Las plazas públicas de Querétaro recibían la visita de muchos santistas, el día pintaba para que los Guerreros se llevaran un triunfo y una quinta estrella a la Comarca Lagunera; cientos de aficionados laguneros hicieron el viaje al centro de la República.
Un viento frío, como si fuera invierno, las calles de Querétaro eran todo lo contrario, se sentía la vibra y la pasión de una final. A pesar de no tener una ventaja favorable, el optimismo seguía intacto.
Unas personas aficionados de Gallos Blancos platicaban que la final ya era un premio, "Simplemente ver la Copa en nuestro estadio, ya es una ganancia, nunca había pasado aquí", expresaba uno de ellos con algo de furor por ver el partido.
Los periódicos locales confirmaban el optimismo, "Día histórico", mencionaba uno de ellos, la gente con la playera de Gallos bien puesta hacían colorido dicho día memorable para la ciudad de Querétaro.
En la explanada del Estadio La Corregidora, la diversidad de artículos del Club Querétaro se ponían a la venta; el 5-0 que trajeron en contra de Torreón, no fue impedimento para pintarse la cara, comprar playeras con el número del famoso astro brasileño.
PELEA DE ‘GALLOS’
"Gallos, Gallos", se gritaba en las tribunas del Corregidora; "Sí se puede" en otro sector de dicho inmueble, el ambiente era inmejorable, como si el global fuera fácil de contrarrestar, la lealtad queretana era de respetarse.
Tan sólo con pocos minutos del encuentro, el estadio estalló por un penalti en el área, Gallos Blancos respiraba con la posibilidad de dar la tan ansiada vuelta, parecía imposible, pero el primer paso estaba hecho, Osuna puso el primero del Querétaro desde los once pasos.
Pedro Caixinha manoteaba intensamente, al más estilo europeo, indicando a sus jugadores que las líneas subieran, el Querétaro estaba amenazando con anotar el segundo, Víctor Manuel Vucetich con más tranquilidad, veía como su equipo hacía lo que no pudo hacer el jueves.
Las alarmas rojas llegaron al banquillo de Caixinha, el estilo "Vucetich" llegaba al Corregidora, la gente se desató gritando "Sí se puede", como los codiciados estadios alemanes cuando Yasser Corona introdujo de cabeza un balón proveniente de tiro de esquina, el segundo se pactaba, los Guerreros agonizaban ante lo que parecía poco probable.
Néstor Calderón con una clara desesperación recibía órdenes del portugués, el primer tiempo se convertía en un tormento para los aficionados santistas, que se quedaron intactos y callados ante la presencia de un Gallos revolucionado.
La tribuna local estaba en una verdadera fiesta, el ánimo era tan grande como la ventaja que aún conservaba Santos, el equipo queretano daba posiblemente el mejor juego de la temporada, corriendo y cerrando espacios, como nunca, los papeles se estaban intercambiando.
PESADILLA LAGUNERA
La ciudad de Querétaro se caía de emoción, estaban a sólo dos del alargue, pañuelos azules volando, Ángel Sepúlveda devolvía a la pelea al que todos daban por muerto, Gallos Blancos en el primer tiempo ya estaba arriba tres goles por uno, la incredibilidad de los jugadores laguneros era algo fuera de órbita.
Pedro Caixinha indignaba a sus aficionados al momento de hacer el cambio de Javier Orozco por Sergio Ceballos, la afición lo tomó como incongruente y detonó nerviosismo, parecía que los fantasmas de ese día negro en el Tec de Monterrey regresaban, cuando los Rayados de Vucetich le daban la vuelta a Santos en una final que parecía sellada.
Entre aplausos y gritos de aliento, los Gallos Blancos fueron despedidos en una demostración impecable de futbol, la afición se rendía ante el equipo que estaba haciendo de Santos volver a la realidad que fue en fase regular.
CADA MINUTO TAMBIÉN TIENE 60 SEGUNDOS
La entrada de Ronaldinho en la segunda mitad aumentó más la presión de los Guerreros, el Estadio Corregidora se rendía de manera legítima al brasileño, el partido que pudiera ser su último en las canchas mexicanas.
Corrían los minutos, y Santos no reaccionaba al ataque, pero sí en la defensa, los aplausos para Néstor Araujo no se hicieron esperar, la esperanza de ser campeones seguía en Querétaro, ante un estadio en contra de toda La Laguna, como en 2007 en el descenso.
Marchesín, de nueva cuenta se hacía presente en el arco, el portero no la pasó muy bien a lo largo de la vuelta en Querétaro, la desesperación del argentino era clara, la frustración de saber que la ofensiva volvía a carecer de contundencia era muy clara.
El árbitro asistente marcó cuatro minutos al reloj, lo que serían los segundos más largos de toda la Comarca Lagunera, la final tenía suspenso y mucha incertidumbre, el Querétaro con dos goles más se iba al alargue.
Los 31,265 asistentes en el Corregidora seguían apoyando, reclamando cada falta, aplaudiendo cada acierto de su equipo; el Querétaro había dejado toda el alma en la cancha, como bien lo dijo Vucetich al terminar el encuentro en Torreón.
El respetable, como se diría en términos luchísticos, se entregó por completo a sus Gallos, haciendo amena la noche en la ciudad ubicada en el centro del país, el campeón era lagunero, sin embargo los aplausos eran para Querétaro, el cual le puso suspenso y espectáculo a la Gran Final de la Liga MX.
MIL
265 aficionados acudieron al estadio Corregidora, que registró sobrecupo.
Aficionados laguneros que viajaron desde la Comarca, o de otras partes de la república, apoyaron durante todo el partido a su equipo. Al final, pudieron celebrar el título. (Ramón Sotomayor)
