El maestro de Aritmética le preguntó al niñito:
-Si partimos en dos el 8 ¿qué resulta?
El maestro esperaba que el pequeño contestara:
-Cuatro.
Para su sorpresa el niño respondió con otra pregunta:
-Si lo partimos ¿a lo largo o a lo ancho?
El profesor se desconcertó.
-¿Cómo que a lo largo o a lo ancho?
-Sí -replicó el chiquillo-. Si partimos el 8 a lo largo, de arriba abajo, resulta una e mayúscula de un lado, y el número 3 del otro. Si lo partimos a lo ancho resultan dos ceros, uno arriba y otro abajo.
El cuentecillo ilustra una verdad sencilla: Los niños tienen razones que ni los profesores de Aritmética pueden entender.
¡Hasta mañana!...