Nahuel Guzmán y Agustín Marchesín se abrazan en el calentamiento previo del encuentro Santos vs. Tigres. Los argentinos entre ellos platican, ríen, y muestran un generoso "compadrazgo" a pesar de que son la competencia directa por uno de los puestos de arquero en la Albiceleste de Gerardo "Tata" Martino.
Ambos con estilos diferentes, uno más sensato y el otro con una locura que lo hace abandonar su área, pero los dos con cualidades únicas que los han llevado a vestir la playera de Argentina, esa misma que se consagró alguna vez en México 86.
Ellos son la contradicción de los disturbios del pasado sábado en el Estadio Corona. Los porteros luchan en la cancha, mostrando talento en la liga mexicana, en la cual ambos ya fueron campeones, a diferencia de los "aficionados" que contienden a golpes, con salvajismo, como si fuera una batalla en la Edad Media.
Los porteros ponen al ejemplo de cómo un santista y un tigre conviven y compiten deportivamente, cómo debe ser. Viendo el balón rodar, atajando y respetando las normas éticas del futbol.
Los dos cancerberos vienen de una zona dolida por las barras y violencia; estaban acostumbrados a jugarse la vida en cada partido bajo la regla de respetar los colores, o de lo contrario, ser atacados por los integrantes de estos grupos que lastiman el futbol con sus peleas y amenazas.
En México, se quiere imitar eso. Desde el momento que existen barras ya da pie a comportamientos violentos similares a los sudamericanos. Ese problema que directivos no han podido erradicar, y hoy en día, sufren y comen de su mano para que no existan percances dolosos.
Tal y como lo señala en el reportaje "Entre barras bravas" el periodista español, Jon Sistiaga:
"Cuando los jugadores van a reconocerle un triunfo a la barra, están reconociendo que son las personas que más animan, pero también las que más estafan a sus clubes; los que infectan el futbol argentino con códigos mafiosos de silencio. No he encontrado ni un solo barra brava, que me sepa decir la alineación completa de su equipo", dice contundente.
El reportaje que sacó para la cadena española "Canal +", muestra a detalle lo que puede pasar si se les da mucho poder a estos grupos de animación en voz de directivos y propios integrantes de las barras.
Marchesín y Nahuel luchan deportivamente todos los días por estar en esa selección que es catalogada como una de las mejores del mundo, mientras que los "barristas" se pelean, hieren personas inocentes y destrozan un estadio para demostrar un mayor "aguante". ¿Lógica? No la encuentro…
