Triunfa Marín en Lerdo
Ni la baja temperatura, ni el cielo encapotado, ni la lluvia intermitente fueron impedimento para que se celebrara el primer festejo taurino del año en la Plaza Alberto Balderas de Ciudad Lerdo.
Los novilleros partieron plaza al son del mariachi que entonó el paso doble, mientras los coletas eran aclamados con las palmas del respetable que en familia engalanó por completo el tendido de sombra.
Los novillos de Marco Garfias se presentaron con grano, juego, cara y bravura. Buen lote que en general se dejaron meter mano por los alternantes. El gran triunfador resultó ser Abraham Marín, quien tras su artística actuación cortó dos orejas; Manuel Gutiérrez, Gerardo Solís y José Sáinz escucharon palmas por igual.
MANUEL GUTIÉRREZ
De la puesta de chiqueros sale embravecido Año Nuevo, luego de ser bregado acude al caballo con fiereza, el novillero lo recibe con el capote en los medios ejecutando ceñidas verónicas rematadas con rebolera, luego invita a Gerardo Solís a colocar el primer par de banderillas. Por su parte, el hidrocálido coloca el segundo y tercer par de aretes ante la algarabía del público presente.
Brinda la muerte al respetable e inicia faena con el capote en alto ante el ímpetu del novillo el cual poco a poco entra en la lidia hasta dejarse llevar humillado. El novillero se regocija con la franela y corona su labor con pase de pecho ante el olé.
En el encuentro de voluntades el silencio absoluto invade el recinto. El coleta hunde media espada y el novillo dobla, se levanta y busca tablas, nuevamente dobla y muere tras la puntilla. El espada escucha palmas.
GERARDO SOLÍS
Sale de la puerta de los sustos el novillo Chelero. Con bríos acude al encuentro de capote y de igual forma al castigo de varas. Solís inicia labor con vistosas Gaoneras, el público le exige la suerte y ante la petición decide colocar las banderillas. El morrillo del novillo se adorna, al igual que el coleta quien coloca magistralmente el tercer par.
Armado con la muleta inicia labor con doblones en los medios, intentando que el burel humille, en el juego de la lidia Solís es desarmado y el novillo hace por él, pero con sobradas facultades sale librado galleando a su enemigo, continúa su peligrosa labor ejecutando manoletinas y toreando hasta de hinojos erizando la piel del público presente, a la hora de la verdad pincho en hueso, en segunda oportunidad hundió el acero hasta los moños. El juez José Luis Orozco considera que los trofeos se le hacen de humo y el espada sólo escucho palmas.
ABRAHAM MARÍN
El discípulo de la academia taurina del coliseo Centenario recibe de hinojos a Enfiestada, novillo embravecido que luego acudió con fiereza al caballo, la suerte de banderillas es ejecutada por los subalternos, al dar paso al tercio de muerte.
El novillero inicia su faena con pases largos y aterciopelados de aquí hasta allá, calando hondo en el sentimiento de la afición que corea la ejecución con el olé y las palmas.
El novillo humilla y embiste ante el embrujo de la muleta. El ruedo anegado por la lluvia complica la lidia y Marín continúa su labor sin ceder terreno con la muleta enlodada y ensangrentada, en la suerte máxima la espada se hunde fulminante y del biombo se desprenden dos trofeos.
JOSÉ SÁINZ
El novillo cierra plaza resultó ser Rey Mago, en la suerte del más novel de los alternantes. Breve faena de capote y banderillas puestas por los subalternos, el novillero brinda la muerte de su enemigo al respetable, quien le responde con las palmas.
La lidia viene de menos a más. Con la muleta Sáinz da muestra de gallardía y valor, ejecutando randas por naturales, se adorna en la suerte danzando con la muleta en la cara de su enemigo, en un descuido cae a la arena y el novillo lo embiste sin consecuencias.
El espada se levanta sin verse la ropa y continúa su labor hasta ejecutar serie de tandas coronadas con el desplante torero, con la espada pincha y se le esfuma el trofeo. Finalmente, escucha palmas.
