Una obra para la libertad

A 47 años de la tragedia que empapó de sangre el suelo de Tlatelolco, el campo de las artes sigue siendo un espacio para representar el sentir del pueblo mexicano respecto a este trágico suceso. La obra musical Para la libertad es un claro ejemplo donde el contexto histórico del 68 es ambientado con las obras clásicas del maestro Joan Manuel Serrat.

"Los gritos, los aullidos de dolor, los lloros, las plegarias y el continuo y ensordecedor ruido de las armas, hacían de la Plaza de las Tres Culturas un infierno de Dante."

- Diana Salmerón de Contreras.

(La noche de Tlatelolco, Elena Poniatowska).

El miércoles 2 de octubre de 1968, líderes estudiantiles convocaron a realizar un mitin en la explanada de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Los activistas protestaban contra el autoritarismo del gobierno mexicano encabezado por Gustavo Díaz Ordaz, pedían se respetara la autonomía universitaria y exigían la libertad de los presos políticos.

Miles de personas abarrotaron la explanada frente al Edificio Chihuahua. En su mayoría eran estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de otras importantes universidades y centros de estudios.

Con un movimiento en declive por el encarcelamiento de muchos de sus líderes, el ambiente social se encontraba demasiado tenso a solo 10 días de inaugurarse los juegos olímpicos en la capital del país. A la plaza también arribaron varios escuadrones militares acompañados de tanques y camiones. Nadie se imaginó lo que sucedería en los minutos siguientes.

Poco después de que los líderes estudiantiles comenzaran a dirigirse al público desde el tercer piso del Edificio Chihuahua, a las 6:10 de la tarde, un helicóptero lanzó una enjuiciadora bengala verde a la plaza: era la señal para iniciar la disipación de los manifestantes y realizar la aprehensión de los líderes del movimiento.

La incertidumbre invadió cuando un grupo de francotiradores, vinculado a una corporación de élite militar y que portaban un guante blanco en la mano izquierda, empezó a disparar a diestra y siniestra desde los edificios contra los manifestantes y también contra el propio ejército instalado en la explanada, generando el caos.

Así comenzó la masacre, fue el final del movimiento, una noche imborrable que dejó hasta 400 muertos (según asociaciones civiles) y que a 47 años de distancia, sigue siendo una herida que llena de impotencia y tristeza al pueblo mexicano.

Este histórico y trágico suceso inspiró a Omar Olvera para escribir Para la libertad, una obra de teatro musical sonorizada con canciones de Joan Manuel Serrat y contextualizada en la época del movimiento estudiantil de 1968.

DESDE EL BARQUITO DE PAPEL

Omar Olvera, de 27 años, nació en el Distrito Federal y estudió en la Escuela Superior de Artes Plásticas de la UNAM. También cuenta con estudios en cine, pintura, producción de radio y teatro. Lleva más de cuatro años dedicándose a las artes escénicas y se ha especializado en dirección.

El movimiento estudiantil del 68 fue un tema que le interesó a Omar Olvera desde que cursaba la secundaria, cuando tuvo conciencia de la historia de estos acontecimientos trágicos en nuestro país. Ya en la universidad, este interés le llevó a investigar en libros, películas y documentales sobre este suceso al grado de convertirlo en el tema de su proyecto de titulación.

El joven capitalino comenzó a escribir en 2010 una anécdota sobre una historia de amor de una pareja que estudiaba en la Academia de San Carlos, escuela donde se impartían las carreras de artes de la UNAM en 1968. Se trata de un relato donde este par de jóvenes, llamados Lucía y Mario, poco a poco se van involucrando con el movimiento estudiantil. En un principio tituló la obra Barquito de papel, que es también el nombre de una canción de Joan Manuel Serrat incluida en el álbum Mediterráneo (1971).

“En realidad es una anécdota que yo inventé, pero sí he tomado algunos acontecimientos históricos que no podía pasar por alto porque a fin de cuentas la historia se desarrolla a través del movimiento y era muy importante conocer cómo habían sucedido todos estos acontecimientos. Hacemos mención de cuándo es que surge el movimiento, por qué estalla y todo lo que va desde finales de julio del 68 hasta el 12 de octubre, que es el día de la inauguración de las olimpiadas”, comenta Omar Olvera, autor y director de la obra, en entrevista exclusiva para Siglo Nuevo.

Eligió Barquito de papel como título debido a que suponía una metáfora sobre la infancia de los personajes, quienes son unos chicos que están sufriendo la metamorfosis de dejar de ser niños para convertirse en adultos. Olvera también aborda el tema de la homofobia con el personaje de Federico, amigo de Mario, a quien en una escena le platica sobre un muchacho (Andrés) con el cual se estuvo besando, pero este nunca aparece físicamente en la obra. Barquito de papel es un elemento que se sigue utilizando en toda la puesta para representar la inocencia perdida.

