Ni los cuarenta grados al inicio del partido, ni el terrible sol que caía en el estadio, ni mucho menos los colores amarillo y azul, detuvieron el ánimo en las tribunas que lucían llenas de esperanza y de confianza. “Hay que tener fe... ¡una cheve por acá, maestro!”, comentaba una aficionado.
Ni los cuarenta grados al inicio del partido, ni el terrible sol que caía en el estadio, ni mucho menos los colores amarillo y azul, detuvieron el ánimo en las tribunas que lucían llenas de esperanza y de confianza. “Hay que tener fe... ¡una cheve por acá, maestro!”, comentaba una aficionado.Fotos: El Siglo de Torreón 13 de mayo de 2005.
publicada el 13 de mayo de 2005