Siglo Nuevo

Pedro Bittencourt

Entrevista

Foto: Cortesía Cmmas

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SAÚL RODRÍGUEZ

Hablar del saxofón es hablar de uno de los instrumentos más relacionados con el romance dentro de la música. Construido con una estructura híbrida, su sonido emerge de la vibración de la lengüeta al recibir una corriente de aire producida por el instrumentista y la cual se amplifica en el cuerpo del instrumento. Pedro Bittencourt es un saxofonista brasileño que conoce bien la morfología acústica de este instrumento, pues han sido compañeros a lo largo de toda una vida.

En su libro Nuestro Jazz, Jaime Pericás hace una analogía de cómo sería la orquestación de nuestra galaxia y qué papel como intrumentista abordaría cada planeta. En el texto, el periodista mexicano le otorga el puesto de saxofonista a Saturno debido a la “armonía” de sus anillos. Para él, el astro anillado ejecuta el instrumento en tres formas distintas: alto, tenor y barítono. Define su melodía como “frenética y constante”, la cual es apreciada por el resto del “combo” galáctico.

Inventado en 1840 por Adolphe Sax, el saxofón ha sido constante partícipe de la música clásica y popular del mundo. Personajes de la talla de Jules Massenet lo introdujeron a la música de cámara, e íconos como Chu Berry, Charlie Parker o John Coltrane lo adaptaron magistralmente al jazz.

Este instrumento llegó a la vida de Pedro Bittencourt a la temprana edad de 10 años, adhiriéndose como una extensión de su cuerpo y acompañándolo en su travesía por la música electroacústica.

Con estudios de maestría en la Universidad de Bordeaux y doctorado en la Universidad CICM de París, Bittencourt es además profesor de tiempo completo en el Departamento de Alientos de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

Siglo Nuevo tuvo la oportunidad de charlar con el carioca en el marco de XII Festival de Música y Nuevas Tecnologías Visiones Sonoras, que organiza el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS) en la ciudad de Morelia.

¿Por qué elegiste el saxofón?

No sé muy bien cómo. Lo que pasa es que en los años ochenta escuchaba en la radio mucha música pop y rock brasileño, y muchos de esos grupos tenían siempre un saxofón. Siempre había un solo de saxofón en algún momento de la música. A mí me gustaba ese sonido, me gustaba mucho. Entonces fue la música pop quien me hizo descubrir el saxofón en un primer momento.

¿A qué edad tuviste tu primer saxofón?

Yo empecé con 10 años, pero no tenía un instrumento. Mis padres pensaron que era una cosa de diversión, no me compraron el instrumento. Pero mi mamá tenía un amigo que tenía un saxofón que no tocaba, estaba ahí guardado. Mi mamá le preguntó si lo podría pedir prestado por un tiempo para mí, a ver si me interesaba, y así comencé a tocar con 10 años de edad. Fui a comprar mi instrumento hasta los 14 años.

De todas las variedades que hay de saxofón, ¿cuál es el timbre con el que más te identificas?

Esa es difícil, pregunta muy difícil. Mira, yo concibo a la familia del saxofón como un instrumento: soprano, alto, barítono y bajo. Cada uno tiene características diferentes. Yo siempre tuve mucha afinidad con los instrumentos más graves: el barítono, el bajo. Me siento muy cómodo de tocarles. Los agudos me daban un poco más de trabajo para acertar la afinación y cosas de timbre, pero con el tiempo tu técnica mejora y hoy no tengo diferencias. También los materiales se van cambiando, la boquillas que yo uso en el soprano han cambiado a un nuevo modelo de Vandoren que va muy bien con mi manera de tocar. En alto uso A28, también está muy adaptada a lo que hago. Pero no tengo preferidos, porque no es el instrumento en sí lo que me interesa, sino las propuestas musicales de los compositores con quienes estoy trabajando.

¿Qué comparación hay entre lo popular y la música electroacústica?

