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Lecciones de democracia: la paz en Colombia y el 'Brexit' en Gran Bretaña

En ambos casos hubo información insuficiente por parte del gobierno y muy poco tiempo para transmitirla de manera adecuada a la población



En común. Según el politólogo Genaro Lozano, el gran mal de la democracia es la falta de participación de los ciudadanos, sobre todo los más jóvenes, en este tipo de procesos.

En común. Según el politólogo Genaro Lozano, el gran mal de la democracia es la falta de participación de los ciudadanos, sobre todo los más jóvenes, en este tipo de procesos.

ELÍA BALTAZAR

Dos países: Colombia y Gran Bretaña. Dos referéndums: por el "Sí" a la paz y el "No" a salir de la Unión Europea. En ambos casos, las encuestas fallaron en sus pronósticos y los resultados sorprendieron al mundo: los colombianos rechazaron los acuerdos para poner fin a 52 años de conflicto armado con la guerrilla de las FARC y los británicos decidieron abandonar el gobierno común europeo.

En estos acontecimientos, que nada tienen que ver entre sí, hay factores comunes que analizar y lecciones que aprender para la democracia y los gobiernos, consideran expertos internacionales.

Entre otros, el desinterés de los ciudadanos en la participación política, la desconfianza hacia el poder gubernamental, las malas estrategias de comunicación de los gobiernos para ofrecer información en temas relevantes para la vida pública de los países y el papel que desempeñan medios de comunicación y redes sociales en las decisiones públicas.

"El gran mal de la democracia es la falta de participación de los ciudadanos, sobre todo los más jóvenes, en este tipo de procesos. Se quedan en su casa porque cree que su participación no cuenta, que su voto no cuenta, cuando lo cierto es que sí", afirma Genaro Lozano, especialista en relaciones internacionales, politólogo y periodista.

En los casos de Colombia y Gran Bretaña, explica, "la gente no logró entender la importancia de salir a votar", dice.

El voto ciudadano a favor del "Brexit" en Gran Bretaña y en contra de los acuerdos de paz en Colombia reflejó también el rechazo a sus gobiernos, afirma Nelson Florez, investigador y académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

En Gran Bretaña, dice, el voto por el "Brexit" fue una forma de castigo a las políticas del entonces primer ministro David Cameron, y en Colombia fue similar con el presidente Manuel Santos.

"Ha tenido una popularidad muy baja, que llevó a que los ciudadanos también lo castigaran", dice. "El resultado del referéndum también fue una forma de decirle, nada de lo que venga de ti lo apruebo. El proceso de paz entró en esa dinámica: como viene del gobierno, me opongo".

El investigador de la Flacso también considera que en ambos casos hubo información insuficiente por parte del gobierno y muy poco tiempo para transmitirla de manera adecuada a la población. De modo que la responsabilidad descansó sobre todo en los medios.

"En Colombia la gente se informó en función de lo que dicen los medios, de la radio y la televisión y lo que dicen los políticos. Accedió a información tanto verdadera como tergiversada, en función de los intereses de quienes apoyaban el 'Sí' o el 'No'".

Lozano coincide en que la calidad de la información influye en las decisiones ciudadanas.

"Nunca había habido tanta información y tantas fuentes alternativas de información. Internet es en una de las principales. El problema es que hoy también se ha convertido en una fuente de tergiversación y en un campo de batalla entre versiones encontradas, muy confuso en ocasiones para que la mayoría de la gente pueda distinguir lo falso y de lo verdadero", dice Lozano.

FRACASÓ ESTRATEGIAS DE COMUNICACIÓN

Gran Bretaña organizó el pasado 23 de junio el referéndum conocido como "Brexit" para someter al voto de los ciudadanos su permanencia en la Unión Europea. La votación arrojó un resultado contrario a las previsiones de las encuestas: 52 % de los británicos votó por la salida frente a 48 % que eligió la permanencia.

Tres meses y medio después, Colombia recurrió al mismo instrumento de participación directa para validar los acuerdos de Paz que el 27 de septiembre, en Cuba, firmó el gobierno de Juan Manuel Santos con el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño Echeverri, conocido como "Timochenko".

En ambos casos, hubo sorpresa en el mundo. "Falló la campaña por la permanencia en la Unión Europea. Tuvieron una mala estrategia de comunicación y no lograron movilizar a la gente, sobre todo a los 'Millennials', los más jóvenes, que se quedaron en su casa confiados en que ganaría el 'No' al 'Brexit'", dice Genaro Lozano.

Nelson Florez, de la Flacso, considera que lo mismo ocurrió en Colombia. "Hubo falta de información y una buena estrategia para socializar el contenido de los acuerdos y su impacto en el futuro", dice.

Como consecuencia, se impuso la oposición a los acuerdos, que encabezó el ex presidente Álvaro Uribe, ahora senador del partido Centro Democrático. "Quienes promovieron el 'No' a los acuerdos de paz no tenían una agenda, hasta ahora la están construyendo. Hicieron una gran oposición, pero nunca hubo idea, siempre fue la crítica en función sólo de los acuerdos", dice.

A partir de información tergiversada, dice, alimentaron el rechazo de una parte de la población urbana. "Descontextualizaron la información para que la gente se molestara y se enojara, como confesó posteriormente el gerente de campaña del 'No' (Juan Carlos Vélez): 'Aprovechamos la molestia de la gente', dijo".

Los gobiernos de Gran Bretaña y Colombia comparten entonces el fracaso de sus estrategias de comunicación. Pero hay una diferencia que sí distingue los dos procesos: la participación.

En la Gran Bretaña participó 72.2 % de los electores, mientras en Colombia se impuso la abstención: 62 % de los ciudadanos no emitió voto. "Las encuestas daban como ganador el sí a los acuerdos por un margen de casi 30 %. El gobierno y la gente se confiaron y muchos ciudadanos no salieron a votar", dice Florez.

En el gobierno de Santos también hubo "exceso de confianza", insiste. "Cinco días antes había firmado en Cartagena el acuerdo frente a la comunidad internacional y creyó que ya todo estaba servido en bandeja de plata".

Hubo además otros factores que también influyeron en la baja participación, como las afectaciones del huracán "Matthew" en los estados de la costa del Caribe, explica el académico.

"En esos estados, aunque ganó el 'Sí', la participación fue muy baja porque hubo inundaciones ese domingo y muchos centros de votación tuvieron que cerrar. La gente tenía preocupaciones más graves que ir a votar y eso también impactó en la elección".

Para Lozano y Florez, estos procesos arrojan valiosas lecciones para la democracia. Por ejemplo, que los plebiscitos y los referéndums no garantizan la participación ciudadana.

"El riesgo para la democracia es la falta de participación en este tipo de procesos, no el hecho de que existan estos instrumentos de democracia participativa, que son muy buenos siempre que la gente participe", dice Lozano.

De lo contrario, advierte, gana terreno la tentación "la mano dura" para resolver los problemas y las diferencias en los países.


Consecuencias. Los ejercicios democráticos pueden repercutir en los mercados globales.
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