Es tiempo aciago de guerras religiosas.
Un combatiente del ejército católico se topa en el campo de batalla con un soldado de las tropas protestantes.
Se traban en feroz lucha cuerpo a cuerpo. El católico atraviesa con su espada al protestante. Tras darle muerte exclama con fervorosa devoción:
-¡Gracias, Señor!
Es tiempo aciago de guerras religiosas.
Un combatiente de las tropas protestantes se topa en el campo de batalla con un soldado del ejército católico.
Se traban en lucha feroz cuerpo a cuerpo. El protestante atraviesa con su espada al católico. Tras darle muerte exclama con fervorosa devoción:
-¡Gracias, Señor!
¡Hasta mañana!...