Le quedan ocho partidos al Mundial de Brasil 2014 y llegan emociones encontradas. Por un lado, después del 13 de julio tendremos que esperar otros cuatro años para volver a vivir un evento así, por otro, se viene lo mejor (al menos en el supuesto).
Qué difícil es elegir un favorito a estas alturas, cuando el local no ha sido convincente. Cuando su rival del área, Argentina, ha ganado sus partidos por un gol de diferencia (pero los ha ganado todos).
Cuando cinco partidos de octavos se definieron en tiempos extras (dos hasta los penales) y cuando una selección como la de Costa Rica irrumpió de manera increíble para meterse hasta los cuartos de final, siendo que al inicio del torneo era candidata a figurar entre los últimos lugares.
Qué difícil es también para algunos mexicanos aún digerir la derrota. Asimilarla y aprender de ella. Porque hay quienes siguen culpando al arbitraje y piensan que en este Mundial se da un paso adelante en lo futbolístico.
Pero no hay ningún paso hacia adelante, se llegó hasta donde habitualmente se llega. En todo caso, para mí hay un retroceso; recordemos lo que conocemos como que la Copa del Mundo tiene su inicio desde la fase eliminatoria, donde México estuvo muy cerca de quedarse. Sí, luego recompuso el camino, pero no podemos seguir dejando todo para el final.
En estos octavos, salvo la resistencia que opusieron los "chicos", no hubo mayor sorpresa; avanzaron los primeros lugares de cada grupo.
En estas instancias no queda más que disfrutar del buen futbol.
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