Hasta siempre, Maestra Lolita
Hace pocos días me enteré que había fallecido la maestra Lolita Islas, fue mi maestra de 1 a 4 año de primaria, hace ya más de 50 años, en el Colegio Torreón, aquel que estaba en la calle Zaragoza casi esquina con Matamoros, en el mero centro de la ciudad.
Es triste dar testimonio de gente que ya no está aquí para recibir homenajes, por eso la famosa frase “En vida hermano, en vida”. Confío en que éste llegue al cosmos o al cielo y ella lo reciba.
La Maestra Lolita, la recuerdo con mucho cariño, muchas veces tomó mi mano para tratar de enderezar mi letra, confieso que no lo consiguió, pero enderezó mi vida.
No es que fuera yo malo, pero sí travieso y peleonero, la señorita Justina, encargada de Honor y Justicia, me dejaba siempre castigado en el patio, porque peleaba con otro chaparrito igual que yo, por no quedar al último o no ser el primero en la fila.
Volviendo a la Maestra Lolita, recordándola, siempre tuve la creencia de que a mí me quería mucho, tal vez porque yo era el más pequeño y joven de sus alumnos, pero ya con la distancia del tiempo, reconozco que así nos quería y trataba a todos. Es curioso, pocas veces la vi sonreír, de hecho era casi inexpresiva, pero parecía que amaba su profesión. La recuerdo alta, esbelta, con su pelo corto.
Recuerdo a muchos de mis compañeros, pero temo que al mencionar algunos pudiera agraviar a los que omita, un abrazo fraternal para todos ellos, ellos fueron, junto con la Maestra Lolita, artífices de una de las etapas más maravillosas de mi vida.
Recuerdo también con mucho cariño a la directora Maestra Raquelito Vaquera, quien cariñosamente me confundía con el nudillo de sus dedos o su anillo de campeona, nunca supe cuál pegaba primero, esto era cuando me mandaban saludarla a la Dirección de la escuela, allá iba yo, muy obediente.
Para 6º año habíamos madurado mucho, la Maestra Robles, otra distinguidísima maestra, tenía la responsabilidad de mandarnos en las mejores condiciones posibles a la Secundaria y procuraba sacar lo mejor de nosotros, en una exposición brillante de un compañero, más brillante aún: Alberto Mariscal el más aplicado, impactó mi vida, su tema era el funcionamiento de una turbina de avión tipo jet, apenas estaba aterrizando el primero de este tipo en Torreón, abriéndose la puerta a otra época.
Lic. Jesús Pedroza Pérez,
Generación 1962-1968.
