. Rowling, Gabriel García Márquez, Paul Auster y The Cure han sido su fuente de inspiración como diseñador. Pero ahora, como escritor, está del otro lado de la página y nos muestra de qué están hechas sus historias.

Es común pensar en Rodrigo comprando de manera compulsiva libros para niños, hablando de sus ilustraciones como si fuera un crítico de arte, aunque más divertido. O llegando a casa con cara de culpa por traer otra bolsa repleta de esas historias que le encanta coleccionar. Pero conversar con él, de su historia, es como escuchar a un niño que llega a contar su primer día de escuela o campamento de verano, su voz se pausa, ya no se conoce al periodista que recomienda la literatura infantil, sino se vislumbra a un autor que nace y del que se esperan, a juzgar por la calidad de su primera historia, muchas más aventuras.

En su primera novela cuenta la historia de un cachorro callejero que se propone descubrir a qué ha venido al mundo. Pero a la manera de un Oliver Twist perruno, el destino tiene preparadas conmovedoras sorpresas para él. ¿Escapará a los abusos de la feroz pandilla que controla las calles? ¿Será otra víctima más del maltrato y el hambre? ¿Logrará comprender qué es una familia? Ilustrada por el genial Satoshi Kitamura, Elvis nunca se equivoca tiene toda la diversión y la profundidad necesarias para permanecer en la memoria de niños y adultos.

¿Una historia artesanal a dúo con uno de los grandes ilustradores del mundo?

Sí, definitivamente. Creo que la historia que cuenta Satoshi Kitamura a lo largo de las páginas es entrañable. A mí me cuesta hablar de Elvis... a título profesional. Yo durante muchos años he escrito sobre libros para niños, pero nunca había escrito uno, yo cada semana reseño libros para niños en revistas, periódicos, en radio tengo una cápsula sobre el género, y cuando empecé a escribir este libro me tomó fuera de lugar. No sé cómo clasificarlo, cómo distinguirlo, porque todo lo que veo en los demás libros, hace que me pierda en el mío.

La manera artesanal de haber escrito esta historia fue porque salió así. La experiencia ha sido increíble, sobre todo porque yo que tenía tanta familiaridad con la literatura infantil, diseñando libros, reseñando, comentando, y acá quedó todo en segundo plano.

¿Cómo nació la idea?

Una vez que Satoshi estaba en México, salimos a caminar por Coyóacan y entonces le empecé a contar la idea de una historia donde un perro fuera el protagonista y que fuera un poco al revés, donde lo que le sucedía al personaje en lugar de ser a una persona, como suele pasar, fuera al perro. Y de repente me llevo la sorpresa de que él me dice: “tienes que escribir eso, está genial la idea”. Lo que se me ocurrió fue pensar que, claro, para un autor que tiene más de sesenta libros publicados es fácil, pero para mí era algo casi inimaginable.

Para uno que no pasa de las páginas de los medios de comunicación, era algo impensable, pero lo que me dio el empujón fue una frase de Satoshi en la que dijo que el libro era mi historia, una historia personal con cosas que a mí me habían sucedido; mi respuesta fue que no, pero luego me empezaron a cuadrar las cosas, empecé a reflexionar y el resultado no fue lo que yo le escribí a la historia, sino lo que la historia me reveló a mi, eso fue lo que me empujó a escribirla, más allá de que fuera un coleccionista, diseñador y crítico de libros para niños que muere y gasta las quincenas en las librerías buscando libros infantiles.

¿Te dio más herramientas el ejercicio del periodismo cultural?

Mira, te puedo decir que lo que me dejaron los años que trabajé en periódicos y medios de comunicación fue un gran prejuicio, entonces yo ya no podía escribir si no había un qué, cómo, cuándo y por qué, y me costó romper mucho el molde para escribir una historia que empezara de cero; el enfrentarme a la página en blanco, al horizonte donde no se ve ni siquiera un árbol al cual caminar, no saber hacía dónde dirigir los pasos, fue un ejercicio muy intenso al momento de decidirme a escribir esta historia de la cual sólo tenía una idea básica. Al perro le pasa esto, el perro sufre por una situación en especifico... eso fue muy complicado, hoy en día puedo decir que gracias a que rompí esa estructura periodística es que ahorita ya no me da miedo escribir, ni borrar, eso ya no me agobia tanto, me da miedo perder el texto cuando se va la luz o algo así, pero ya no el acto de escribir sin rumbo.

¿Te sorprendió como lector?

Yo más que un escritor soy un lector voraz, y así fue que aprendí a escribir, esta historia me sorprendió llorando, riendo con las tonterías y las travesuras que hacía Elvis. De repente, cuando estaba escribiendo, mi esposa se sorprendía de oír mis carcajadas y me preguntaba que qué pasaba, y nada, era la historia haciéndome reír. Fue como salir rabiosamente y aunque suene a cliché, el libro me lo dictó Elvis, mi propia historia me fue llevando. La historia terminó cuando en una madrugada me desperté helado y sorprendido de que había encontrado el final y que era un final sin azúcar, pero que tenía que ser así porque no era otra historia, sino la que me había sucedido, me puso triste.

