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Es momento de INCLINAR LA BALANZA

CONSíGUE UN MEJOR SALARIO, LE OFRECEMOS UNOS SENCILLOS CONSEJOS

AGENCIAS

Si hay un aspecto en el que todavía las mujeres no son iguales que los hombres es en el salario. A pesar de vivir en un mundo que toma por bandera la equidad de género, ellas están igualmente capacitadas, hacen lo mismo, pero lo hacen por menos. Según la Organización Internacional del Trabajo, el promedio de los salarios de las mujeres están entre 4% y 36% más abajo que la de los hombres, y esta brecha se hace más grande al hablar de mujeres en altos puestos ejecutivos. En México (con información de 2008), los hombres ganan 17% más que las mujeres.

Las mujeres tienen salarios desiguales, ¿Por qué? El fenómeno es complejo e involucra muchos aspectos, tales como las actitudes negativas hacia ellas si es que deciden negociar por más, que ellas no tengan tantas habilidades para luchar por más y que ellas decidan no hacerlo por distintas circunstancias.

En lo que a la negociación se refiere, ellas levantan menos la mano y son menos propensas a iniciarla que los hombres.

Aunado a esto, algunas investigaciones señalan que son menos efectivas negociando, lo que implicaría que al ser menos efectivas y participar en menos negociaciones tienen menos oportunidades de obtener un mejor salario, explica el estudio Diferencias de género en la propensión a iniciar las negociaciones: un meta-análisis.

 MAYORES POSIBILIDADES DE QUE SALGA MAL

Sin embargo, esta situación es mucho más compleja, si se le suma el que cuando deciden hacerlo tienen más probabilidad de que algo salga mal. Algunos autores sostienen que los hombres y las mujeres son tratados de diferente manera cuando intentan negociar porque las conductas de autopromoción son más aceptadas para los hombres que para las mujeres, por lo que ellas encuentran más resistencia que ellos al iniciar una negociación. Por esto, ellas deciden levantar menos la mano por un mejor sueldo.

Este análisis encontró que los hombres son una y media veces más propensos a tomar la iniciativa que ellas.

Otra investigación realizada por tres profesoras para la Harvard Business School encontró que las mujeres son 11% menos propensas a empezar las negociaciones que los hombres.

Lo que otros cuatro experimentos realizados en una investigación denominada "Incentivos sociales para las diferencias de género en la propensión a iniciar las negociaciones: a veces duele preguntar" demostraron que en efecto, la propensión de negociación sí tiene que ver con el trato diferente que se les da a las mujeres que a los hombres y esto lo demostró la manera en la que ellas fueron evaluadas: los hombres encargados de evaluarlas las penalizaron más por tomar la iniciativa que a los hombres.

 MáS CARO PARA ELLAS

Negociar el salario tiene costos que pueden ser más severos para las mujeres que para los hombres. Un estudio publicado en el "Journal of Personality and Social Psychology" llamado "¿Quién va a la mesa de negociación? La influencia del género y el encuadre en la iniciación de la negociación", encontró que las mujeres que se comportaron en una forma estereotípicamente masculina encontraron resistencia social.

"Las mujeres suelen ser castigadas por las mismas conductas que los hombres son recompensados", sostiene el análisis.

Ellas no sólo son señaladas por buscar una mejor compensación ­-si es que lo hacen- sino que también pagan un "costo social" por hacerlo. Los evaluadores que trataron con los hombres que buscaron una mejor compensación no pusieron ninguna resistencia para trabajar con ellos después de eso, sin embargo, contra las mujeres sí, de acuerdo con el estudio "A veces duele preguntar".

"Los resultados de esta investigación son importantes para entender la situación antes de criticar a una mujer por negarse a negociar por más paga. Su reticencia está basada en una lectura certera del ambiente. Las mujeres tienen nervios acerca de negociar por una paga más alta porque ellas intuyen (correctamente) que lanzarse a hacerlo representará una situación difícil para ellas más de lo que es para los hombres", según explica Hanna Riley Bowles, una profesora de los programas de negociación para mujeres del Program on Negotiation at Harvard Law School.

 SI ES LO QUE EL MERCADO DICTA, NO NEGOCIAN

Así, las condiciones suelen marcar el deseo de negociación de ellas. El análisis realizado por las tres investigadoras de la escuela de Harvard señala que cuando ellas van a ganar lo mismo o más que el valor del mercado rechazaban negociar 88% de las veces.

