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Solo y Sin Marca

Alejandro Rodríguez

Muy afortunadas fueron las palabras de Alberto Canedo el pasado miércoles en torno a las declaraciones de Pedro Caixinha. Con mucha elocuencia y diplomacia por parte del directivo, cualidades que le caracterizan, la afición agradeció esta reiteración sobre su profunda importancia como parte activa del club. Para mi gusto la respuesta de Santos fue tardía, las palabras del entrenador fueron el sábado por la noche después del juego ante Morelia y el club no se manifestó sino hasta el miércoles por la tarde, cuando el problema ya se había agravado. Y digo problema porque lo era, la afición se sintió menospreciada, se hayan entendido bien o mal las palabras de Pedro; lo haya querido decir o no; se hayan sacado de contexto sus declaraciones o no, el sentimiento era uno, fuerte y preocupante y se debió aclarar la situación casi de inmediato.

Santos manejó la situación como un malentendido, no como un error de Pedro Caixinha, que sí lo fue. Error en: cuándo fue dicho lo que dijo, cómo lo dijo y sobre quién. De nadie es un secreto que la afición no decide en la oficina quién se va y quién se queda, eso es irrefutable y en un sentido legalmente estricto, Pedro tiene razón. Pero como dijo mi amigo y compañero Rafael Rosell por este mismo medio el domingo, casi poéticamente, "la afición no manda, pero tiene voz". La frase es tan cierta, bella y tan llena de sabiduría, que seguro se la fusiló de algún lado. Y él anda muy orondo por las calles de Lerdo parándose el cuello. Pero no importa. El hecho de que la tribuna tiene una voz muy válida, la afición debe saberlo, los medios debemos tenerlo en cuenta y por supuesto que también el Club Santos. Ellos más que nadie.

El tema comienza a aburrirme, no quisiera indagar más en ello, el motivo de estas líneas es analizar cómo fue la reacción del equipo ante la situación y cómo la institución reaccionó ante el problema que no consideraban problema. Para mí ahí está la clave del asunto y de todos los de la vida cotidiana, no sólo dentro del futbol. Lo más difícil y doloroso puede ser aceptar que estás fallando en algo y no quererlo ver.

Según entendí en las letanías que recibí por mi columna anterior, Pedro Caixinha va para largo. Será el entrenador de Santos Laguna por mucho tiempo, de modo que le deseo lo mejor, pues soy un interesado en el bienestar del equipo. Es la apuesta que está haciendo la institución en un proyecto a largo plazo y solamente los resultados dirán si fue la correcta o no. Lo que también me queda claro, si esto será así, es que hay muchas cosas que modificar y mejorar. En actitud y capacidad, elementos que se resumen en dos cosas: leer mucho (pero mucho) mejor los partidos (saber hacer cambios adecuados en tiempos adecuados) y no apostar tanto, hasta el cansancio, por uno o dos jugadores, porque el jugador termina agotado, el marcador termina agotado y, lo que es peor, la afición termina agotada. Es de sabios modificar.

Twitter: @AlexRodriguezSa

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