Bueno, al inicio, cuando empecé a estudiar saxofón tenía clases con un profesor de clásico, quien estudió en Francia y él tocaba mucha música contemporánea. Cuando yo presenciaba sus conciertos escuchaba cosas raras, multifónicas, cosas que eran un poco diferentes. En mí no pasaba nada, me parecía interesante, igual que con la música pop. Después yo toqué música popular, por mucho tiempo toqué la flauta para tocar samba, bossanova, todo el repertorio brasileño, durante muchos años, incluso cuando me fui a Francia para estudiar, yo trabajaba tocando la música brasileña con grupos de música brasileña y trabajaba dando clases para niños también. Es que la cultura de la música popular brasileña es muy fuerte, tiene muchas cosas muy lindas, clásicos de muchos artistas muy creativos, cosas que hacen parte de esta cultura. Una cosa no excluye a la otra, yo soy músico de música contemporánea pero me encanta escuchar la música brasileña. Tengo viniles, los viniles de mi abuelo los heredé, están todos conmigo en mi casa. La riqueza en la música está en la diversidad, escuchar cosas nuevas y estar siempre reciclando lo que escuchas.

¿Qué dificultades encuentras al interpretar este género?

Yo no pienso mucho en la dificultades, pienso en cuáles son las propuestas musicales. Ahora, pero soy músico profesional, ya tengo alguna experiencia, pero para alguien que empiece a tocar música electroacústica sí puede ser una dificultad, ya que la enseñanza de la música básica está siempre privilegiando la música tonal. Es normal que sea una base, yo hago escalas, arpegios todos los días para trabajar el saxofón, es parte de la cultura musical, pero no es toda la cultura musical. Entonces, cuando aprendemos la música, me parece que aprendemos lo que se pasó en el siglo XX, XXI muy tarde. Se puede enseñar esto en paralelo o al mismo tiempo y tener una comprensión de la música del pasado a partir de los elementos que tenemos hoy. ¿Hablar de timbre en la música barroca...? Tiene variaciones timbrícas muy ricas de trémulos, de estilos, en realidad no son variaciones de tono o de altura, son variaciones de timbre. En el siglo XX la gran mudanza de paradigmas fue pasar de la escala tonal al sonido y toda la riqueza morfológica que este tiene. Pero claro, entiendo la pregunta, porque puede parecer difícil trabajar con música electroacústica, pero como todo tiene que tener una metodología, no empezar con cosas muy difíciles.

¿Será que estamos demasiado acostumbrados a escuchar cosas que nos han impuesto?

Por supuesto, de acuerdo totalmente. Es como una lengua nueva, no la vas a comprender si no la estudias, si no estás acostumbrado a escuchar. Si estás acostumbrado a escuchar una lengua la vas a aprender mucho más rápido. Es cuestión de cómo reconocer elementos, cómo formar los sentidos de lo que estás escuchando.

¿Cómo te relacionas con tu instrumento?

Todos los saxofones son extensiones de mi cuerpo, me gusta pensar así. Cuando yo toco el saxofón tengo que respirar de otra manera, mis dedos tienen que trabajar de otra manera. Entonces es una extensión. Y las tecnologías también son extensiones de nuestro sistema nervioso. Cuando tienes internet tienes alcance, acceso a conocimientos y los instrumentos musicales me parecen que son como extensiones también. Claro, tienes que trabajar, hay un trabajo que es de todos los días que tienes que repetir. Hay un trabajo técnico que pasa por cuestiones musculares, por cómo gesticular, por cómo direccionar el aire. Estas son cosas que demoran y que tienes que tener años para desarrollarlas. Pero cuando lo aprendes sigues manteniendo esa técnica que aprendiste. Yo creo que en la enseñanza musical debemos de conocer la globalidad del instrumento.

¿Cómo trabajas con los compositores?

