Historias de la creación del mundo
El Señor estaba preocupado. Había hecho a Adán y Eva para que perpetuaran la vida, y ellos no daban trazas de perpetuarla. Así, llamó a Adán y le preguntó:
-¿Qué les sucede? ¿Por qué no se perpetúan?
Respondió el hombre, congojoso:
-Yo quiero perpetuarme, Padre, pero a Eva eso parece no interesarle. Cada vez que me le acerco se aparta de mí. Así no es posible perpetuar nada.
El Señor se quedó pensando. Al día siguiente el Sol se ocultó; el cielo se cubrió de nubes y sopló un viento gélido. El Señor había creado el invierno.
Aquella noche hizo mucho frío. Eva juntó su cuerpo al de Adán y le preguntó, mimosa:
-¿Me amas?
Así empezó lo de la perpetuación.
¡Hasta mañana!...