Pasan las 8 de la noche y el tráfico se pone "feo" en la carretera a San Pedro. Las señales no mienten, hoy juega el equipo de casa.
En el Corona todo está debidamente dispuesto. Policías municipales y soldados resguardan el inmueble en el que se desarrollará un partido de corte internacional.
Para las 9:00 p.m., los dos equipos salen a la cancha bajo el himno de la Liga de Campeones de la Concacaf. Los jugadores se saludan y luego posan para la foto del recuerdo, la que siempre se toma y nunca se publica. Y de inmediato, el saludo a Giovani por parte del respetable: "¡borracho, borracho!", le gritan.
Esto es una fiesta. En una esquina de la tribuna oriente, unos 50 seguidores del Galaxy se hacen notar. Y en la otra esquina, aparecen las banderas verdiblancas.
La primera de peligro sobre el arco visitante llega apenas al minuto de juego. Bravo, Djaniny y Dávila se combinan para levantar a la gente de sus asientos.
Minuto 6 del partido. La segunda para los Guerreros; un defensor rival saca el balón de la raya.
El estadio ya está casi lleno. Es el partido número 54 de la Liga de Campeones de la Concacaf 2015-2016.
El show de Giovani es cosa aparte; su primer partido oficial en su país de nacimiento no será un grato recuerdo.
Un viento de cambio comienza a soplar en el Corona. Aunque parece que el Galaxy quiere nivelar las acciones, y tras un breve letargo, por fin estallan los "cuetes" que anuncian la llegada de Bravo en el área. Retumba el ¡Santos, Santos!
Abucheos para "Gio" cada que la toca. Y patadas también. Aquí no se trata de nacionalidades ni falsos patriotismos.
Al 22, Dávila hace el segundo. ¡Ahí están los refuerzos del Santos!
Pero la hazaña no estará completa sin la figura de Marchesín. El guardián del arco albiverde se luce con una atajada espectacular y a partir de ahí, comienza un baile lagunero. Bravo le pone sabor jugando la bola de "taquito".
Los gritos contra Giovani dos Santos no desaparecen. El "10" del Galaxy la toca para Keane, pero al británico le fallan las piernas y el peligro se desvanece en el muro albiverde.
¿Quién es el Galaxy? ¿Dónde están sus figuras?
A un costado del campo se distingue la figura de los entrenadores. El joven Zubeldía, de saco, corbata y pantalones ajustados. A unos metros de distancia, el experimentado Bruce Arena, en 'pants', como quien desprecia una ocasión especial.
Djaniny hace el tercero al 35, ¿alcanzará la pólvora para tanto festejo?
De oriente nace una ola que recorre cada rincón de la Casa del Dolor Ajeno; el fortín de los Guerreros. Minuto 41, pareciera que todo está definido.
Arranca la segunda parte. Arena se ha perdido en la banca; desde la tercera anotación, el técnico foráneo no se ha vuelto a ver.
"Minion" Abella se crece y sale bien librado de su encuentro con Gerrard. La juega con balonazo exacto a Djaniny y comienza un contragolpe. El africano aguanta la bola y cuando parece que la jugada "se ahoga", encuentra a Bravo del otro lado. Cae el cuarto.
Abella tendría un enfrentamiento con otra "figura" de la galaxia mercadológica, el capitán de los "gringos" y también gana el duelo. Robbie Keane parece molesto y en su frustración, se conforma con empujar al adversario.
El juego está controlado. Los tambores no dejan de sonar, las trompetas despiertan. El canto de la barra se reaviva.
Zubeldía sigue al margen de su área técnica y, con la holgada ventaja, se da el lujo de mandar a "jugadores de refresco".
Minuto 78, mientras la asistencia médica atiende a un lesionado, tres del Galaxy aprovechan para rehidratarse. Su esfuerzo ha sido en vano. De Jong nada más vino a tomar agua.
Dos minutos después, Keane prueba de lejos, pero el balón acaba en "Marche". Algunas personas comienzan a abandonar el estadio; hoy el juego acabó temprano.
El árbitro dicta sentencia; los Guerreros avanzan a semifinales. En este torneo, la casa sí pesa. Y el enemigo se va sin nada; Galaxy sólo vino a pasear.
El Corona lució una buena entrada; más de 23 mil personas asistieron con boleto pagado.
