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Aprende a prevenir las enfermedades invernales

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Aarón Arguijo

Con la llegada de la temporada invernal se acrecenta el riesgo de contraer enfermedades cardiorespiratorias, esto debido al elevado número de microbios en el ambiente y el descenso en la capacidad del organismo para protegerse de ellos, por eso es importante conocer las medidas preventivas que nos puedan ayudar a superar los riesgos de sufrir graves perjuicios a nuestra salud.

Una de las medidas más populares entre la población es el simple aislamiento, "no salgas de tu casa" es un consejo que regularmente escuchamos cuando las temperaturas comienzan a descender. Sin embargo, esta recomendación puede ser más perjudicial que favorecedora para nuestra salud, pues al estar encerrados se es más propenso a captar algún virus o bacteria.

Muchos aspectos pueden influir para caer contagiado de enfermedades virales  durante esta temporada invernal, como los cambios de temperatura, la mala alimentación, la baja de defensas o la mala calidad del aire, lo que ocasiona principalmente padecimientos de tipo respiratorio en personas de todas las edades, aunque los más propensos son los bebés, niños y adultos mayores.

Pero no solamente las bajas temperaturas son factor de riesgo durante el invierno, hay otros agentes que afectan sobre todo a nivel psicológico, y que los especialistas han estudiando a profundidad para detectar cómo es que esos aspectos pueden llevarnos a caer en distintos padecimientos. A continuación, algunos ejemplos de las enfermedades más comunes durante el invierno.

Depresión

Aunque parezca extraño, la época invernal desencadena trastornos depresivos en una considerable cantidad de personas, pues se conjugan diversas circunstancias como el aislamiento, las noches más largas y el recuerdo constante de seres queridos que no están presentes para acompañarnos en las tradicionales fiestas de esta etapa del año. Pero además, los científicos identificaron la razón subyacente de por qué algunas personas son propensas a la llamada "depresión de invierno", o trastorno afectivo estacional (TAE). Este síndrome es una forma de depresión que ocurre durante el invierno. Por lo general comienza en el otoño y desaparece en la primavera.

Los expertos creen que en el TAE, la depresión está desencadenada por la respuesta del cerebro a la disminución de la exposición a la luz natural. Las teorías actuales se concentraban en el papel que podrían tener dos sustancias químicas específicas en el cerebro: melatonina y serotonina, que ayudan a regular los ciclos de sueño, vigilia, la energía y el estado de ánimo. Este trastorno sólo ocurre en regiones del mundo alejadas del Ecuador, donde el ritmo biológico natural del organismo se ve trastornado por los días más cortos de invierno, afecta a más de 12 millones de personas en todo el planeta. Hay una amplia gama de tratamientos disponibles para este trastorno, tales como la terapia de luz y la terapia cognitivo-conductual, además de consumir cafeína y hacer ejercicio, así como pasar tiempo al aire libre, en la medida que las temperaturas lo permitan.

Alergias

Las alergias siempre se asocian a estaciones del año como la primavera y el verano, debido a la presencia de polen propio de la época de floración. Sin embargo, en invierno también debemos tener cuidado con estos padecimientos, porque el ambiente que se crea para mantener la temperatura dentro de las casas puede favorecer el desarrollo de las mismas. El aire en lugares cerrados tiene escasa o nula renovación, debido a que el ambiente permanece cerrado por el clima exterior frío, y esto junto a las calefacciones y humidificadores del ambiente, pueden crear un clima propicio para el desarrollo de ácaros, hongos y mohos desencadenantes de alergias.

Si sufres de congestión nasal, ojos llorosos u otra manifestación alérgica, es desaconsejable el uso de un aparato humidificador. También debe controlarse la ventilación del ambiente, la temperatura y por supuesto, evitar los cambios bruscos de temperatura así como conservar una adecuada higiene del hogar.

Gripe

El invierno es para muchos sinónimo de resfriado o gripe. En cuanto el tiempo empieza a cambiar y las temperaturas bajan, el frío nos hace caer en la enfermedad, algunas veces ya hasta se toma como "tradición". Para muchas personas es difícil pasar estos meses sin su caja de pañuelos de papel y medicinas, pero lo cierto es que es posible prevenir caer enfermo. La gripe se considera una enfermedad más seria que el resfriado común, ya que incluye fiebre, dolor general, especial sensibilidad al frío en forma de escalofríos e incluso puede venir acompañado de mareos y/o diarrea. La vacuna es el mejor modo de prevenir caer en la gripe, aunque puede tener efectos secundarios igual de indeseables que la propia gripe y tampoco es un remedio que funcione al cien por ciento. En la medida de lo posible hay que evitar exponer nuestro cuerpo a cambios bruscos de temperatura.

Conjuntivitis

El clima frío y seco tiende a hacer que en el ambiente se suspendan partículas que, al ingresar a los ojos, facilitan el desarrollo de procesos infecciosos que entre los síntomas más evidentes inflaman la conjuntiva (conjuntivitis) provocando enrojecimiento, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo e incremento de lagañas. El resultado de este proceso son recaídas en pacientes con síndrome de ojo seco o conjuntivitis alérgica y el incremento en casos de conjuntivitis infecciosa, siendo niños y adultos mayores los más afectados. Si bien no son enfermedades graves, sí son comunes y fáciles de evitar, por lo que se recomienda no descuidar los hábitos higiénicos en invierno, tales como lavarse las manos de manera constante y utilizar pañuelos desechables.

Afecciones en la piel

En el invierno, la piel es mucho más sensible debido a los cambios de temperatura: en ambientes externos con demasiado frío y en los internos por cuenta de la calefacción. Los resultados más comunes de estos cambios repentinos de temperatura son el surgimiento de acné, piel escamosa, labios partidos, manos cuarteadas, e incluso sufrir daño solar, lo que deriva en manchas en la piel. El uso de cremas exfoliantes y humectantes es necesario también en esta época del año, incluso bloqueador solar, a pesar de que no se presenten altas temperaturas.

Fallas cardiacas

Aunque todavía no se conocen los mecanismos que podrían explicar la asociación entre las enfermedades del corazón y la temperatura, se sabe que se producen más muertes por causas cardíacas en invierno que en verano. Las bajas temperaturas debilitan las defensas del organismo y disminuyen la capacidad de respuesta ante una complicación. Cuando el cuerpo reacciona al frío se activa el sistema simpático nervioso que secreta unas hormonas llamadas catecolaminas que, entre otros efectos, aumentan la frecuencia cardíaca. Se cree que el clima frío aumenta la vasoconstricción periférica, lo que puede conducir a edema pulmonar como consecuencia de insuficiencia ventricular izquierda y también puede provocar una coagulación anormal.

La alimentación es la mejor medicina

Llevar una  buena alimentación  es básico para el cuidado de la salud y el buen funcionamiento del cuerpo durante la época invernal. Para mantener sano el sistema inmunológico  que activa nuestras defensas naturales, es importante tener presente en nuestra dieta alimentos que contengan vitamina C, como el kiwi, brócoli, guayaba, toronja, naranja, fresa, limón, melón, entre otros cítricos. Tomar tés de eucalipto, manzanilla, canela, limón e incluso miel de abeja pueden ayudar también a prevenir y aliviar problemas respiratorios.

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