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Sismo 1985

La historia viva del temblor

RELATOS REALES DEL 19 DE SEPTIEMBRE DE 1985 QUE NUNCA SE OLVIDAN

No terminan. Miles de mexicanos sucumbieron entre los escombros que dejó el trágico sismo de 1985.

No terminan. Miles de mexicanos sucumbieron entre los escombros que dejó el trágico sismo de 1985.

AGENCIAS

El terremoto de la mañana del jueves 19 de septiembre de 1985 sacudió a la ciudad de México dejando consigo un sinnúmero de heridos, personas desaparecidas e incontables pérdidas humanas.

Con las señales de televisión fuera del aire y las líneas telefónicas colapsadas, Jacobo Zabludovsky dio un recorrido en su automóvil Mercedes modelo 82. Con una unidad transmisora móvil que tenía incluida el coche, difundió en la XEW todos los acontecimientos que observaba; los hechos más dramáticos que había sufrido la capital del país.

Zabludovsky comenzó su relato desde las inmediaciones del Museo Tamayo. "El temblor nos trató suavecito", comentó el periodista. Manejó sobre avenida Paseo de la Reforma, pasó por el Ángel de la Independencia, en donde confirmó que el monumento estaba en el mismo lugar de siempre: "sin ninguna afectación".

Todo lo veía normal, el tránsito de vehículos iba en aumento, pero para Zabludovsky no era ninguna sorpresa pues los capitalinos suelen lidiar con el tráfico de la ciudad; se escuchaba sereno, no se percibía ninguna ambulancia.

Cuando pasó por Insurgentes, Jacobo aún no veía deterioro en la ciudad por lo que anunció su propósito de recorrer la mayor parte de la ciudad, en especial las colonias Doctores, Morelos, la Merced, la Lagunilla y Tepito.

Pero después de un rato, el tono de su voz cambió: impresionado afuera del Hotel Continental (que se ubicaba en Insurgentes y Reforma) describió que alrededor del lugar casi todo se encontraba destruido; vidrios rotos, escombros y derrumbes por todos lados.

"No quiero alarmar a nadie, pero le pido a la gente que no salga de sus casas, temo que los efectos del temblor hayan sido muy superiores a lo que en algún momento pudimos calcular con algún optimismo, desgraciadamente he visto que hay serias afectaciones en esta zona", expresó el periodista.

En su camino, los policías ya no le permitieron el paso, pero él avanzó con la consigna de seguir hasta donde su coche se lo permitiera. El panorama empeoró: la calle de La Fragua estaba llena de cerros de cascajo y edificios a punto de caer.

"La ciudad de México está sepultada", afirmó. No se podía ver más allá del humo negro que cubría las calles, las sirenas de las ambulancias se escuchaban al igual que los lamentos de las personas atrapadas.

En la calle San Juan de Letrán, hoy Eje Central Lázaro Cárdenas, Zabludovsky se encontró con el señor Víctor Manuel Fernández, dueño del restaurante Súper Leche, uno de los más reconocidos de entonces en esa zona. Ambos observaban a policías y voluntarios pasando de mano en mano tanques de gas con el temor a que éstos explotaran.

La gente corría de un lado a otro, todo estaba cubierto de polvo y ceniza. El señor Fernández intentaba entrar a las ruinas de su establecimiento, pero Jacobo rápidamente lo contuvo y comenzó a entrevistarlo.

Ahí se enteró de que el restaurante ya estaba abierto antes de que el temblor sacudiera a la ciudad. El señor Víctor regresaba de hacer ejercicio cuando se percató de que el edificio donde vivía su familia y en donde estaba su negocio quedó completamente destruido.

"¿Qué pasa señor, por qué está tan agobiado?", preguntó Zabludovsky. El terremoto de 1985 modificó la vida de Víctor Manuel y la de esta ciudad.

Como si fuera ayer

"Mejor pan, mejor café, mejor leche", era el lema del desaparecido restaurante Súper Leche. Ahora, a treinta años del terremoto de 1985 y rodeado de su esposa, nietos e hijos, el señor Víctor Manuel recuerda anécdotas de su famoso establecimiento.