Ahora que la gente me dice que le entristece el final de la historia le digo imagínate lo mal que la pasé yo al saber todo lo que le sucedía a este perro. Y fue así porque así es como vivimos, al menos las cartas que a mí me tocaron en esta vida así fueron, muchas cosas buenas y malas, creo que este personaje lo único que narra es el reflejo de que la vida no es fácil, pero siempre existe cierta esperanza y cierta motivación para seguir moviendo la cola.

¿Como en las grandes historias infantiles, Elvis es muchos personajes?

Elvis es muchas personas. Es muchas vidas reunidas. Yo empecé a escribir este libro estando en Suecia, y la escena de la casa amarilla es un guiño a una gran escritora que se llama Astrid Lindgren y que yo estaba en Suecia para presenciar el premio que lleva su nombre, ganado ese año por Isol, una ilustradora argentina, y como tributo a ese momento, de estar ahí, en un reconocimiento a mi trabajo como periodista, a pesar de ser un diseñador gráfico, decidí llevarlo a mi historia con este personaje de pelo rojo Pippi Calzaslargas, el gran clásico de la literatura sueca.

Todo lo demás fue una salida furiosa de situaciones que igual le toca vivir al lector o me toca vivir a mí, que ojalá a mucha gente no le toque vivir, como esta situación de hambre, de soledad, de incomprensión y de abusos, como los que vive Elvis; eso hace clic. Hay una frase que aún recuerdo mucho, cuando Ana dice que a pesar de estar rodeada de tanta gente, estaba sola, me salió mi punto de vista de adulto infantil, cuando nace su hermanita, porque está de la fregada que de repente desaparezcas del mundo, aun cuando estás rodeada de gente, no encontrar un sólo eco de tu voz.

¿Pero pensaste en un libro que fuera, más allá de un libro infantil, escribir una historia para chicos y grandes?

Yo últimamente defino en broma el libro como una historia infantil disfrazada de adulto, para ver si así los grandes leen. Creo que la literatura infantil tiene tanta riqueza que si la gente se diera cuenta, la literatura de adultos estaría muy celosa y enojada. Creo que las historias infantiles tienen un mundo de cosas por descubrir, olvidémonos de los clichés de que nos ayudan a formarnos, que es importante leer; en realidad la literatura infantil es un gozo tan grande que si los adultos lo supieran, nos lo robarían.

Es una historia para compartir en familia, como el cine de animación…

Sí, es como cuando uno ve las películas infantiles de ahora en el cine, el niño se ríe de una cosa y el adulto de otra, pero finalmente se ríen juntos, cuando el ogro se tira un pedo le da gracia al niño, pero el adulto goza cuando aparece un doble sentido por ahí. Yo escribí el libro sin pensar para quién iba dirigido, no tomé en cuenta cómo me iban a clasificar o si llegaría a una librería, mucho menos que a Tusquets le interesara el libro siendo una editorial de tanto prestigio y con autores tan geniales, eso para mí ha sido el sueño, entré por la puerta grande con Elvis... aunque lo difícil ahora creo que será mantener la puerta abierta (ja ja ja) es un lujo tener tanta gente cerca, editores, a Satoshi, incluso a mi esposa pagando las cuentas y perdonándome no reparar las cosas en la casa por estar escribiendo, porque yo tengo otro trabajo, lo que hizo que después de mi horario de oficina las madrugaras las usara compartiendo con Elvis.

¿Quedaste contento con el resultado?

Sí. No sé qué va a pasar, fui completamente sincero con la historia para no traicionarla ni diluirla, ni para poner finales felices donde no los hay. Enfrenté una historia propia que iba haciendo referencia a mi vida, a mi familia, porque yo vengo de una familia emigrante que llegó a México con nada más que la ropa puesta, por eso entendí que la historia me estaba contando mucho más de lo que yo le contaba a ella, esa es la honestidad a la que me refiero, Satoshi fue absolutamente generoso con su trabajo.

Hay una ilustración extraordinaria de unas palomas que me llevaron a muchos lugares, cuando diseñé el libro, elegí un tono de azul porque los perros ven el tono de azul, un guiño a que Elvis pudiera leer este libro.

He recibido mucho, apenas saliendo a la calle el balance es increíble, te puedo decir que no tengo palabras para la editorial, para Satoshi, para Miriam Martínez que me dio la mano sin ningún interés, realmente fui afortunado.

¿También es una historia de amor en muchas de sus variantes?

Supongo que así es, yo en la dedicatoria le dedica a mi padres y a mi esposa el libro, porque fueron los que forjaron la historia. Mi papá fue un emigrante español que llegó a México y nos sacó adelante pasando hambre y muchas necesidades, una esposa japonesa cuya familia no podía ser más diferente a al mía y que siempre está a mi lado, es eso, al final encontré lo que esta buscando Elvis, un lugar en el mundo, un cariño que resulta recíproco. Como al principio que el personaje no quiere quedarse en la casa porque le tiene miedo a las personas, pero que al final es ese cariño el que logra darle un lugar en el mundo.

Twitter: @uyohan

Foto: Carlos Cisneros
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