Cuando colaboro con compositores generalmente empiezo antes de la confección de la partitura. Pregunto qué es la composición, qué quieren hacer, qué les gustaría y ahí trabajo con ellos, mostrando mi archivo de sonidos. Y con ese material que yo he hecho ya ellos pueden empezar a hacer nuevas cosas. Es un trabajo de colaboración. En mi opinión, el compositor también es intérprete ya que él va a estar siguiendo todo el camino de la colaboración musical y él tiene la palabra final, él es autor de la obra. Entonces, cuando se trabaja él tiene la opción de cambiar las cosas. Para mí no hay reglas, utilizo una metodología abierta, depende de cada uno porque tienen dinámicas distintas. Hay otros compositores que escriben de manera muy difícil, les digo “mira, si escribes de otra manera se puede tornar más clara la idea musical”. Todo está en torno de la idea musical, no partimos de una preconcepción. Lo que importa es la configuración global, el saxofón con el compositor, los medios digitales, qué puede emerger a partir de esta interacción.

¿Hay diferencias entre la música electroacústica de Europa y Latinoamérica?

Es diferente. En Europa hay una tradición mucho más grande, tienen muchos centros, dan mucha importancia. Pero me parece que América Latina está creciendo, está cambiando un poco el perfil de los estudiantes de música, porque nadie quiere estudiar para no tener empleo. Entonces se tiene un éxodo mayor para donde se tiene trabajo. Y me parece que en el trabajo con nuevas tecnologías, que no considero tan nuevas, se tiene buena oportunidad de desarrollo. Me parece que es una tendencia creciente el tener maestrías o cursos dedicados a música y nueva tecnología.

¿Cómo surge la colaboración con Horacio Vaggione en la pieza Shifting Mirrors?

Horacio fue mi director de tesis, teníamos contacto muy cercano en la universidad y conoce mi trabajo. Entonces, es una colaboración que viene de muchos años. Me direccionó, me interesé mucho por su obra, por sus textos y la cosa pasó naturalmente. Me propuso hacer la obra, él consiguió la comisión de Ibermúsicas. Y está muy bien porque, por ejemplo, Horacio es un compositor conocido mundialmente, vive en Europa, pero la comisión vino de América Latina, es de acá donde salió el presupuesto para que él pudiese venir, para pagar su viaje. Me parece que debemos tener más cultura para los estrenos, porque si no vamos a estar siempre tratando de relacionar a Europa (que ya tiene una cultura de compositores). En América Latina todavía tenemos una estructura un poco deficiente, de modo que los instrumentistas ganan mucho más, tocan, ganan la plata y los compositores muchas veces ni los derechos de autor pueden tener, eso a mí me parece una injusticia.

En tu papel como profesor, ¿qué enseñanza tratas de dejarle a tus alumnos?

Estimulo mucho que trabajen con compositores, que hagan música nueva para tener un contacto directo con los compositores y para que tengan la oportunidad de tocar con muchas sonoridades. El trabajo que hago con ellos es muy abierto: tenemos la clase individual, donde aplico la técnica de base, que es como preparar a un atleta, el atleta no empieza ya siendo un corredor de 42 kilómetros, no los va a correr de primera. Hay que entrenar poco a poco para llegar al objetivo en determinado tiempo. Con los músicos no es exactamente igual, pero hay un trabajo técnico de afinación, de timbre, crescendo, decrescendo y el repertorio de música contemporánea viene después. Este es muy exigente, se tiene que tocar con muchas sonoridades diferentes, demanda mucho. Quien trabaja la música contemporánea tiene un dominio de más sonoridades, es como si fuera un bailarín que puede hacer mucho más movimientos, no sólo los de ballet clásico, digamos. Entonces, te da más cualidades expresivas. En el caso del saxofón, tocamos música brasileña, salsa, transcripciones de música renacentista, hacemos Bach para trabajar contrapunto. La música hoy es un trabajo muy amplio, que tiene muchas posibilidades. Yo intento, en mis limitaciones de tiempo en la universidad, de hacer que ellos tengan una cultura bastante amplia y que con el tiempo, el desarrollo de su escucha y con su trabajo técnico de base, puedan elegir que estilo musical quieren trabajar.

Twitter: @BeatsoulRdz

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