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Un hecho insólito sucedió hace un par de meses en Noruega: un rayo mató al instante a 323 renos.
La Agencia Medioambiental del país se encuentra investigando el caso, que parece más extraño cada vez. No sólo que hayan muerto tantos animales es raro, las condiciones espaciales también lo son: los renos se encontraban bajo el cielo abierto.
Los técnicos encargados de la investigación creen que la hipótesis más probable es que el rayo se haya diseminado sobre el suelo empapado con el permafrost (el hielo que se ha derretido entrando el verano y que deja mojada la superficie).
Las patas de los renos además, empapadas por el suelo y a una distancia entre sí que propicia el paso de la corriente, pudo ayudar a que la electricidad viajara aún más rápido entre los animales, parando su corazón al instante.