Acto religioso. Se llevó a cabo el Lavatorio de pies en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe.
Recordando el episodio del Lavatorio de Pies, se celebró la tarde de ayer la sagrada solemne conmemoración de la institución de la Eucaristía en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, misma que fue presidida por el obispo de la Diócesis de Gómez Palacio, José Fortunato Álvarez Valdez.
Esto se realizó durante la Última Cena, que fue donde Jesús convivió por última vez con sus 12 discípulos y en donde dejó una enseñanza que fue la del amor extremo, el cual se inicia a través del servicio y la humildad.
Monseñor Álvarez Valdez, recordó durante la celebración que este fue el día que Cristo quiso dejar su cuerpo y su sangre, en señal de la que derramaría y que es lo que purifica y salva de todo pecado a los hombres.
De ahí nace la eucaristía, el sacerdocio y la comunión; se comulga para ser protegidos de todo.
"Con esta Eucaristía se celebra el amor más profundo de Cristo por nosotros y para recordar que Jesús nos enseñó lo que es el amor extremo, que significa la muerte, dar la vida por nosotros", explicó monseñor.
Dijo que lo importante de esto es reflexionar el mensaje de Jesús, reconocer que no venimos a ser servidos, sino a servir y quitando todo orgullo y falta de humildad.
A la ceremonia eucarística asistieron alrededor de mil personas, quienes llegaron a la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe.