Siglo Nuevo

Visiones de la danza contemporánea en México

Un ejercicio de autocrítica

Compañía Dramadanza.Foto: Aída Moya.

Compañía Dramadanza.Foto: Aída Moya.

Jessica Ayala Barbosa

El Segundo Encuentro Nacional de Danza, en el que la danza contemporánea tuvo un papel protagónico, invita a realizar una radiografía de esta disciplina a veces incomprendida y muy poco valorada por el público. Las perspectivas de sus figuras centrales son tan variadas como los mismos estilos, y al mismo tiempo reveladoras.

Del 26 de abril al 2 de mayo de este 2015 tuvo lugar en Torreón, Coahuila el Segundo Encuentro Nacional de Danza. El programa que prepararon en conjunto el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y la Secretaría de Cultura de Coahuila, estuvo conformado por una gran cantidad de actividades entre las que destacan la Muestra Nacional de Danza, el Congreso de la Red Nacional de Festivales de Danza, el Premio Nacional de Danza Guillermo Arriaga (INBA-UAM), el Encuentro de Centros de Formación y la celebración del Día Internacional de la Danza y del Día del Niño, así como diversas actividades académicas.

Durante toda una semana La Laguna tuvo la oportunidad de observar los más variados estilos de danza que se practican en todo el país. Desde ballet clásico hasta danza contemporánea, pasando por diversas expresiones folclóricas de México y de otras partes del mundo.

Desde luego una de las grandes protagonistas fue la danza contemporánea; la cantidad de compañías dedicadas a esta disciplina, tan sólo en la Muestra Nacional de Danza, fue superior a las de ballet clásico, por ejemplo, y los talleres y actividades académicas giraron también, en su mayoría, en torno a ella.

La situación se presta para indagar en el estatus actual de una disciplina que alcanzó gran esplendor -coinciden en señalar las figuras de trayectoria- en los años setenta y ochenta. Pero de eso hace ya mucho tiempo. El mundo ha cambiado desde entonces y, en ese sentido, el Encuentro puede funcionar como una especie de termómetro que ayude a definir cómo es actualmente el panorama nacional de la danza contemporánea.

ADRIANA CASTAÑOS

Es el segundo día de actividades del Encuentro. Producciones La Lágrima presentará Yonke, viaje a No land, como parte de la Muestra Nacional de Danza. La directora y coreógrafa de la compañía, Adriana Castaños, suspende unos minutos la preparación de su función para compartir con Siglo Nuevo su visión de la danza contemporánea.

“Yo veo en la danza mexicana una enorme diversidad de modos de aproximarse a la danza, creo que también se están abriendo muchas preguntas sobre qué es lo que estamos haciendo cada uno como artistas, y veo a muchos colegas como repensando su práctica de manera distinta, eso me parece muy rico y me parece que es hora y, en ese sentido, la realización de este encuentro que nos convoca y nos aglutina, digamos, en un solo lugar, donde vemos qué están haciendo otros compañeros, donde la gente joven, de escuelas, está en contacto con otras gentes. Aquí lo que importa, para mí, lo realmente así, importante, es la convivencia, porque una de las características de nuestro quehacer en los últimos años ha sido esta atomización, cada quien trabajando por su lado, una especie de campana de cristal donde la confluencia pues era casual o no era y punto, entonces la gran virtud de este encuentro es justamente hacer esta convocatoria donde distintas disciplinas, género, apuestas, y apuestas en sentido contrario, nos podemos juntar no solamente a vernos, que ya es un enorme gusto, sino a dialogar, a dialogar sobre lo que hacemos y sobre qué es lo que le toca a al arte en México en estos momentos terriblemente tristes”.

Adriana Castaños recibió el año pasado la Medalla Bellas Artes por sus más de 30 años de trayectoria, en los que sin duda se ha empeñado en promover la danza. En Hermosillo, Sonora ha logrado consolidar el festival Un Desierto para la Danza, gracias a la misma sociedad, que se ha apropiado de él.

El público sonorense, asegura, tiene una mente abierta para la danza contemporánea, así como criterios para acercarse a diferentes formas de ver el mundo debido a que ha estado confrontada con diversas propuestas.

