(ESPECIAL)
Investigadores de medicina de la Universidad de Utah estudiaron los efectos que tiene una "experiencia religiosa" en el cerebro y lograron demostrar que provoca una sensación muy parecida a la que se siente con las drogas, sexo o la música.
Para su experimento, reclutaron a un grupo de 19 mormones devotos de menos de 20 años y los sometieron a resonancias magnéticas en un entorno que favorecía positivamente el sentimiento religioso mediante vídeos, lecturas y citas religiosas.
Cuando los voluntarios afirmaban sentirse cómodos y "cerca de Dios" los centros de placer de sus cerebros se iluminaban.
El estudio forma parte de un proyecto llamado The Religious Brain, que intenta entender qué efectos fisiológicos tiene formar parte de una religión en el mundo occidental. Hasta ahora sólo se habían estudiado a nivel neurológico prácticas de origen oriental como la meditación.
Este proyecto es el primero que analiza la religión desde un punto de vista médico.