Mientras que si la oferta era menos de lo que ellas esperaban sólo 44% se lanzaba a buscar más. Christine Exley, Muriel Niederle y Lise Vesterlund, se hicieron la pregunta de qué pasaría si las obligaran a negociar en todas las veces y con base en dos comparativos encontraron que cuando ellas eran forzadas a negociar en cualquiera de los casos, su sueldo final realmente disminuyó: "Los resultados de nuestros estudios muestran que la recomendación de negociar en todos los casos puede ser contraproducente". Así, las investigadoras reconocen que hay casos en los que es mejor no pedir más.

Justo en este sentido es necesario tener cuidado, porque cuando las mujeres no están seguras de lo que se espera de la negociación, la investigación demuestra que pedir más no siempre funciona igual de bien para las mujeres que los hombres, aseguran.

 SI ES PARA OTROS, MEJOR

No es que ellas sean malas para negociar, sino que lo hacen mejor, pero cuando es para otras personas. Una investigación titulada "Restricciones y desencadenantes: mecánica situacional del género en la negociación", encontró que la capacidad de negociación no es una cuestión de género, sino de circunstancias.

Dándole espacio a varias teorías psicológicas, entre las razones por las cuales ellas negocian mejor cuando es para otros se encuentra el que ellas tienen una percepción de merecer menos para ellas que para los demás.

En este sentido, Olivia Jaras, fundadora y CEO de Salary Coaching, una consultoría que se encarga de enseñar a las mujeres habilidades de negociación y de analizar su verdadero valor en el mercado, coincide.

"Somos buenísimas para negociar por nuestro marido y nuestros niños, o por alguien más que no seamos nosotras, pero cuando es para nosotras no nos valoramos o no tenemos la confianza", asegura. El problema viene cuando las mujeres son infravaloradas, lo saben, pero no saben cómo negociar.

El universal

⇒ Saber lo que vales en el mercado. Conoce tus habilidades y el rango del sueldo que debes y quieres ganar.

⇒ No asumas que no se puede negociar. "Estamos tan felices de que nos den trabajo que se nos olvida el salario", asegura Olivia. Parte de que es negociable, además de que existen prestaciones como el horario flexible que pueden hacer que un trabajo valga mucho la pena, más que una subida de sueldo.

⇒ Utiliza argumentos. Si sabes que no te están pagando lo que deberían, por ejemplo, puedes argumentar otros beneficios como el trabajo flexible, por ejemplo.

⇒ Hazlo suave. Si vas y simplemente pides como un hombre, no te va a ir bien. Mientras los hombres pueden ser directos, las mujeres tienen que ser mucho más persuasivas. Se debe generar un sentimiento de inclusión. Un ejemplo: "Me encanta el trabajo que están haciendo aquí, el equipo es muy eficiente. Yo quiero ser parte de esto, puedo contribuir a la integración del equipo, me veo aquí por años. Sólo hay un detalle en el que necesito su ayuda, porque el sueldo mínimo que puedo aceptar es éste. ¿Cómo podemos lograr llegar a este sueldo?". Si te dicen que es imposible, pregunta cómo se hace para que en tres meses, por ejemplo, se reevalúe tu sueldo.

⇒ Cuida los 10 primeros segundos. Cuídalos porque es lo que cuenta. El resto de la entrevista el reclutador se va a encargar de corroborar su impresión. "En este tiempo se forma uno una opinión, el resto es análisis, no es consciente, pero sucede", asegura Olivia.

⇒ No cedas ante el silencio. Cuando hay un silencio, las mujeres somos las primeras en rellenar ese vacío que puede tornarse incómodo. Imagínate que estás en el momento decisivo en el que solicitas el salario que consideras justo. Y te quedas esperando que el gerente te diga que sí o que no. Pasan cinco, 10, 15 segundos. "La mujer será la primera en decir: Si no se puede lo entiendo. Tenemos la predisposición de querer complacer a la comunidad más allá de nosotras mismas", explica Olivia. Quédate esperando la respuesta porque el que rompe primero el silencio es el que pierde más el poder.

⇒ No siempre vas a tener el resultado ahí mismo. Si te dicen no ahora, no quiere decir que va a ser un no para siempre.

⇒ "Somos muy emocionales y nos amargamos mucho en ese tipo de situaciones. Necesitas tener resiliencia (levantarte ante los fracasos)", explica Olivia. Si te dicen que no, ahí mismo propón que te ayuden a desarrollar un plan para llegar a la cifra que deseas. "Esto te va a hacer tener una conversación completamente nueva en donde estás generando la idea de colaboración y la persona va a sentir involucrada".

⇒ Busca el momento apropiado. No cuando tu jefe esté distraído en otra cosa. Pídele un espacio en específico para explorar oportunidades de crecimiento en la compañía.

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