Pero su visión de la relación danza contemporánea-público no se limita a ese estado. “Yo hablaría de públicos, no de un público (…), creo que en cada lugar, la manera en que se acerca y acercas la danza al público es de manera. Yo creo que hace falta una gran labor de que digamos lo que pensamos no sólo en términos de diálogo aquí en el Encuentro, sino en términos de escritura, en términos de investigación, en términos de comunicación”.

Destaca una de las cosas positivas que ha favorecido Un Desierto para la Danza es precisamente el diálogo.

“Creo que el hecho de que mucha gente esté escribiendo desde distintas trincheras sin pretender que sea una crítica profesional, sino generando sus propias impresiones ayuda mucho, porque al final nosotros también somos público, creo que muchas veces se nos olvida que nosotros también fungimos como público y lo vas a ver en este encuentro, estás una hora en el escenario y vas a estar 150 viendo otras propuestas, entonces, creo que falta eso, que socialicemos, que compartamos lo que pensamos, las impresiones, lo que pensamos de lo que vemos. Creo que eso ampliaría, no solamente el público sino nuestras propias perspectivas. Somos un país que no dialoga, somos un país bueno ‘pal’ chisme, para tirar la piedra y esconder la mano, yo creo que el aprender a dialogar, sin el hecho de no pensar como el otro nos tenga que enfrentar es algo que nos toca aprender, y que nos toca ejercer, y que debe ser un principio político que nos debe guiar. No pasa nada si no pensamos como el otro pero sí pasa mucho si no aprendemos a ejercer diálogos”, concluye.

MIZRAIM ARAUJO

El Teatro del Pueblo del Bosque Venustiano Carranza luce abarrotado. “Tenemos aquí casi tres horas”, comenta Mizraim. Se le nota contento aunque está un poco preocupado porque uno de sus “chavos” se lastimó un dedo y no sabe ni cómo.

Su intervención del espacio público, algo que según señala es muy fácil para él, estaba programada para las 6:00 de la tarde, sin embargo la gente se empezó a reunir desde que su compañía estaba ensayando. “Comenzó a preguntar la gente que a qué hora empezaba y cuando les decía que a las 6:00 decían, ‘uuy, no, falta mucho’, entonces les dije a estos ‘pues hay que improvisar algo’”.

Lo que ofreció Mizraim fue un trabajo que estuvo cocinando desde tres semanas antes del Encuentro con chicos que suelen reunirse en el Bosque. Los proyectos de este coreógrafo regiomontano están impregnados de la cultura popular. Le gusta relacionarse con los grupos urbanos y sus expresiones, introducirse poco a poco, ganarse su confianza, observar cómo bailan, apropiarse de sus pasos e integrarlos a una coreografía. Con ello cumple sus objetivos, uno es mostrarles a los jóvenes el baile como alternativa, el otro es entretener al público.

“El espacio público para mí es muy fácil, lo que yo hago es un estilo muy energético, acrobático, para mí, cuando estoy en la calle es más fácil, la gente se junta inmediatamente y se esperan hasta que se acaba. (…) Yo hago un tipo de danza muy accesible para la gente, es mi intención real, nunca hago cosas muy conceptuales, nunca hago desnudos, nunca hago abstractos. Siempre pienso que va a haber un niño ahí viendo la función y quiero que lo vea bien y que no le cause ningún trauma. Que vea lo sencillo, que se acerque, que sirva como un acercamiento y esa es mi pretensión. No tengo más pretensiones que eso”.

Es consciente de que su estilo no es el único. Su perspectiva de la danza contemporánea es abierta. “Bueno, hay muchísimas opciones, cuando yo empecé, yo tengo más de 30 años en esto, pues éramos muy pocos, y más atrás eran menos, ahorita ya hay una comunidad muy grande, hay muchos estilos diferentes, yo ya me siento como oxidado y viejo en lo que hago. Pero el problema no es la danza de este país, la danza ha evolucionado mucho en muchas formas, hay una apertura de opiniones y de ideas, muy grande, que antes no había, antes era muy parejo, las ideas en todo México, ahora en cada estado hay ideas diferentes, formas diferentes, bailarines diferentes, de todas las edades, es más, ya no es tan rígido todo; pero el problema es el país, mientras el país esté en crisis, el arte va a estar en crisis. Mientras la educación no sea para todos, el arte va a estar en crisis, y eso es lo que creo que sucede, eso es como veo el panorama, porque no es la danza la que tiene problemas, es el país, y eso es lo que hace que la danza por consecuencia no tenga la difusión necesaria y el apoyo necesario”.

El hecho de ver con buenos ojos la diversidad no le impide, por otra parte, pensar que hace a la danza contemporánea le hace falta algo de orden.

“Creo que ahorita está buscando una nueva identidad, creo que la tuvo en los años setenta, muy clara, un nacionalismo muy marcado y que funcionó en todo el mundo, impresionó en todo el mundo, y creo que ahorita está en búsqueda de otra cosa. Ya va a ser tarea de las nuevas generaciones darle orden a todo lo se está haciendo, que está medio rudo, o sea, está muy raro, hay cosas muy extrañas. Pero confío en que en el futuro va a tomar un rumbo, otra vez, como nación, no sólo como estados, espero.

Al igual que Adriana Castaños, Mizraim Araujo señala que el público es muy diferente en todas partes, y aunque sabe que aún es escaso, se muestra optimista con respecto a otras regiones.

“Es diferente en cada estado. Yo viajo mucho porque doy clases y monto coreografías en otros estados a escuelas o grupos, etcétera, y cada estado es diferente, en Nuevo León, que es mi estado, hay una separación muy marcada, muy fuerte, donde la danza no alcanza el brillo que tuvo en los años ochenta, por ejemplo, donde los teatros se llenaban, se hacían colas para entrar. No podría culpar a alguien, a qué se debe, si son los estilos de danza, los grupos, el internet, los videojuegos, hay miles de cosas que podrían ser, pero, por ejemplo, he estado en San Luis, y montón de público, aquí, montón de público y todavía no llegaba los bailarines, era público de aquí, de Torreón, gente normal (…) creo que van bien, vaya, van por buen camino”.

ALICIA SÁNCHEZ

La clase de Alicia Sánchez ha concluido. “Es buenísima”, dice Isidro, uno de sus alumnos. “Es muy teórica, y eso me gusta, porque cada cosa te la sustenta en algo sólido, no anda inventando”.

La maestra es menuda, y luce muy apacible, pero habla con mucho vigor y la autoridad que le otorgan sus ya también tres décadas de trayectoria como bailarina coreógrafa y directora escénica. Su visión con respecto a la danza es integral, no puede desvincularla de las otras artes, ni mucho menos de la situación sociopolítica de México.

“La danza contemporánea como disciplina, pues creo que está teniendo nuevas formas de integrarse a la sociedad, otras maneras de acercare a un público, por la mismas necesidades que está viviendo el país. Ahora, qué está pasando, pues bueno, ante los cambios políticos y económicos que nos están pasando, no queda más que empezar a buscar alternativas para poder sobrevivir, y eso afecta la creación. O sea no puede ir desligada la creación de lo político, lo cultural y lo social. Entonces, yo creo que esta pregunta va como a todos los sistemas. ¿Qué está pasando con México?”, apunta.

De forma tajante asegura que el único gran reto de la danza, en un país cuyas necesidades básicas no están garantizadas para toda la población, es uno: sobrevivir.

“Sobrevivir en lugares donde el poco presupuesto que hay nos pueda ayudar para seguir creando arte y haciendo que nuestro país crezca, porque también el arte es necesario. (…) No podemos tener un público que ni siquiera va a la escuela, que ni siquiera tiene educación básica. No podemos tener un público que está más preocupado por comer. No podemos tener un público que no puede acercarse al teatro porque ni siquiera tiene dónde dormir. Hay un público, pero podría haber más, si todo el sistema cambiara para que el espectador tuviera la posibilidad de estar en un lugar y no preocuparse por qué comer”.

Es elemental, entonces, avanzar como país, y eso no es posible si no hay arte, ni cultura. Pero estos rubros enfrentan problemas. “Hay esfuerzos, pero no podemos entrelazar ese sistema si nosotros no tenemos dónde crear no podemos hacerlo. Eso de que el arte se crea desde la crisis, no creo eso”.

CUAUHTÉMOC NÁJERA

Para el bailarín, maestro, gestor y Coordinador Nacional de Danza, el panorama nacional de la danza contemporánea es “interesante, difícil, complicado, creativo. La danza contemporánea mexicana ha crecido muchísimo en 30 años, en muchos sentidos, y ahora enfrenta varios retos, consolidación de los jóvenes, el paso de la estafeta generacional, nuevas maneras de financiamiento. México es un país rico, absolutamente rico en danza, en formas de manifestarla, en criterios, en búsquedas, en escuelas, y entre más tiempo tienes más retos hay”.

Considera que afortunadamente no existe una ‘identidad nacional’ en esta disciplina. “Hay una gran diversidad, están estos movimientos de danza conceptual, están estos que defienden el no movimiento, o no danza, que es una manera de llamarla, los formatos más tradicionales, danza teatro, en fin, yo creo que es una fortuna además que haya una diversidad enorme. Si te asomas a ver el concurso, el premio nacional de danza, te das cuenta inmediatamente de una cantidad inmensa de vocabularios de técnicas, de visiones de lo que es danza contemporánea. Y eso me parece muy afortunado”.

El Encuentro, señala, ha tenido una muy buena respuesta. Todas las actividades han estado llenas, asegura. Y es cierto, las funciones en el Museo del Algodón, en el Teatro Alfonso Garibay (reabierto especialmente para el Encuentro), en el Teatro Nazas, en el Salvador Novo, el Isauro Martínez y otros espacios como el Bosque Urbano y el Bosque Venustiano Carranza lucen con más gente de la que usualmente se ve en un espectáculo de danza contemporánea. Sin embargo gran parte del público asistente lo conforman los mismos participantes del Encuentro. La Secretaría de Cultura de Coahuila puso al servicio de todos ellos, camiones que los llevan de función en función, sin embargo, salvo en los parques, la presencia de público local es escasa.

Esta situación se relaciona con la percepción que Nájera tiene acerca de la danza y su público.

“Desafortundamente en este momento, uno de los grandes retos que tenemos, y afortunadamente a la vez porque tener retos siempre es interesante y nos obliga a ser creativos, es el público. El acercar a los públicos. Y yo creo que el reto más importante va en dos caminos, aunque no creo que haya una sola solución, sino que es un conjunto de soluciones; acercar a los jóvenes y sobre todo a los niños. El joven de hoy, está en otros lenguajes en su vida cotidiana, relacionado, sobre todo, con las redes, con otros formatos de comunicación, ni siquiera con la televisión, el radio o la prensa (…) y tenemos que encontrar la forma de que lleguen al teatro, de que les interese salir de ese mundo virtual en el que viven y que lleguen a los teatros. Para ello, creo que tiene que haber varias vías al mismo tiempo. En el caso particular de los jóvenes, yo creo que hay que hacer mucho trabajo en las escuelas y también dirigirlos, hacer que vayan de manera voluntaria, porque en un principio no van a ir si no tuvieron esa educación desde niños”.

La realización de un Encuentro Nacional de Danza juega, en ese sentido el papel fundamental de al menos visibilizar la danza contemporánea, ofrecérsela al público como opción de espectáculo.

“Hay una actividad que hemos hecho que no es tan notoria, porque no se hace a público abierto porque lo hemos hecho para niños, y hemos estado realizando ocho funciones diarias para niños, atendiendo un promedio de cuatro mil niños diarios, eso es muy interesante, en escuelas públicas, y justo eso es algo que hay que hacer, es decir, ir con los niños, enseñarles la danza y a unos no les va a gustar, es decir, los niños ven futbol desde niños, y cuando crecen a algunos les gusta y a otros no, pero tuvieron esa opción, yo creo que lo que hay que hacer con las artes, en general, es eso, darles a los niños la opción de que digan 'no me gustó', antes de decidir que no es para ellos. Por eso es que esta actividad que no es tan notoria me parece muy importante”.

ROSSANA FILOMARINO

La maestra Rossana Filomarino es toda una institución en la danza contemporánea. La respaldan ya cinco décadas en los escenarios como bailarina y coreógrafa. Es la directora de la compañía Dramadanza. N°….., no identificado, una obra de denuncia social que concluyó con su propio grito “Todavía nos faltan 43”, fue lo que presentó en la Muestra Nacional de Danza. El trabajo dejó conmocionado al público que presenció su función. Su postura, frente a todo, es sumamente crítica, exigente.

“Yo creo que estamos en una época de transición de la cual todavía no se ve qué dirección se va a tomar. Yo siento que hay mucha efervescencia, hay muchos jóvenes que se dedican a la danza, pero se dedican de otra manera a la cual yo considero que es la correcta, o muchos consideramos que es la correcta. Es decir, con un entrenamiento básico, una formación básica. Ahorita las cosas son diferentes, los jóvenes se forman quién sabe cómo, de taller en taller, en el foro, haciendo cositas primero, y yo creo que ahí es donde realmente está el problema, que se quiere todo rápido, como va la vida, eso sí, todo rápido, fast, pero fast track para todo, pero no hay fast art, no se puede, el cuerpo necesita su propio tiempo para llegar a un entrenamiento de excelencia, que es lo que debe demostrar un bailarín en el foro, el que sea, el entrenamiento que se escoja, pero sí se toma inevitablemente tiempo, los músculos tienen tiempo. Por un lado. Y por otro lado el problema que yo veo es la vacuidad de contenidos y eso sí me preocupa mucho. Eso pasa un poco en todas las artes. Parece que ahora sí que estamos en ‘el país de no pasa nada’. No hay profundidad, siento mucha influencia de los medios de comunicación masiva, los videos, es una estética muy light, diría yo, que no se encuentran realmente con la realidad. Lo que siento es una superficialidad, esa es la palabra, y es lo que preocupa, porque si esas juventudes son superficiales, qué va a pasar con el país. Ahora, así va todo, no es sólo aquí. La falta de valores está rozando eso, escapatorias fáciles, soluciones fáciles y rápidas a todo. Pero, creo yo, el arte sin un compromiso, con uno mismo y con los demás pues no funciona, y sobre todo, sin una dedicación de, pues yo así crecí, así me hice, en una formación de 24 horas.

Ahorita hay toda una corriente que la maestra Rosario Manzano escribió sobre eso, que son los que no bailan. Como no saben bailar, porque no saben por eso que estamos diciendo, pues están derivando hacia otras formas de arte, yo no quiero negarlo, pero muy difícil decir ‘es danza’, ‘no es danza’, pero no hay, insisto, ese conocimiento profundo del cuerpo que distingue, según mi criterio, claro, a un bailarín de un ser normal. Hay muchas cosas, muchas coreografías que las puede hacer cualquiera, con un poquito de ensayo, pero con el cuerpo de cualquiera, y bueno eso va hacia otra estética. Yo tengo un criterio absolutamente personal: cuando el cuerpo hace algo extraordinario sí hay arte y hay danza, lo demás pueden ser muchas otras cosas, instalaciones, performance, del cual yo no sé nada, no puedo juzgar, sé qué si me gusta o no me gusta, pero no tengo los elementos técnicos para juzgar si está bien hecho o mal hecho, y sobre todo, falta el conocimiento del arte escénico, de cómo se pone una puesta. Ahora casi todo es en espacios alternativos por razones prácticas, pero aún ahí, aún si no hay focos, se necesita el conocimiento del arte escénico, cómo realmente aprovechar esos espacios no plantarse en una plaza y llamar la atención”.

En cuanto al público, Filomarino, detecta al menos dos problemas principales que la danza debe saber sortear. “Ya sabemos, hay poco público para la danza. Hay varios factores. Los medios de comunicación masivo, todo mundo está con su celular, aquí ve las cosas, entonces los medios de difusión han rebasado mucho, han quitado mucho público, pero siempre hay público, somos tantos, que potencialmente siempre hay público para todos los espectáculos que hacemos, entonces, no hay público por dos razones. Uno, porque no hay la difusión suficiente. Y dos, no hay una orientación hacia el público. En este caos que se ha generado, los espacios no tienen una personalidad propia. Antes tú ibas a ese teatro y veías algo con cierta calidad, te gustara o no, pero había un nivel que tú sabías cuál era, entonces tú ibas con cierta disposición. Pero cuando no sabes y todo está mezclado la gente reacciona porque a lo mejor quiere ver algo experimental y se topa con un ballet, digamos, bien hecho, no le gusta, o visconversa, quiero ver una cosa más tradicional, más bien hecha, más formal y me encuentro con que me aturden los oídos o lo que sea, y no pues ya no. Entonces, yo creo que hacen falta las dos cosas. Una difusión en la cual se tenga cuenta eso, que se conozca el tipo de espectáculo que se va a dar, porque entonces el público se predispone, sabe lo que va a ver. Yo no voy igual si voy a ver teatro nou o voy a ver un grupo de capoeira. Voy con otro ánimo, otras expectativas, que las dos se tienen que cumplir para que yo salga satisfecho y tocado”.

UNA LUCHA QUE LE COMPETE A TODOS

La luz amarillenta, impregnada de los característicos tonos color ocre del Teatro Isauro Martínez, apenas iluminan los expectantes rostros de un público conformado en mayor medida por jóvenes. Faltan unos diez minutos para que comience el cuarto día de eliminatorias del Premio Nacional de Danza Contemporánea INBA-UAM Guillermo Arriaga que se disputa en el marco del Segundo Encuentro Nacional de Danza, y el recinto luce ya abarrotado. Algunos asistentes buscan una butaca vacía. Otros se han rendido y se han acomodado en los escalones de los pasillos. Nadie quiere perderse la contienda; al finalizar, el jurado dará a conocer el nombre de los cinco finalistas que mañana volverán a dar todo de sí para ganar el codiciado reconocimiento.

Los aplausos, las porras, los silbidos y gritos se desbordan entre participación y participación. Al interior del teatro los ánimos están muy encendidos, algo sumamente extraño en una función de danza contemporánea en La Laguna. Afuera, la gente ni se entera. Algunos jóvenes juegan con sus patinetas en la Plaza Mayor de Torreón y al preguntarles si saben qué hay hoy en el Martínez se encojen de hombros. “¿Será lo del Encuentro Nacional de Danza?”. Se encojen de nuevo. “Quién sabe”, contesta por fin uno de ellos.

Rossana Filomarino acota sobre este punto que quizá una crítica hacia el Encuentro Nacional de Danza es que estuvo envuelto como en una 'burbuja'. Sí hay asistencia “pero somos los mismos, la gente de aquí no sabe. En los lugares donde yo iba a comprar mi agua o jugo, preguntaba 'señora, usted sabe que hay un Encuentro Nacional de Danza, con eventos gratuitos' y no, nadie sabía'”. Recalca la importancia de la adecuada de la difusión por parte de la institución organizadora, sin embargo este la compete también al gremio. “Es responsabilidad de todos”.

“La mejor difusión es la de boca en boca”, coincide la coreógrafa Laura Ríos. “Yo cargo con programas en mi bolsa y a cada persona que me encuentro en la calle la invito. Tengo muchísimos años en esto y he comprobado que no hay mejor manera de acercar al público que de persona a persona”.

EL ARTE SE SIENTE

Algunos de los comentarios recurrentes por parte de quienes han presenciado una función de danza contemporánea es “No le entendí”, “¿Qué me quisieron decir?”. ¿A qué se debe? Filomarino lo tiene bien claro: “A la mala calidad de lo que están viendo. Mucha gente dice ‘no entiendo’ porque no puede expresar en palabras lo que vio, entonces yo siempre les decía una anécdota, tenía yo una danza sobre las muertas de Juárez, muy famosa y me decía una de la gente de teatro ‘no entiendo, maestra; es que están así, luego se desnudan, y luego como que se mueren y como que buscan los huesos en el desierto y luego como que las velan…’ Sí, no hay más que entender. Pero me decían ‘no entiendo’. Eso no es el problema, el problema es que las cosas te toquen, no que las entiendas. No se tiene que explicar, pero cuando dicen ‘no entiendo’ es precisamente porque hay una confusión, no hay suficiente relación con el espectador, es decir, que la obra no toca al espectador, entonces pasa sin nada, ‘¿Qué me quisieron decir? Quién sabe’”

Cuauhtémoc Nájera, por su parte, insiste en que no es necesario buscarle una explicación a la danza contemporánea. “Yo creo que ese es un terrible error, y es querer entender la danza como una disciplina diferente a la danza, es decir, si vas a un concierto, cuando termina el concierto nunca te preguntas qué quiso decir el compositor.