Ese lugar ubicado en San Juan de Letrán, dejó miles de recuerdos de familias mexicanas que minutos antes del sismo esperaban ansiosas a que el lugar abriera como cada mañana.

Fernández recuerda que el expresidente Díaz Ordaz le mandaba a su motociclista para que comprara conchas con nata, que eran sus favoritas.

"Se abría a las siete de la mañana y se cerraba hasta las dos de la madrugada, en Súper Leche cabían 440 personas, cada año llegaban las 'Marabuntas', eran 200 muchachas provenientes de Chihuahua que venían a desayunar a mi restaurante y todas se sentaban en donde cupieran", rememora Víctor Manuel en entrevista.

Los momentos especiales e importantes en su negocio están presentes, pero no pueden apartarse del 1985.

El señor Víctor Manuel cuenta que en el momento de la tragedia él estaba corriendo en el Lago de Chapultepec y no se percató de la magnitud del sismo, puesto que la zona donde estaba no sufrió daños.

"Recuerdo que un señor me dijo: '¿Ve cómo se está moviendo el agua del lago?' Ahí fue cuando pensé en mi mamá, puesto que ella se ponía muy nerviosa con los temblores, me salí de ahí y me dirigí hacia mi negocio, al llegar me encontré con un conocido en el camino y recuerdo perfectamente que me dijo: 'prepárate porque no queda nada', pero yo no tenía completa conciencia de lo que había pasado".

Al momento en que llegó a San Juan de Letrán, donde estaba su negocio hacía más de 40 años y trabajaban 97 empleados, su estado de ánimo se colapsó: su familia y su patrimonio estaban sepultados. Los nervios y la desesperación lo invadieron; en ese estado no podía hablar.

Entre tanta destrucción, Víctor recuerda al periodista que intervino para que no entrara al edificio de Súper Leche.

"Jacobo Zabludovsky me abrazó, se veía delgado, pero él tenía mucha fuerza y no me dejó mover, por más que le decía que me soltara, no lo hizo", dice agradecido.

Después del terremoto, los dos viajaron a España para contar su experiencia en el programa llamado "Los Elegidos".

'Usted me salvó la vida'

Pasaron dos décadas para que ambos se volvieran a ver. En 2005, Jacobo Zabludovsky transmitió el programa radiofónico "Especial 20 años después", en el que reprodujo la narración que hizo del temblor de 1985, además de entrevistas con los afectados que charlaron con él en el momento de la tragedia del 19 de septiembre, incluido Víctor Manuel.

Zabludovsky se interesó en la vida de los afectados. Ahí se reencontró con el dueño de Súper Leche, hacía veinte años que no hablaban, veinte años desde que lo vio en la calle San Juan de Letrán, a las afueras del famoso restaurante y cafetería...

"Fue un golpe duro que yo jamás me imaginé, iba en mi coche y ya estaba cerca de Súper Leche, pero ya no me dejaron avanzar, por lo que corrí a ver qué estaba pasando. Al llegar, me topé con la sorpresa más grande del mundo: ver aquello como estaba, era un infierno, era imposible meterse... y ahí, en ese edificio estaba mi mamá, mi hermana y demás familiares; hace 20 años usted me salvó la vida", relató Víctor, con la voz entrecortada.

Mientras la entrevista transcurría, el periodista se enteró que gracias a que lo detuvo para preguntarle sobre su negocio, Víctor Manuel no murió, ya que lo único en que pensaba era en buscar a sus familiares.

El señor Fernández perdió a nueve familiares, sólo pudo identificar a su madre por una esclava que traía puesta. Veinte años después le contó a Zabludovsky que la traía puesta en memoria a ella.

Feliz. Víctor Manuel Fernández, a sus 73 años, tiene la ilusión de volver a abrir otro restaurante Súper Leche, pero ahora rodeado de sus hijos y esposa.
Feliz. Víctor Manuel Fernández, a sus 73 años, tiene la ilusión de volver a abrir otro restaurante Súper Leche, pero ahora rodeado de sus hijos y esposa.

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