“Se cambió el nombre por una cuestión comercial porque sufrimos al principio el tema de que parecía título de una obra infantil. Por eso es que decidimos ponerle Para la libertad, que también pienso que es excelente porque refleja todo lo que decimos en la obra”, señala.

Así fue como la obra, de aproximadamente dos horas de duración y dividida en dos actos, se convirtió en Para la libertad, que se relata a través de 21 canciones de Joan Manuel Serrat adaptadas por Hugo Morales.

La obra fue estrenada el 4 de diciembre de 2012 gracias al apoyo de la casa productora VMusic, encabezada por Florianne Valadez.

“Yo empecé a escribir la obra, duré un año puliéndola y trabajando en ella. Luego me uní a Hugo Morales para que hiciera los arreglos y, bueno, para avanzar sí necesitábamos de una infraestructura con la que no contábamos ni Hugo ni yo. Da la casualidad de que nosotros estábamos trabajando con Florianne en otro show cuando ella empezaba la casa productora se enteró de nuestro proyecto y nos cayó muy bien que alguien nos pudiera apoyar”, explica.

Para su cuarta temporada, llevada a cabo del 3 al 11 de octubre de este 2015 en el Teatro del Parque Interlomas de la Ciudad de México, el proyecto contó con la participación de actores como: Pía Aun, Hugo Serrano, Áxel Alcántara, Lorena Vignau, Mayte de Samaniego, César Jonathan, Irene Rodríguez, Jonathan Laredo, entre otros.

La puesta en escena cuenta con la aprobación del maestro Joan Manuel Serrat, a quien en 2014 la producción buscó firmemente para hacerle saber del proyecto. “Nuestro primer encuentro fue muy rápido en su camerino en Querétaro (…) ahí lo saludé, yo estaba muy nervioso y le pude dar el libreto, nos abrazó, nos tomamos una foto, nos agradeció el interés por su trabajo y nos dijo que quería ver la obra, que quería conocer más de ella y que platicábamos pronto”, cuenta Olvera.

UN JOVEN VIRTUOSO

Hugo Morales es un músico de 22 años originario del Distrito Federal. Estudió guitarra clásica de forma autodidacta y en 2012 entró a la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde comenzó a programar música con Supercollider, ya que es un apasionado de la relación entre la música y las matemáticas. Tiene un diploma en teoría musical por la Royal Academy of Music y otro por la Trinity College London, ambas instituciones de Inglaterra. A los 17 años ya impartía clases en la Academia G. Martell de la Ciudad de México, donde conoció a Omar Olvera, ambos se hicieron amigos y fue así como se le hizo la invitación al proyecto.

“Me encontré a Omar, él era el fotógrafo de la escuela y en una sesión de fotos para los maestros me preguntó si yo podría hacer arreglos de música de un determinado estilo a otro. Le dije que sí, me interesó su proyecto, nos vimos en otra ocasión para leer el libreto (…) me encantó desde que supe que era una obra que se trataba de la homofobia y la intolerancia, contextualizada en el México del 68 con música de Serrat”, declara Hugo Morales, director musical de Para la libertad en entrevista exclusiva.

Trabajar sobre las piezas musicales del cantautor español no fue tarea fácil. Morales tuvo que revisar las canciones elegidas por Olvera en el libreto. Señala que unas siete canciones, que no eran adecuadas del todo con el texto se tuvieron que recortar por cuestiones de duración de la obra y para entablar una coherencia con la misma. En base a esto, definió cómo iba a realizar la instrumentación para posteriormente trabajar con los arreglos musicales.

El joven músico se encontró desafíos al momento de adaptar cada pieza; por ejemplo, en Princesa, que es una especie de balada dulce, se dio cuenta de que la canción original no concordaba con el texto donde se habla de una madre amargada que trata a su hija de una manera bastante áspera. Entonces empezó a jugar con un ritmo de cumbia para después convertirlo en una retrogradación del mismo, algo que le pareció sumamente interesante.

“La otra que también costó trabajo fue Para la libertad, porque al ser el momento climático de la obra, hubo necesidad de incluir otras melodías u otros temas que pudiesen hacer un contrapunto o un entramado melódico más interesante, justo al final”, explica.