La danza tiene esa similitud con la música, es decir, tiende a las sensaciones, a los sentimientos, no quiere decir que no haya dramaturgia, claro que la hay, también la hay en la música, también hay una estructura como la hay en la música, como hay en el teatro, como lo hay en la poesía, pero muchas veces la gente quiere llegar a la danza como si fuera una obra de teatro y hay que permitirse dejar llevarse por lo que se siente, y no querer que todo tena una explicación o un porqué o un qué quiso decir, o una sola forma de entenderla, es decir, los mismos cuadros, tú puedes ver una pintura y entenderlo o interpretarlo de diferentes maneras, simplemente en el arte contemporáneo. Si vamos a las danzas más tradicionales, como el ballet vamos a encontrar que tienen un argumento lógico, que lleva una historia, una línea, pero incluso en el ballet neoclásico, en el ballet contemporáneo eso ya no sucede, y por supuesto, en la mayoría hay danza contemporánea que tiene un sentido específico o que tiene un mensaje y es claro, una vez más pongo el ejemplo de lo que está pasando ahora, el mensaje, si tú ves la obra, es claro, está hablando de una situación, está hablando de la violencia y habla específicamente de eso. Hay danza que no, que no tiene un mensaje único, o una sola línea, tienes que permitir que lleguen de otra manera que no sean razonar con la historia”.

Pero nunca la culpa es del público, nunca se debe decir que al público le falta sensibilidad para la danza, señala categóricamente Rossana Filomarino.

“Yo no estoy de acuerdo en eso. El que va al teatro ya tiene una disposición para recibir algo, si no, no iría, se quedaría en su casa. Entonces eso es un escudo de ‘es el público que no me entiende’, no, no, eso no existe. Yo creo que una verdadera obra de arte se percibe de diferente manera, inclusive según las culturas, un chino del campo, creo que apreciará la Gioconda de otra manera de que la aprecio yo, que tengo esa cultura, pero de que la aprecia, la aprecia, que le toca, le toca, alguna fibra y visconversa, por supuesto, si no, sería negar la universalidad del arte. Cuando uno tiene más conocimiento, pues disfruta más de ciertos detalles. (...) Pero no se puede culpar al público, eso es una mentira, es una falacia, en la cual se escudan los que no saben”, finaliza.

GANA LA DANZA

Queda claro que la visión de la danza contemporánea en México varía de persona a persona. Es difícil determinar una perspectiva homogénea, pero quizá el panorama más certero de esta disciplina lo pueda otorgar la polémica decisión del jurado del Premio Nacional de Danza Guillermo Arriaga (INBA-UAM), el cual finalmente fue declarado desierto. Las lecturas que arrojan la determinación, de alguna manera son desoladoras para el gremio dancístico del país.

El dictamen señaló falta de contundencia, calidad, investigación y compromiso. Un argumento que seguramente orillará a los participantes a reflexionar y replantear su posición y propuestas. El trago es amargo, pero tal vez a la larga será la danza contemporánea la que más gane.

Adriana Castaño, bailarina, coreógrafa y directora producciones La Lagrima.
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Alicia Sánchez, bailarina, coreógrafa. Foto: Aída Moya.
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Rossana Filomarino, bailarina, coreógrafa y directora de Dramadanza. Foto: Aída Moya.
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Mizraim Araujo, bailarín y coreógrafo. Foto: Aída Moya.
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Compañía Dramadanza. Foto: Jorge Téllez
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Compañía Cuerpo Etéreo.
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Katia Castañeda interviene con Cauces y Cuerpos de Agua en el Canal de la Perla.
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Solos y Duetos de Danza en el Museo del Algodón.
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Compañía Arte Movil Danza Clan.
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Compañía Contempodanza en la Muestra Nacional de Danza 2015. Foto: Jorge Téllez.
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Compañía Mitrovica en la Muestra Nacional de Danza 2015.
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