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RECETAS PARA LA VIDA

¿Cómo educar a los hijos en tiempos modernos?

BECKY KRINSKY

Muchas cosas pueden cambiar en este mundo, la época, la situación histórica y los avances tecnológicos, pero hay algo que perdura y es importante fortalecer: "La educación de los hijos y los valores familiares."

Si quieres ser un buen padre y te interesa ayudar a tus hijos para que tengan una buena vida y que sean personas felices, lo primero que debes de hacer es nutrir su autoestima y darles las herramientas necesarias para poder triunfar.

La autoestima se enseña en casa. No se compra ni se nace con ella. Los mejores maestros que hay para enseñarla son los padres de cada familia y las personas que tienen un lazo emocional cercano.

La base para desarrollar este ingrediente se encuentra en el ejemplo y en las acciones diarias que se ven y que escuchan todos los días. Estos son, los cursos más completos y auténticos que hay. No hay libros que instruyan mejor, ni métodos que expliquen más como perfeccionar el sentimiento de aceptación y reconocimiento personal, que el vivir en un ambiente nutritivo y seguro emocionalmente.

En realidad, nutrir el auto estima de los hijos debería de ser una obligación y un compromiso moral de los padres de familia ante sus hijos y la comunidad.

Una persona con una autoestima sana tiene mejores oportunidades para salir adelante, vivir bien, ser feliz, disfrutar de su libertad para elegir, y desde luego, para tomar decisiones efectivas.

Para ser asertivo y nutrir el auto estima de los hijos en una forma efectiva, es importante actuar con ellos de manera que se sientan queridos y respetados. Ser honestos y comportarse con los estándares que se les pide que ellos actúen. Es conveniente que se trate de entender el mundo desde su perspectiva y que se les ayude según sean sus necesidades.

Así, cuando son pequeños los hijos, sus padres son el todo para ellos, por lo que se convierten en los directores generales de su vida. Sincronizan todos los movimientos, las actividades y proporcionan las necesidades que los niños necesitan.

Una vez que ya han crecido, entonces necesitan darles más libertad, más responsabilidades y más obligaciones, por lo que los padres se convierten en supervisores. Están cercanos, pero, en lugar de hacer todo, tienen que dejar que sus hijos descubran solos sus potencialidades y sus límites.

Finalmente llega la etapa más delicada, cuando los padres tienen que soltar las riendas y tienen que dejar que sus hijos se desenvuelvan solos. Así se convierten en los consultores. Esto implica que los padres deben aprender a ver, sin criticar y sin juzgar. Comentar sólo cuando se les pide su opinión y dejar que los hijos aprendan a usar su criterio y los valores que durante toda una vida se les enseñó.

La receta

Nutriendo el autoestima

Ingredientes

1 taza de empatía - poder entender la perspectiva de los hijos según su edad.

1 taza de paciencia - respetar el tiempo, los pensamientos y las acciones.

1 taza de consideración - evitar el lastimar los sentimientos ajenos cuando se educa.

1 taza de sensibilidad - prudencia y delicadeza para actuar con cariño.

1 pizca de elogio - reconocer verbalmente y valorar todo lo bueno que se hace.

Recomendación del chef:

Recuerda que la autoestima es contagiosa, si tú te sientes bien contigo, lo vas a enseñar y a proyectar, sin palabras tus hijos van a comportarse como tú lo haces.

Cómo se nutre el auto estima

La auto estima es el ingrediente principal para el desarrollo de la personalidad. Una persona con una percepción sana y positiva de sí mismo, percibe la realidad objetivamente, se sobrepone más rápido a la adversidad, y al fracaso; en general, vive mejor.

La autoestima debe de ser auténtica. Hay que reconocer tanto las fortalezas como las debilidades. Una precepción real de uno mismo, permite aceptar y corregir más fácil las debilidades tornándolas en áreas de oportunidad para crecer. También, permite valorar las virtudes y potencialidades que se pueden desarrollar aún más.

El optimismo y la alegría son las mejores señales de que la persona tiene una autoestima sana. Cuando uno se puede aceptar, reconocer y valorar, no le teme a la crítica, ni al rechazo, ya que tiene un corazón tranquilo y una mente realista.

"Dar vida a un hijo es un compromiso moral, que viene acompañado de la responsabilidad que implica nutrir su autoestima y la enseñanza para valerse por sí mismos".

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