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Circo es su vida y escuela

NIÑOS QUE TRABAJAN EN CIRCO TIENEN EL MISMO PLAN DE ESTUDIOS QUE LOS QUE VAN A UNA PRIMARIA O KÍNDER

Diferentes. Los hijos de cirqueros no abandonan sus estudios, pues convierten su centro de trabajo en una aula diferente a las demás. (EL SIGLO DE TORREÓN)

Diferentes. Los hijos de cirqueros no abandonan sus estudios, pues convierten su centro de trabajo en una aula diferente a las demás. (EL SIGLO DE TORREÓN)

GUADALUPE MIRANDA

Alan, Gabriel, Efraín y el resto de sus compañeros regresaron a clases. Su salón no tiene ni puertas ni ventanas, pero resulta divertido estudiar en ella. Su espacio para estudiar está rodeado por gradas y una gran carpa que les brinda sombra y los protege de las inclemencias del tiempo. Ellos estudian en un circo.

Su plan de estudios es igual que el de cualquier otro pequeño de nivel preescolar y primaria, únicamente el tiempo y sobre todo el lugar varían un poco.

Édgar Dorantes Aguilar, de sólo 20 años de edad, es el responsable de la formación de los pequeños que laboran en el circo que se instaló al oriente de Torreón. Él forma parte de los instructores del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), quien al final, recibirá una beca para continuar con su educación profesional.

Al igual que los pequeños, quienes trabajan y estudian en el circo, Édgar viaja por diferentes parte del país, lo que lo motiva a seguir ofreciendo su apoyo como instructor educativo.

"Ahorita me da mucha emoción porque me gusta viajar y con el circo viajo muchísimo, aunque es difícil la situación, me da mucha emoción regresar con ellos, me gusta mucho mi trabajo y ahorita es algo difícil porque viene la evaluación y es el cuarto bimestre. Nosotros estamos evaluando con evidencias basándonos en el trabajo de los niños y no tanto en una prueba que sólo mide si recuerdas o no", explica.

De acuerdo con el instructor, son los responsables del circo quienes solicitan el apoyo a la Conafe, que a cambio envía a una persona así como todo el material que necesitará tanto él como los alumnos; el espacio lo deberá proporcionar el solicitante.

Anteriormente, dice, estudiaban en un remolque que era utilizado como dulcería, pero entre cambio y cambio, el tiempo los alcanzó y no fue posible acondicionarlo como aula, por lo que optaron tomar la carpa como tal.

Tres pequeños estudian preescolar, únicamente tres horas diarias y seis pequeños nivel primaria, cinco horas diarias, las cuales deben ajustarse a sus ensayos.

No son estudiantes comunes, pues deben combinar sus estudios con su profesión como cirqueros. La mayoría de ellos se encargan del espectáculo con perros amaestrados y los más pequeños, por las tardes se transforman en payasitos.

Estudiar no es algo que les incomode a estos menores, pues en cuanto termina el receso que brinda el instructor cada día, corren hacia la carpa a continuar con sus lecciones, para después preparar su número que ofrecerán ante su público.

Por su parte, Édgar, quien se dice emocionado con su profesión, comenta que dentro de un año y medio, obtendrá una beca para continuar con su formación educativa a cambio de su servicio, pues sueña con estudiar Física en la Universidad Nacional Autónoma de México.

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