ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI
(TRIGÉSIMA PARTE)
"El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son y de las que no son en cuanto a que no son". Este tan directo y absoluto señalamiento que hiciera el sofista Protágoras en la antigua Grecia en el siglo V antes de Cristo, ha sido analizado, interpretado y digerido de muy diferentes maneras a través de los siglos, y por lo tanto ha permanecido en la historia hasta llegar a nuestros días en muy diversas concepciones. Es curioso y hasta cierto punto lógico, que en la Roma del siglo primero después de Cristo, un reconocido arquitecto de sus tiempos, Marco Vitrubio Polión lo integrara específicamente dentro de su especialidad, al reconocer las proporciones del cuerpo humano "como medida de todas las cosas" e intentar alcanzar una arquitectura más humanizada, o antropocentrista, es decir, una arquitectura al servicio del hombre, en la que el concepto de belleza dependiera de la armonía de las proporciones como partes de un todo, basado naturalmente en la escala humana. A su vez, este fascinante concepto de Vitrubio, fue recogido y revitalizado por Leonardo da Vinci durante el Renacimiento en el Siglo XV para expresarlo y transmitirlo artística y geométricamente en ese su elegante dibujo del "hombre de Vitrubio"; novedoso concepto del hombre humanista, que cambia la visión teocrática medieval para retomar una vez más su lugar en el espacio como centro del universo y "como medida de todas las cosas". Se trata de una imagen verdaderamente universal que a pesar del tiempo y la distancia, aún seguimos admirando en nuestros días, al enfocarse una y otra vez en tal concepto e imagen del hombre humanista, igualmente válida para el Siglo XXI. Todavía en nuestro pasado Siglo XX, un excelente arquitecto de la talla de Le Corbusier refería que "el codo, el brazo, la palma, el pie y la pulgada fueron el instrumento prehistórico y siguen siendo el del hombre moderno". Términos y mediciones interesantes que permanecen vigentes.
Al hablar del desarrollo humano y referirnos especialmente a la etapa de la pubertad y de la adolescencia, tal señalamiento del "hombre como medida de todas las cosas" aparece útil y sumamente práctico en nuestros días, especialmente en este período de la vida, donde puede ser aplicado una vez más en relación al "cuerpo humano como medida de todas las cosas". La forma en que cada chica o cada chico descubre los innumerables cambios y detalles que día tras día se van sucediendo en toda la extensión de su cuerpo y despiertan a la vez a esa variedad de sensaciones que le invaden paralelamente conforme ocurren tales cambios, determina precisamente que su cuerpo se convierta en el centro del universo adolescente, de modo que sus pensamientos, sus reacciones, sus sentimientos, sus conductas y hasta sus sueños, se encuentren ligados irremediablemente, sea en forma, consciente o inconsciente a todo aquello que está sucediendo dentro o fuera de su cuerpo. A pesar de que aún en este Siglo XXI, tantas de nuestras normas culturales morales o religiosas sancionan y reprimen la desnudez del cuerpo así como las diversas sensaciones que emanan de éste, especialmente las de contenido erótico, existe en forma contrastante, contradictoria y aplastante, otra oleada también cultural y comercial que estimula y favorece la desnudez y la exhibición de los cuerpos, así como la liberación de las sensaciones e impulsos básicos, incluyendo naturalmente los sexuales. Es así, como los adolescentes de nuestra época se encuentran a la mitad del camino, conscientes o no de su propia desnudez física, parados cara a cara ante tales tendencias públicas ambivalentes y contradictorias que deben enfrentar para aprender a conocer y manejar su cuerpo, así como todo aquello que se deriva de éste como un aspecto tan básico del proceso de su desarrollo (Continuará).
