Costosa. En nuestro país, circulan grandes cantidades de dólares para cubrir la corrupción.
Los resultados del Índice de Percepción de la Corrupción 2015, en el que México ocupa el lugar 95 de una lista de 168 país, es motivo de preocupación para empresarios, consultores y especialistas económicos, por su impacto en el crecimiento y la competitividad del país.
"El daño que ocasiona a la economía es brutal", dice Luis Serra, director de Investigación, del Centro de Investigación para el Desarrollo, AC (CIDAC).
Si bien el especialista advierte que es "muy difícil cuantificar cuánto le cuesta al país", el estudio Anatomía de la corrupción en México, de María Amparo Casa, ofrece cálculos nada alentadoras de distintos organismos nacionales e internacionales.
Según el Banco de México, el Banco Mundial y Forbes -cita el estudio-, la corrupción en el país representa cerca de 9 % del Producto Interno Bruto (PIB), mientras el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado la sube a 10 % del PIB.
El Inegi, por su parte, calculó en 2013 que la corrupción representaba 347 mil millones de pesos, que equivaldrían a aproximadamente el 2 % del PIB. Esta cifra es similar a la de la organización México ¿Cómo Vamos?, que la sitúa en 342 mil millones de pesos al año.
"La corrupción está afectando directamente la competitividad en el país", afirma Alexandra Zapata, investigadora del Instituto Mexicano para la Competitividad.
Por eso los empresarios mexicanos consideran que la corrupción ha llegado a un punto inaceptable y es su principal preocupación, de acuerdo con el estudio Perspectivas de la Alta Dirección en México, de la consultora KPMG, que encuestó a 716 empresarios de todo el país.
"Su percepción es que si queremos crecer, necesitamos combatir la corrupción", dice Roberto Cabrera, socio líder de Industrias y Mercado de KPMG.
Las cifras oficiales sostienen esa preocupación. De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la falta de sanciones a los actos corruptos costó a México 86 mil millones de dólares, que se atribuyen a desvíos, subejercicios y despilfarros de recursos.
"Hay que cambiar los incentivos para entrar a la política", advierte Zapata. De lo contrario, dice "vamos a seguir teniendo un mismo perfil de gente que con incentivos alineados a la corrupción está entrando a buscar un lugar como funcionario público".
