En “camisa de once varas”
Al tocar el tema del polémico Humberto Moreira, se atreve a afirmar sin pudor alguno y con arrojo descabellado “La gente sabe que las mayores culpas no fueron de él, sino de malos colaboradores que abusaron de su confianza y su generosidad”. Tal parece que don Armando ya investigó el caso por su cuenta y llegó a esa irrefutable y tajante conclusión. Igualmente afirma “Es cierto que Humberto Moreira incurrió en graves errores, pero igualmente hizo mucho bien al Estado que gobernó. Transformó no sólo a Saltillo, sino a todas las poblaciones de Coahuila, grandes y pequeñas. Sigue gozando en su solar nativo de aprecio y popularidad”.
Los aciertos que pudo haber tenido durante su mandato era su obligación y responsabilidad, por lo que los ciudadanos no tendríamos porqué agradecerle ni mucho ensalzar. Además, ese supuesto aprecio y popularidad que podría tener en ciertos sectores muy específicos de la población coahuilense, seguro quedan anulados por el enorme desprecio de la gran mayoría de los mexicanos hartos de los abusos y pillerías de virreyes como éste. “Si aun después de su defenestración se hubiese presentado en su ciudad como candidato a un puesto público, de seguro habría ganado la elección”. El colmo de la adulación descarada. Ahora resulta que el Sr. Fuentes es adivino y tiene la capacidad de predecir tendencias de elecciones virtuales. ¿La verdad será abstracta? ¿Entonces cómo le hacen para enjuiciar a alguien y llamarlo a cuentas? ¿Cuál verdad es la que se considera? Dicen que la primera lealtad es hacia uno mismo; quien tiene a la legalidad, la justicia, la honestidad, la honradez, la ética, etc., dentro de su escala de valores difícilmente podría anteponer la ajena sobre la propia. Este país debe precisamente dejar de funcionar en base a los compadrazgos y amiguismos. Nuestro sueño inmediato debe de ser lograr hacer valer la ley en todo momento y de igual manera para todos, así la justicia se hará parte normal e inequívoca en nuestra diaria convivencia.
Jaime Díaz de León.
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Resultados distintos
Es notable que desde hace varios días ha estado circulando un tema que, en mi opinión, es bastante delicada, que ha pasado desde ser tema de conversación en las mesas de los familiares coahuilenses y laguneros hasta las más altas esferas de la política nacional y que puede describirse en un sustantivo: Moreira. Un acontecimiento que, naturalmente, ha sorprendido a más de uno (contando al propio exgobernador) y ha generado toda clase de comentarios en pro y en contra del exgobernador, los cuales a pocos días de las primeras noticias tal vez nos han apartado de hechos que son difíciles de olvidar en medio de todo esto:
El logro de la captura es (si acaso) triunfo del gobierno español tal vez apoyado por el estado mexicano, pero no por sus funcionarios quienes únicamente han hablado al respecto para lavarse las manos cual Pilatos. Esto alude inmediatamente a que es difícil creer en la “esperanza” de un posible cambio por parte de los políticos en turno, como afirma el doctor Yamil Darwich en su última columna, ya que no es un logro del estado mexicano y en sí, los únicos que pueden temer bajo esa premisa son los políticos en el extranjero. Tampoco es fácil pensar en una sociedad que se detenga a pensar críticamente en el asunto cuando se expresan individuos que dan fe de la benevolente alma del señor Moreira, ya sea por redes sociales o en los sondeos de televisión. Porque sí, nos llegó de sorpresa el acontecimiento, pero sus delitos no son algo que muchos de nosotros desconocíamos, de forma que lo único que cambia es la formalidad de las aseveraciones, a menos, que el ciudadano coahuilense empiece a cambiar el rumbo que toman sus decisiones en cuanto a su participación cívica, que se pregunte en dónde estaba en aquel momento, dónde está ahora y dónde quiere estar en la próxima gobernatura. No tengo las respuestas, sin embargo sé que, como diría un físico alemán, “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Ángel Soto
