El físico noruego, Andreas Wahl, realizó un experimento en el que para algunos pudo arriesgar su vida, ¿el objetivo?; probar el alcance de disparo de bala bajo el agua.
Para ello, Wahl se sumergió en una profunda piscina junto a un fusil, el cual activaría el mismo con ayuda de un sencillo mecanismo.
De esta manera el científico accionó el arma y la bala salió con potencia pero al cabo de unos centímetros frenó su paso y terminó por recorrer poco más de un metro de distancia.
Confiado en sus cálculos, Andreas se situó a tres metros del rifle a sabiendas de que el proyectil no recorrería ni la mitad de dicho trayecto.
Desde luego el experimento sólo aplica para rifles de asalto terrestres, pues años atrás se desarrollaron armas capaces de disparar bajo el agua con un alcance de hasta 40 metros hasta un objetivo.
El científico hizo un cálculo de potencia y resistencia para así colocarse a la distancia adecuada. (YOUTUBE)
