Entregar un anillo a la novia para comprometerse es una práctica generalizada. (ARCHIVO)
Desde tiempos muy antiguos, el comprometerse con alguien para compartir en vida marital era algo común, por lo que no es de extrañarse que existieran objetos materiales que simbolizaran dicho compromiso.
Uno de estos objetos que trascendió en el tiempo fue el anillo, que tuvo sus orígenes en los antiguos egipcios, quienes lo entregaban como señal de confianza a sus mujeres.
Tan sólo unos años después, el uso de anillos llegó a Roma, pero con la variante de que eran los padres de las novias quienes lo recibían.
Ya para el siglo II antes de Cristo, surgieron los anillos de oro y aunque seguían entregándose como señal de compromiso a los padres de la futura compañera, ella recibía un segundo anillo con forma de llave que también simbolizaba confianza.
MÁS RECIENTEMENTE
En tiempos más cercanos al nuestro, cabe mencionar que en el siglo VII después de Cristo los judíos empezaron a utilizar los anillos de compromiso, aunque no eran propiedad de ninguno en la pareja, sino de la sinagoga.
En cuanto a la religión cristiana, se utilizaba el anillo desde el siglo III, pero este no era aceptado por el clero que lo calificaba como materialista, siendo hasta el siglo XIII en que fueron aceptados y se incorporaron como señal de compromiso.