Felicidad. La presencia del Papa siempre causa alegría y admiración entre los feligreses.
El Papa Francisco tomó por sorpresa a romanos y turistas al llegar ayer por la tarde de improviso a una óptica del centro de la capital italiana para cambiar su par de lentes.
El pontífice se presentó, vestido de blanco, en la calle del Babuino, muy cerca de la Piazza del Popolo hasta donde llegó en automóvil y sin escolta. Una vez en el negocio se sometió a las clásicas pruebas de enfoque de lentes.
Según contó el dueño del negocio, Alessandro Spiezia, el insólito cliente señaló: "No quiero una (montura) nueva, hay que volver a hacer sólo los lentes. No quiero gastar". Y al final apuntó: "Por favor, Alessandro, cóbreme lo que se debe".
Mientras tanto, afuera de la óptica, decenas de personas se agolparon por la curiosidad. Rápidamente las fotografías comenzaron a circular en las redes sociales.
Según el sitio web de la óptica, hace tiempo el ceremoniero pontificio y cercano colaborador del Papa, el argentino Guillermo Karcher, llevó ahí a arreglar un par de gafas de Francisco y aunque el dueño ofreció hacerle un par nuevo, él se negó.
En aquella ocasión el arreglo costó apenas cinco euros (unos siete dólares), de todas maneras Spiezia igualmente hizo los anteojos y los obsequió al Papa, que comenzó a usarlos. Son los mismos que ayer jueves llevó a arreglar.
Según pudo saber hace unas semanas Francisco se operó de una leve catarata. Llevaba al menos cinco años sin atenderse de la vista y eso ya pesaba, provocándole cansancio en la vista y molestias varias, refirieron en su entorno.
Una situación similar a la de este día en la óptica se vivió el pasado 10 de agosto, pero dentro del Vaticano. La mañana de aquel lunes el Papa salió a pie del Fondo de Asistencia Sanitaria, junto a la Farmacia Vaticana. Se había ideo a atender de su catarata.