Morales trabajó 10 meses haciendo arreglos y cuatro meses en ensayos antes de estrenar la primera temporada. Para la cuarta temporada, indica que el proceso se alargó mucho por problemas con el teatro, por lo que se tuvo que atrasar el proceso de montaje. “Pero por lo general ensayando nos llevamos tres meses y trabajando, si son nuevos arreglos, pues desde seis meses hasta un año”.

Para el joven nacido en 1993, otro de los retos de la obra fue encargarse de la dirección musical en vivo. Señala que tocar y dirigir al mismo tiempo no es algo que le encante, pero afortunadamente para la cuarta temporada la producción pudo contratar a otro guitarrista que se encargara de lo que él hacía anteriormente. Por lo que ya solo se tuvo que preocupar por dirigir y lanzar la secuencia.

Morales pudo tener su encuentro con Serrat en la última función de la cuarta temporada. La visita del cantautor español fue pactada gracias a la intervención de Florianne Valadez, con quien se entrevistó en Argentina y en Inglaterra durante 2014. En la logística se programó la permanencia de Serrat en el teatro para solo 15 minutos, pero debido a que al maestro le gustó la obra, decidió quedarse más tiempo para terminar de verla.

“Estábamos en segunda llamada, no bajaba el elenco y yo necesitaba hacer un círculo de meditación antes de salir a escena con los músicos y los cantantes, y bueno no bajaban. Entonces subo a los camerinos y hay una bola de personas alrededor de un personaje y me voy acercando y me doy cuenta que tengo a un metro y medio a Joan Manuel Serrat. Entonces (risas) fue algo muy curioso, fue interesante y muy emocionante”, concluye entusiasmado el joven músico.

LA INOCENCIA DE LUCÍA

Uno de los personajes protagónicos de la obra es Lucía, una estudiante adolescente de clase media. En la historia, Lucía sufre represión en casa por parte de su madre, quien espera mucho de ella. Un personaje inocente que conforme avanza la trama va madurando. Este papel es interpretado por la actriz y cantante regiomontana Lorena Vignau, quien fue invitada al proyecto de la mano de Florianne Valadez.

“Ella ya me había visto en otras producciones. Me contacta por medio de Facebook y me dice que me quiere hacer una propuesta. Nos vemos, platicamos en un café y me platica del personaje y de la historia. Yo quedé enamorada desde el momento en que escuché el personaje que me iba a tocar interpretar y sobre todo el tema de la obra, estaba yo muy emocionada”, comenta la actriz para Siglo Nuevo.

Vignau llegó en 2004 al Distrito Federal donde empezó con sus estudios artísticos. Lleva más de 10 años realizando teatro musical. Su currículum incluye obras como El Violinista en el tejado, Mamma Mia!, El Show de terror de Rocky o La era del rock. Sin embargo, la oriunda de Monterrey, indica que Para la libertad exige actoralmente aspectos que otros musicales no demandan tanto, como la intensidad y el dramatismo al momento de interpretar las canciones de Serrat.

La también cantante explica que no tiene palabras para describir su sentir sobre la temática del movimiento estudiantil del 68 y la represión que se dio en ese entonces. Reflexiona en que es un tema que le conmueve, le sensibiliza y le ha “movido muchas fibras”. Para ella, la obra “evidentemente es fuerte. Todo se desarrolla alrededor de una historia de amor, pero se asocia con lo que pasó en el 68, con la matanza de los estudiantes y con toda la situación política que se dio en el país”.

Respecto a la experiencia de trabajar bajo la dirección musical de Hugo Morales, subrayó que le sorprendió darse cuenta del talento tan joven que hay en México. “Me habían dicho que era extremadamente talentoso, nunca tuve duda (…) es sorprendente encontrarte con alguien tan joven, tan dedicado a la música y aparte tan bueno en lo que hace”.

Vignau también tuvo su encuentro con Serrat justo antes de salir al escenario durante la última función de la cuarta temporada. “Yo estaba en el camerino arreglándome y de repente me dicen: ‘¡Está Serrat aquí afuera!’ y yo así de ¡no puede ser! ¡Es broma! Voy y me asomo y estaba Serrat afuerita y me saluda, me presento (…) me dio un abrazo muy caluroso, fue muy amable. En el intermedio me lo volví a topar y me dijo que le estaba encantando, al final estuvo de pie aplaudiéndonos. Si de por sí la experiencia ya era increíble, con Serrat ahí... fue espectacular tenerlo tan cerca”, concluye emocionada.

Se tiene previsto que para su quinta temporada, Para La Libertad salga del Distrito Federal hacia el interior de la república, a ciudades como Zacatecas y Monterrey, pero aún sin haber confirmación por parte de la producción.

Twitter: @BeatsoulRdz