Futuro. Sólo el 31 % de quienes nacen en el estrato más bajo consigue un trabajo formal.
Los mexicanos que nacen en un contexto de pobreza permanecerán en ella el resto de sus vidas, alertó el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Según el informe "Movilidad social: por un crecimiento incluyente con menor desigualdad", en México hay poca movilidad social: quienes son hijos de personas con cierto índice de riqueza, permanecen en el mismo índice durante generaciones.
Los hijos también reproducen los niveles educativos, la informalidad del empleo, así como el acceso a la salud y a la protección social de sus padres. "Se está transmitiendo intergeneracionalmente la desigualdad. Si los padres son desiguales, los hijos son desiguales", alertó en conferencia de prensa Rodolfo de la Torre, director del Programa de Desarrollo Social con Equidad del CEEY. De acuerdo con el estudio, 35 por ciento de quienes nacen en el quintil I permanecen ahí cuando crecen.
Asimismo, 57 por ciento de quienes nacen en el quintil V, el más alto en cuestión de riqueza, permanecen en él. Las diferencias son más amplias en el tema de educación: sólo el 5 por ciento de quienes tienen padres sin estudios llegan a la universidad; en comparación, el 59 por ciento de quienes tienen padres profesionistas obtienen el mismo grado escolar.
"Tienes niveles educativos determinados en gran medida por el origen. Prácticamente todos completamos primaria sin importar quiénes son nuestros padres, pero cuando queremos superar a secundaria o preparatoria, se dificulta. Estamos prácticamente sentenciados", agregó Roberto Vélez, director del programa de Movilidad Social. Quienes tienen padres con estatus ocupacional bajo, como los trabajadores agrícolas, son más susceptibles a continuar en dichos pasos; y sólo el 31 por ciento de quienes nacen en el estrato más bajo consiguen un trabajo formal.
Dicha falta de movilidad social se ha traducido en un estancamiento de la pobreza: en 30 años, la pobreza por ingresos permanece en 53.2 por ciento, sin diferencia entre 1992 y 2014. Es decir, al paso de las generaciones, las mismas personas son pobres o ricas. Según Vélez, México desaprovecha a un gran número de personas que podrían impulsar el crecimiento económico, puesto que no garantiza las mismas oportunidades para los tres pilares sociales: la educación, la salud y la protección social para todos los mexicanos.
Crece la desigualdad
Marcelo Delajera, director de Crecimiento Económico y Mercado Laboral en el CEEY, apuntó que actualmente en México el debate se ha centrado entre crecer económicamente o la repartición de la riqueza.
"Lo que vemos en los países más avanzados es que hay mayor crecimiento, pero también mayor desigualad. Entonces, el debate está mal orientando. Y la simple redistribución de la riqueza no asegura un crecimiento económico", dijo Delajera. El CEEY llamó a construir una política sostenida de Estado que garantice el acceso universal a los tres pilares; donde la distribución de recursos y el crecimiento económico avancen a la par, y se rompa con la transmisión de las desigualdades.
