Columnas la Laguna

PARTICIPACIÓN CIUDADANA 29

LA FALTA DE COMUNICACIÓN, ¿SOLAMENTE?

MARÍA DE LOS ÁNGELES ORDÓÑEZ

De todos es sabido que cuando el Gobierno quiere, siempre existe la forma de dar a conocer algo que es de su interés, aun cuando a la sociedad no le parezca importante; ya se trate de algo que se hará en un futuro (que a veces es próximo y otras no tanto), o simplemente porque se quiere decir algo y los medios de información se convierten en sus voceros. El caso es que el Gobierno, o de manera más precisa el gobernante en su calidad de servidor público, cuando quiere dar a conocer algo, convoca a una rueda de prensa y hasta da entrevistas "banqueteras" con tal de aparecer; pero cuando no le interesa, no le interesa y punto. La cuestión es que el secretario de Finanzas del Gobierno del estado, Ismael Ramos Flores, ante el reclamo del CLIP y de un grupo de organizaciones sociales relacionado con el manejo del Impuesto Sobre Nóminas (ISN) en el sentido de que no se conoce qué se ha hecho con ese dinero, ni qué obras debieron haberse discutido y acordado, dijo que "no hay falta de transparencia, ni tenemos nada que esconder" (El Siglo de Torreón 21 de noviembre de 2015 página E1), y que en relación al reclamo público que se dio a conocer mediante un desplegado pagado el pasado domingo 15 de noviembre en ese mismo diario, afirma que las dudas que se tienen sobre ese manejo pudieron despejarse en las reuniones que convoca el Comité Técnico donde se informa sobre el avance de obras y el avance financiero, y remata diciendo que en todo caso si existen dudas sobre este particular, ello se debe a que "…únicamente es falta de comunicación". Puede que tenga razón el secretario Ramos Flores; sin embargo, si usamos este razonamiento y respuesta nos vamos a encontrar con que existe un buen número de asuntos que el Gobierno debe atender por obligación, y que no ha dado a conocer qué sucedió con ellos. Si no tenemos información sobre los responsables de las decisiones relacionadas con la contratación de créditos que dieron lugar a la deuda de Coahuila, es porque no se ha tenido la necesaria comunicación a pesar de las múltiples formas de haberla pedido y exigido; ni en el Congreso de Coahuila, ni en la Oficina del gobernador, ni en la oficina de la Secretaría de Fianzas (que es donde ha habido más cambios y a algunos los hacen diputados y a otros secretarios de educación) existe la información que nos permita conocer quiénes son los verdaderos responsables de este atraco y no comunicaron en su momento a los coahuilenses sobre este suceso. ¿ Dónde está la comunicación que necesitamos del alcalde Miguel Riquelme sobre este otro atraco llamado Sistema de Alumbrado Público de la ciudad de Torreón? ¿Cuándo nos va a comunicar y explicar dónde está el proyecto ejecutivo y las corridas financieras de esa ocurrencia llamada teleférico? Sr. secretario, el problema no es de falta de comunicación, el problema es de falta de integridad en el cumplimiento de las obligaciones que el cargo que ocupa le implican. Podemos pensar que si le tomamos la palabra, ahora sí podremos saber a qué empresas se les pagó lo que se les debía con el préstamo que por 2,500 millones de pesos le fue autorizado recientemente, y que su Secretaría tuvo a bien reservar esa información. Es el colmo que tratándose de lo más público que hay, los recursos públicos, los impuestos que todos pagamos, ahora se tenga el descaro de guardarse para sí lo que debieron dar a conocer a todos los coahuilenses. No se sienta agraviado, siéntase aludido porque el cargo que ocupa tiene responsabilidades en el manejo de nuestros impuestos; la información que debe comunicarnos no es patrimonio del Gobierno que usted representa. Ya veremos si da a conocer (comunicar como usted dice), qué ha pasado y qué se ha hecho con el ISN, con los 2,500 millones de pesos, con el dinero que dice ya tener el alcalde para el teleférico, y la explicación documentada de la opacidad en la que nada el alumbrado público de Torreón.

Recuerden que son servidores públicos, que están para servirnos y no para servirse ni para seguir ciegamente las instrucciones de su jefe, sino para cumplir con sus obligaciones.

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