Mudanza: más que un simple cambio de casa

Mudarse de casa es un acontecimiento muy importante en la vida de una persona; según diversos estudios ocupa el segundo lugar entre los sucesos que más angustia generan en el ser humano, solamente superado por la muerte de un ser querido. Así que si una familia está pensando en mudarse, es importante que los padres tomen en cuenta algunos puntos.

Para los seres humanos los cambios son causa de estrés la mayoría de las veces, sin embargo, el cambio de casa, es uno de los acontecimientos que más puede ocasionar esta tensión en niñas y niños. Algunos lo pueden vivir de una manera más tranquila y sin mucho estrés, pero otros, pueden tener sentimientos de tristeza y melancolía, y si las mudanzas son constantes, entonces el efecto en los niños se agrava aún más.

La forma en que cada infante experimenta esta sensación dependerá de la edad, así como de la forma en que sus padres manejan el proceso.

Una de las situaciones que les genera mayor estrés a los niños dentro del proceso de la mudanza es dejar todo aquello que es conocido, lo que los alimentaba de seguridad y en especial a sus amigos, ya que entre ellos se ha estrechado un vínculo de complicidad, de amistad y de juegos, por lo que enfrentarse a un nuevo entorno, nuevas personas, nuevos amigos puede provocarles tristeza e incertidumbre.

PROCESO DE MUDANZA EN DIFERENTES EDADES

De acuerdo a la etapa que vivimos es en gran medida cómo vivimos los sucesos más significativos, por eso es importante saber, de acuerdo a la edad del niño o niña, cómo vivirá el proceso de la mudanza y qué pueden hacer los padres para ayudar a vivir esta experiencia de la forma más agradable posible.

A los niños en un rango de edad entre los cero y los dos años no les afecta demasiado; mientras las personas y objetos más significativos e importantes para ellos estén presentes (padres, juguetes, su cuna, etcétera) lo más probable es que la mudanza no represente mayores complicaciones.

Por otra parte, cuando los niños tienen entre tres y siete años de edad es importante que se hable con ellos ahondando en la información sobre el cambio de casa. Se recomienda que se realice por medio de estrategias lúdicas, como lo puede ser un cuento, en donde ellos tengan la oportunidad de proyectarse e identificarse y asimilar el nuevo cambio, darse cuenta que ellos no son los únicos que pueden vivir eso y que todo a fin de cuentas sale muy bien. Un cuento recomendado para esto es Flup se cambia de planeta.

Con los niños con rango de edad de ocho a 11 años se debe entablar con una conversación en donde se les explique la decisión que han tomado los padres de cambiar de residencia, y de cómo esta nueva experiencia será para mejorar su vida. También hacerles hincapié en que podrán despedirse de sus amigos y mantener contacto con ellos por medios virtuales e incluso, en caso de que se pueda, ir a visitarlos o salir con ellos de vez en cuando.

Para los adolescentes de 12 años en adelante es un poco más difícil ya que el lugar que están a punto de abandonar ha sido el entorno más conocido, en donde han crecido y compartido muchas experiencias con sus amigos que probablemente sean los mismo desde la infancia. Además por su necesidad emocional de sentirse parte de un grupo será un gran impacto sentir la incertidumbre de poder lograrlo en su nuevo entorno, más si la mudanza supone también un cambio de escuela, es por lo anterior, que se debe ser paciente y escucharlos, tomar en cuenta sus sentimientos y hacerlos sentir comprendidos.

Es importante recordar que todos los niños, niñas o adolescentes reaccionan de manera distinta tanto por su propio temperamento, su carácter y las demás variables que están presentes, como estado emocional de la familia, la causa de la mudanza, la estabilidad económica, etcétera, por lo tanto, se debe tomar en cuenta estos factores para llevar el proceso lo más armónico posible.

