Columnas la Laguna

METÁFORA CIUDADANA

MINA Y EL MIEDO EN MÉXICO A LA LIBERTAD

DR. LUIS ALBERTO VÁZQUEZ ÁLVAREZ

Estamos condenados a la libertad

Jean Paul Sartre

En 1808 Napoleón Bonaparte invadió militarmente a España, en principio se trataba de una expedición punitiva para castigar a Portugal, gracias a un acuerdo con el débil monarca Carlos IV. El pueblo español no aceptó tal tratado y se manifestó contra la intervención gala, obligando al rey a abdicar a favor de su hijo Fernando VII; El corso citó a ambos soberanos a Francia y ahí los tomó prisioneros instalando en el trono a su hermano José, conocido en la historia hispana como "Pepe Botellas". Ante esto, un grupo de patriotas se levantaron en armas para expulsar a los gabachos de la península; entre ellos estaba Francisco Javier Mina Larrea, quien gracias a su arrojo y valentía logró atraer a gran número que jóvenes que utilizaban la expresión "irse a Mina" para engrosar las filas libertarias españolas. Tras cruenta lucha cayó prisionero y fue enviado a la Torre de Vincennes en París, donde conoce a varios jacobinos que le van a adoctrinar en las teorías de independencia e igualdad social. Cuando en 1814 Napoleón es derrotado, Fernando VII y los españoles capturados son liberados y regresan a España.

Mientras, en la península, el pueblo había tomado el poder y había creado la Constitución liberal de Cádiz, que restaba poder al monarca y establecía un sistema de gobierno compartido con el pueblo a través de las cortes. Fernando VII no acepta la carta magna popular y establece nuevamente el despotismo absoluto. Mina y muchos españoles se levantan en armas para buscar mantener el régimen liberal, pero son derrotados y Mina tiene que huir a Londres, donde conoce a Fray Servando Teresa de Mier, un mexicano que luchaba por la independencia de su patria y que lo convence de viajar a la Nueva España para buscar la libertad de esta nación.

Cuando Mina llegó a México, expresó su pensamiento político y libertario: "…la emancipación de América es útil y conveniente a la mayoría del pueblo español; lo es mucho más por su tendencia infalible al establecimiento definitivo de gobiernos liberales en toda la extensión de la antigua monarquía. Sin echar por tierra en todas partes al coloso del despotismo sostenido por los fanáticos monopolistas y cortesanos, jamás podremos recuperar nuestra antigua dignidad… Por esto es indispensable que en todos los pueblos donde se hable el castellano, aprendan a ser libres y a conocer y hacer valer sus derechos… Esta época terrible es la que los agentes y partidarios de la tiranía temen sin cesar; ven en el exceso de su desesperación, desplomarse su imperio y quisieran sacrificar a todos en su rabia impotente".

A casi doscientos años de esta proclama, continúa la lucha por la libertad; es algo esencial que nos encadena a la vida, como lo sugiriera ese joven de ochenta años al que los estudiantes franceses le permitieron marchar con ellos por las calles de París en mayo de 1968: pero en esos dos siglos han cambiado radicalmente los sistemas de esclavitud y también los de lucha por la libertad. Dado que aún subsiste el despotismo, ya no de un rey, sino de un grupo político que se ha adueñado de México, que lo utilizan como botín de guerra, es indispensable ingeniar nuevos métodos y procesos de lucha por nuestra dignidad y por ende, por la libertad.

La estructura de los medios de comunicación vendidos al sistema político, mantiene en absoluta distracción, de manera permanente, a una inmensa mayoría de las personas; provoca alienación mental gracias a eventos intrascendentes como taranovelas; encuentros deportivos que hacen haraganes a los videntes y reality shows con nulo nivel cultural; eso hasta la eternidad. Pero para la pérdida del libre albedrio se utilizan otras oportunidades efímeras como el carnaval, la semana santa, la navidad, los días "patrios" y un sinfín de engaños que no permiten dar continuidad al discernimiento de la real y auténtica problemática en la que vivimos. En un momento dado, las mismas elecciones, y en especial los resultados de ellas, son verdaderos ejemplos de lapsus mental comunitario que destruyen la conciencia social y mutilan hasta el sentido común.

Dentro de los peores tormentos populares por falta de libertad, está el acarreo de personas para eventos oficiales, son estos esclavos de las dádivas que le otorgan las corruptas autoridades; lo mismo para votar el día de las elecciones, que para acudir a lanzar porras en algún informe o para vitorear a un gobernante cuando arranca una obra que la comunidad inteligente considera superflua, innecesaria y hasta obstructiva de satisfactores reales a problemas graves; es en esos eventos cuando los siervos políticos tienen valor estadístico; en cambio, cuando no hay actividades políticas, ni existen para el gobierno.

Enlistando otras formas de opresión actual, las deudas estatales y federal son pesadas cadenas que avasallan al pueblo a impuestos y pagos excesivos por servicios monopólicos caros y muy malos, tales como energía eléctrica, carburantes y salud social; entre otros. Una más es estar sojuzgados por partidos políticos que sólo buscan cuidar sus beneficios e intereses propios; jamás los del pueblo. Además, vejados por tribunales corruptos y otras formas de gobierno ineficientes que han sodomizado a México; unidos a ellos se encuentra la burocracia como un esclavismo terrible que impide crecer empresas y organizaciones y que además es una de las cabezas más hambrientas y sanguinarias de la hidra llamada corrupción, a la que, por cada una que cortas, le crecen dos; como en la mitología griega

La participación ciudadana es, en esencia y acto, lo propicio, lo adecuado, el camino pavimentado para alcanzar la plenitud humana, pero existen otros, la toma del poder civil por el pueblo consciente es la vía más viable, antes de que, como dice Mina; "la rabia impotente de los tiranos destruya a todos". En último término: recordemos que la aceptación de la opresión se convierte en complicidad; y, en especial, apelando a la tradición aristotélica, la lucha por una vida buena dentro de instituciones justas; siempre en persecución de la felicidad social e individual; eso es libertad.

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