Algunas observaciones
Sr. Rocha: Deseo hacer algunas observaciones a lo asentado en su escrito, con la esperanza de ser atendido, pues el problema lo amerita, por ser ya de interés nacional.
No es dable compararnos con Uruguay o algunos estados de la Unión Americana. La situación geográfica, educación, gobiernos, ideologías, etc., etc. son completamente diferentes y en consecuencia las soluciones también lo serán.
Dice usted que en contra se aducen dos motivos: El aumento en el consumo y causar impedimento mental en el aprendizaje. Hay más, pero por lo pronto examinemos éstas.
Al legalizarla, desde luego se contará con un abastecimiento regular para satisfacer la demanda. Quien la venda tendrá su utilidad y es lógico pensar que mientras más venda mayor es la ganancia y de ahí a promover su consumo no hay sino un pequeño paso. Se promueve la venta de un artículo, no para vender igual o menos, sino para vender más o sea habrá mayor consumo.
Es opinión generalizada, entre ellos usted, que siendo la droga más consumida apenas produce una adicción del 10% entre quienes la usan. Aunque debiera y así lo sospecho, no tengo por qué dudar de la firmeza al citar ese porcentaje del 10%. Me pregunto, por el hecho de legalizarla y ofertarla... ¿Dicho porcentaje disminuirá...?
Se hace uso de la comparación con el tabaco y el alcohol. Para argumento de esta “discusión” no es admisible. Nadie ha dudado de que ese abominable uso del tabaco y la bebida sea tóxico aunque también lo es el de la yerba. Pero qué caso tiene compararlos, mejor veamos sus efectos en la sociedad; para ello volvamos a la secundaria o a la prepa, a la clase de aritmética razonada, que tanto usted como yo llevamos: quién le escribe en 1939 y el Sr. Rocha quizá en 1955 ó 60. Vamos a dar un valor a cada vicio según su toxicidad: Alcohol 50 tabaco 70 total 120. Si agregamos la marihuana en el supuesto de que se conservaría su mismo consumo 30. O sea que las 3 drogas tendrían un efecto nocivo de... 150. ¿Hay alguna disminución por la legalización...? ¡Pamplinas!
Debo decirle y es experiencia testimonial personal que cuando estuve en “filas” como conscripto reguardando el Aeropuerto Americano en el Istmo, algunos de nuestros superiores (soldados de línea) hacían uso de ella y nos platicaban de cómo al hacerlo aumentaba su valor y su violencia cuando estuvieron en la “bola”; creo que efectivamente al fumarla algún cambio emocional sucede y puede ser maligno, aunque pasajero.
Por último, no piensa que al defender “su” mercado los narcos desatarán una guerra aún más sangrienta, y que sobre todo afectará la paz de las ciudades.
No sé si traté todo lo que escribió. Ya fue suficiente.
Miguel Ángel Prado
Ciudadano de Torreón.
