Toman las calles. Con pancartas y sombreros de Panamá, cientos de manifestantes se congregaron ante la residencia oficial del 10 de Downing Street para exigir la renuncia del conservador.
El escándalo derivado de las filtraciones en el caso de los "Papeles de Panamá" ha puesto en jaque al primer ministro británico, David Cameron, quien admitió que tuvo acciones en un fondo de inversión en un paraíso fiscal.
Ahora Cameron no sólo tiene que enfrentar las duras críticas del Partido Laborista en el Parlamento, sino también las manifestaciones en las calles de gente que pide su destitución. Ante la presión, el jefe de gobierno del Reino Unido confirmó ayer que publicará su declaración de Hacienda.
Cientos de personas se manifestaron ayer en el Centro de Londres para pedir la dimisión del primer ministro británico, David Cameron, a raíz de la controversia por el caso de Panama Papers y que ha salpicado al jefe del Gobierno.
Con pancartas y sombreros de Panamá, cientos de manifestantes se congregaron ante la residencia oficial del 10 de Downing Street para exigir la renuncia del político conservador después de que éste admitiese que se benefició de una inversión en un paraíso fiscal. "Cameron se tiene que marchar", "No te creemos más. Dimite Cameron" o "Lo que pasa en Panamá no se queda en Panamá" fueron algunos de los carteles que portaron los asistentes a la protesta mientras proferían gritos de "fuera, fuera Cameron". Desde la calle los participantes gritaban "fuera, fuera Cameron" mientras numerosos agentes del orden mantenían un fuerte dispositivo de seguridad y tenían bloqueada la entrada al edificio.
En su discurso, Cameron reconoció haber cometido fallos en la forma de abordar las revelaciones contenidas en los papeles de Panamá, que han develado que políticos, ricos y famosos han hecho inversiones en paraísos fiscales para evitar el pago de impuestos.
Para intentar disipar la polémica, el político "tory" anunció que hará pública su declaración de Hacienda, lo que obligará a otros destacados políticos del Gobierno y de la oposición a seguir los mismos pasos, según coinciden hoy los comentaristas británicos.
"Sé que hay lecciones que aprender (de esta polémica) y aprenderé. No culpen al número 10 de Downing Street (su residencia oficial) o a asesores sin nombre, cúlpenme a mí", dijo Cameron. "Estaba enfadado por lo que la gente estaba diciendo de mi padre. Lo quería y le echo de menos todos los días. Fue un padre maravilloso y estoy muy orgulloso por todo lo que hizo. Pero no debo dejar que eso ensombrezca la situación", agregó.
La oposición laborista ha exigido al primer ministro que haga este mismo lunes una declaración parlamentaria para explicar en detalle sus intereses financieros en el caso.
El líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, criticó ayer a Cameron por haber hecho una serie de declaraciones a la largo de la semana que han sido "de alguna forma confusas".
