Siempre llama la atención cuando dos boxeadores mexicanos, en plenitud, se topan en un cuadrilátero independientemente de lo que valla de por medio por lo que este sábado en Los Ángeles, se ven las caras Abner Mares con Leo Santa Cruz en una pelea que, desde hace tiempo se venía proyectando y que allá por el 2013, ya casi se tenía pactada cuando ambos se encontraban dentro de la promotora de Óscar de la Hoya.
Dentro de las 126 libras, no hay campeonatos por disputar porque lo que se vislumbra en el Staples Center, sólo está en juego la autoestima por demostrar quién es el mejor y tener el derecho de estar envalentonándose por tiempo indefinido y que es inevitable que posterior al combate, es fácil entender acerca de esta situación ya que los boxeadores de más renombre que ponen un pie en el ring, son de herencia mexicana porque sólo por mencionar la palabra "boxeo", se representa la figura de un paisano con troncos de colores y guantes rojos de Cleto Reyes.
Pero hay otro motivo por el cual nuestros compatriotas se sienten arrebatados por una experiencia como la de este día 29 ya que, por la pantalla, honramos a estos peleadores de la vida real en un monitor pequeño donde los pugilistas de nuestra nación, son reconocidos por su arrojo, por sus agallas, por su técnica, por su decisión inflexible y sobre todo, por su determinación.
La pelea se esparce cuando una leyenda de nuestro país se enfrenta a una luminaria chicana por mencionar a Julio César Chávez enfrentándose precisamente a Óscar de la Hoya estando en ese momento, cuando las líneas de batalla se ven sumergidas y toda "la raza", tiene que elegir por donde se inclinan aunque es evidente de que el aficionado de origen mexicano, apoya incondicionalmente a su paisano cosa que no ocurre habitualmente con aquellos seguidores del pugilismo y que nacieron en territorio gabacho pero de padres originarios de nuestra nación porque la lealtad de éstos a un boxeador en particular, puede modificar y ser influenciado por factores tales como la cultura del peleador o una preferencia a su estilo.
Ellos desean que su boxeador nunca se dé por vencido y que siga adelante aun desplomándose pero teniendo su emblema nacional en el pecho siendo un ejemplo el de Shane Mosley cuando se enfrentó a Pacquiao estando en una verdad de que si alguien se quiere convertir en una estrella de boxeo en la unión americana, debe de ganar una insignia de honor con los chicanos.
A todo esto que cuando Abner Mares-Leo Santa Cruz se encuentren este sábado, se viene a la mente de que ambos son nacidos en nuestro país pero que los dos son residentes en Los Ángeles desde hace buen rato y que tienen raíces humildes casi en similitud y que ya han sido multi-campeones en su mejor momento (una sola derrota en 62 combates combinados).
Y después de todo, tanto Santa Cruz como Mares, serían igual de populares entre todos los que seguimos el box pero sólo uno permanecerá tan campante por buen tiempo pensando sólo en el orgullo.
