La tarea de Darwin como un naturalista a bordo del Beagle le dió la oportunidad de observar las diversas formaciones geológicas en diferentes continentes e islas a lo largo del camino, así como una amplia variedad de fósiles y organismos vivos. En sus observaciones geológicas, Darwin se impresionó con el efecto que las fuerzas naturales tuvieron en la forma de la superficie de la tierra.
Veintitrés años después de ese periplo, Charles Darwin publicó en 1959 su libro, que no ha dejado de arrojar luz sobre el proceso biológico de la vida pero tampoco de suscitar críticas entre quienes piensan que es contrario a la idea de una Creación de origen divino.
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La tarea de Darwin como un naturalista a bordo del Beagle le dió la oportunidad de observar las diversas formaciones geológicas en diferentes continentes e islas a lo largo del camino, así como una amplia variedad de fósiles y organismos vivos. En sus observaciones geológicas, Darwin se impresionó con el efecto que las fuerzas naturales tuvieron en la forma de la superficie de la tierra.
Veintitrés años después de ese periplo, Charles Darwin publicó en 1959 su libro, que no ha dejado de arrojar luz sobre el proceso biológico de la vida pero tampoco de suscitar críticas entre quienes piensan que es contrario a la idea de una Creación de origen divino.
La tarea de Darwin como un naturalista a bordo del Beagle le dió la oportunidad de observar las diversas formaciones geológicas en diferentes continentes e islas a lo largo del camino, así como una amplia variedad de fósiles y organismos vivos. En sus observaciones geológicas, Darwin se impresionó con el efecto que las fuerzas naturales tuvieron en la forma de la superficie de la tierra.
Veintitrés años después de ese periplo, Charles Darwin publicó en 1959 su libro, que no ha dejado de arrojar luz sobre el proceso biológico de la vida pero tampoco de suscitar críticas entre quienes piensan que es contrario a la idea de una Creación de origen divino.Foto: EFE
15 de noviembre de 2005