Era la locura; las niñas cantaban, los muchachos saltaban y todos sin excepción movían sus cabelleras desenfrenadamente... por fin estaba llegando el momento más esperado, era la hora de “morir lento”, era la hora de Belinda y Moderatto.
Era la locura; las niñas cantaban, los muchachos saltaban y todos sin excepción movían sus cabelleras desenfrenadamente... por fin estaba llegando el momento más esperado, era la hora de “morir lento”, era la hora de Belinda y Moderatto.Fotos: El Siglo de Torreón 11 de julio 2005.
publicada el 11 de julio de 2005