CONDUCTAS QUE PUEDEN EXPERIMENTAR LOS NIÑOS EN ESTE PROCESO

Algunas de las conductas que pueden experimentar los niños, niñas o adolescentes en el proceso de mudanza son:

-Labilidad emocional; esto quiere decir que pueden estar más sensibles de lo normal.

-Bajo rendimiento académico; sobre todo si la mudanza se debe a una separación o divorcio por parte de los padres.

-Conductas de rebeldía; negarse a hacer las cosas, solamente como manera de demostrar su desacuerdo al cambio.

-Episodios de enuresis nocturna debido al estrés ocasionado por la mudanza.

-Insomnio o sueño interrumpido por la noche.

-Temor de estar en espacios de la nueva casa solos.

PASOS PARA ABORDAR EL PROCESO

Antes que todo se debe tener claro que los niños, así como los adultos, tienen necesidad de saber por qué pasan las cosas, necesitan saber qué está pasando a su alrededor, qué está provocando ciertos eventos, como el cambio de casa. Los padres deben confiar en que el niño entiende la situación y permitirle a su vez que exprese cualquier duda que llegue a tener respecto al cambio.

A continuación, se describirán algunos pasos importantes para sobrellevar este proceso de mudanza:

1. Se debe tener una plática de forma positiva, que sea clara y sencilla del por qué de la mudanza, si existen dudas en el niño, no dejarlo sin respuestas.

2. Una actividad que puede ayudarle al niño es que hagan juntos un librito en donde ponga fotografías de él con sus amigos, de lo que más le gustaba de la vieja casa y de su colonia, y un apartado en donde puedan sus amigos poner un mensaje de despedida, ya sea por medio de dibujos, un mensajito, recortes, etcétera.

3. Si es posible, antes de que ocurra la mudanza, es aconsejable, que se familiarice al niño con la nueva casa, que puedan ir varias veces a visitarla, que el niño pueda entrar y conocerla, si esto no es posible, que sea por lo menos por medio de fotografías, o si tampoco se tienen fotografías, tratar de describirle la nueva casa, con un tinte real pero con positivismo para que el niño pueda vincularse más fácilmente con ella.

4. Hablar con el menor sobre las ventajas de la nueva casa, de que podrá hacer nuevos amigos, si tiene parques cercanos, de que tendrá un nuevo cuarto y lo podrán decorar juntos, de tal manera, que se concentre en los beneficios que traerá la mudanza.

5. Tratar de adelantarse a las inquietudes o miedos que tenga su hijo, por ejemplo, decirle que no perderá a sus amigos de siempre, que podrán seguir viéndose siempre y cuando los padres de ambos puedan.

6. Involucrarlo en el proceso de empacar sus cosas, que seleccione cuáles juguetes quiere llevarse a la nueva casa y cuáles puede donar o regalar a alguna asociación. Asegúrese de que el niño sepa que no se va a deshacer de los juguetes que desea conservar, sino que llegarán íntegros a la nueva casa.

7. Mantener si es posible las rutinas que el niño tenía, tanto de horarios como de asistir a actividades extraescolares, etcétera.

Las niñas y niños tienen una plasticidad increíble, su proceso de adaptación suele ser más rápido, pero siempre es importante considerar el momento de hacer algunos cambios. Por esto es importante que se procure que el cambio de mudanza no se junte con algún otro cambio importante en la vida del niño, por ejemplo, cambio de cuna a cama, de dormir con los padres a dormir solo, de usar pañal a usar el baño, etcétera. Esto ayudará a que el niño no tenga demasiada carga emocional por manejar y podrá sobrellevar el cambio de manera más armoniosa.

Algunos expertos afirman que el verano es el mejor momento para realizar una mudanza, ya que no se interrumpe el ciclo escolar. Por lo regular los niños y niñas en edad escolar suelen estar muy abiertos y ser muy tolerantes con un cambio de casa, aun así, sus hijos necesitarán de su consideración, su guía y su apoyo durante todo el proceso de la transición.

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